jueves, 9 de febrero de 2023

Primero ve a reconciliarte

Deja tu ofrenda y busca primero a tu hermano

12 de febrero 2023

El evangelio de Mateo en esos primeros capítulos nos ofrece como un repaso de lo más importante del mensaje de Jesús.

Creo que, al igual que debió pasarle a sus primeros seguidores, también a nosotros se nos hace complicado y difícil asumir el programa tan amplio que aparece.

Primero las Bienaventuranzas. Luego nos dice que tenemos que ser sal de la tierra y luz del mundo... Y hoy nos da un repaso de la Ley diciendo que no nos creamos que Él ha venido a derogarla, a quitarla... Nada de eso, nos dice, que ha venido a cumplirla hasta en los más pequeños detalles...

Y ahí nos encontramos como perdidos sintiendo que va a ser demasiado difícil de aceptar y asumir su programa.

Sin embargo creo que lo que nos pierde es precisamente la cantidad de mandamientos, de normas y prescripciones. Sus seguidores eran judíos y, en general, todos sabían que había muchísimas normas y mandamientos. Nosotros también aprendimos los mandamientos de la Ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y otras normas que nos fueron inculcando.

Ahora, al releer el evangelio, sentimos como si fuera un repaso de todo aquello. Pero me atrevería a señalar que todo el comentario de Jesús de Nazaret (al igual que su mensaje inicial) va encaminado a centrarnos en lo que es y debe ser lo esencial en la vida de toda aquella persona que quiera seguir sus huellas.

-Cambia tu mentalidad, conviértete. Cuando descubras el don de Dios, que está en tí y cada una de las personas que te rodean... Cuando comiences a mirar y ver con ojos de compasión (como lo hace Dios con todo y con todos)... Cuando se convierta en el centro de tu vida, entonces serás sal de la tierra y luz del mundo. Y tu hermano, tu hermana (toda persona que está cerca de tí) será lo más importante.

Si nos fijamos en toda la Ley y los Profetas, todos los mandamientos, hacen referencia al prójimo... sí, a la persona a la que nos acercamos (como hizo el buen samaritano). Porque toda la Ley se reduce a vivir amando, teniendo compasión, siendo solidario, compartiendo y entregando la vida.

Esa entrega (siguiendo los pasos de Jesús de Nazaret) es la que nos hace libres de lo que siempre nos ha parecido una pesada carga (los mandamientos). Por eso, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda...

Como comenta Fray Marcos: "-Se nos ha dicho por activa y por pasiva que lo importante era nuestra relación con Dios. Toda nuestra religiosidad está orientada desde esta perspectiva equivocada. El evangelio nos dice que más importante que nuestra relación con Dios, es nuestra relación efectiva con los demás. Si ignoramos a los demás, nunca nos encontraremos con Dios." 

También nosotros en la Iglesia, necesitamos ese cambio de mentalidad, esa conversión que nos permita sentir y actuar como lo hacía el propio Jesús de Nazaret. Y sin ese cambio seguiremos siendo buenas personas, cumplidoras de la Ley y de las normas establecidas; pero no habremos entendido el mensaje.

Añade José Antonio Pagola: -"Por eso, según Jesús, no basta cumplir la Ley, que ordena «no matarás». Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata cumple la Ley, pero, si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana." 

Texto del evangelio de Mateo (5,17-37)

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