sábado, 28 de noviembre de 2020

Una actitud vital

29 de Noviembre de 2020

Adviento, primer domingo 

Con la llegada de diciembre se enciende en todos nosotros esa llamada a la preparación de las Fiestas, de la Navidad, de los encuentros familiares, de los regalos, de las celebraciones... Y en la Iglesia se nos habla del Adviento, un tiempo de preparación también.
Toda nuestra sociedad, incluso en tiempos de pandemia y de contagios, hace especial hincapié en la importancia de todas estas fechas de final del año. Las empresas, los negocios, los comercios van a emplear todos sus recursos para hacernos más apetecibles y más deseosas las Fiestas comprando y consumiendo los más variados productos.
Las primeras comunidades cristianas, sobre todo a partir de la destrucción de Jerusalén, pusieron un acento especial invocando y preparando la segunda venida del Señor. Y la Iglesia la ha mantenido como un toque de atención a todos nosotros y como una llamada a la preparación del Señor que viene... Y surgieron las tradiciones más populares de los belenes y nacimientos, los villancicos y toda la poesía y cariño que fue creciendo en torno a la figura del Niño Jesús con María y José, y los pastores, y los reyes que vienen de Oriente...
¿Qué nos queda a nosotros? Es una estación más en la rueda de nuestra vida? Es el tiempo de los recuerdos y vivencias del pasado? O, quizás, es solamente una celebración religiosa que toca repetir como preparación a las Fiestas de Navidad? 

Me parece muy acertada y profunda la reflexión que hace Fray Marcos: "Comenzamos con el Adviento, que no es solamente un tiempo litúrgico, sino toda una filosofía de vida. Se trata de una actitud vital que tiene que atravesar toda nuestra existencia. No habremos entendido el mensaje de Jesús si no nos obliga a vivir en constante búsqueda de lo que ya tenemos. Lo importante no es recordar la primera venida de Jesús; eso es solo el pretexto para descubrir que ya está aquí. Mucho menos prepararnos para la última, que solo es una gran metáfora. Lo importante es descubrir que está viniendo en este instante..." 

Una actitud vital, una filosofía de vida... Y me parece escuchar el eco de ciertas parábolas de Jesús de Nazaret: -El reino de los cielos se parece a...las vírgenes con sus lámparas encendidas que esperan al novio...; o a los siervos a los que les deja tantos denarios para que los administren...; o a los criados a los que el amo al irse de viaje deja al cuidado de su hacienda... Una actitud.

Todos recordamos Fiestas de Navidad de otros tiempos, comidas familiares, reencuentros, celebraciones... Como si aquello fuera más auténtico, más verdadero. Hoy parece que va predominando lo más externo, las compras, los regalos, los adornos y posibles comidas y festejos. Como escribe José Ant. Pagola: "Un día comprobamos que la verdadera alegría ha ido desapareciendo de nuestro corazón. Ya no somos capaces de saborear lo bueno, lo bello y grande que hay en la existencia... Quizá ya no esperamos gran cosa de la vida ni de nadie..."

Entre  la primera venida del Señor, el primer Belén, y la "segunda venida" ¿qué es lo que hay en nuestra vida? ¿Esperanza? ¿Ilusión? Quizás. antes poníamos nuestra ilusión en que el Señor, ese niño nacido en Belén, nos trajo y nos seguía trayendo la salvación. Y nos daba ánimos para seguir, para mantener nuestra vida cristiana y seguimiento del evangelio. Me pregunto si ésa es nuestra actitud, si todavía nos queda ese sentimiento.

Creo que, así como los tiempos han cambiado, también nosotros tenemos que reflexionar, profundizar e ir convirtiéndonos hacia una actitud más profunda y mucho más dinámica.

Algo así como lo que comenta Fray Marcos: "La humanidad vive un constante adviento, pero no por culpa de un Dios cicatero que se complace en hacer rabiar a la gente obligándola a infinitas esperas antes de darle lo que ansía. Estamos todavía en Adviento, porque estamos dormidos o soñando con logros superficiales, y no hemos afrontado con la debida seriedad la existencia. Todo lo que espero de Dios, lo tengo ya dentro de mí..."

Una vez más, esa actitud de espera, de Adviento, me hace recordar la actitud y el mensaje, se puede decir que constante, de Jesús de Nazaret: -Porque tuve hambre y me disteis de comer, sediento y me disteis de beber, etc... -¿Cuándo te vimos así...? Es el Señor que pasa, es Dios que anda entre nosotros... Parábolas como el Buen Samaritano... Es el Señor golpeado y herido en el camino. Es Dios que está ahí tirado y marginado...

Entender y vivir el Adviento, el verdadero Adviento, sólo es posible viviendo de esa manera, con esa actitud vital que es encuentro y esperanza y felicidad de toparse con Dios mismo que camina entre nosotros y nos cuesta tanto verlo y sentirlo.

Texto del evangelio de Marcos (13,33-37)


 

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