domingo, 8 de diciembre de 2019

Una palabra antigua y nueva

II Domingo de Adviento – Ciclo A

8 de Diciembre de 2019

Una celebración en la que eucaristía nos marca la dirección al tiempo que nos pone un ejemplo: una mujer especial, María.
En primer lugar esa dirección que nos señala que no es otra que la que el mismo Jesús de Nazaret pronunció como mensaje a todas aquellas personas que quisieron escucharle: "El reino de Dios ha llegado, convertíos..." Es la Buena Noticia para todo el pueblo, en especial para los más humildes, los que rara vez reciben buenas noticias.
A María también le llega un mensaje de alegría: "Alégrate..., el Señor está contigo..."  Como comenta José Antonio Pagola, "La primera palabra de parte de Dios a sus hijos, cuando el Salvador se acerca al mundo, es una invitación a la alegría..."
Es una palabra y un significado que, tal vez, falta en nuestro vocabulario, en nuestro quehacer diario: Alégrate! Ánimo! Es posible un mundo nuevo, una sociedad distinta... Nos lo comentaba Iñaki en la reunión de formación de Cáritas: Tenemos que aprender a mirar al hermano, no a sus problemas. Es decir, ver a la persona y creer que tiene valores, que puede ponerse en pie. Y eso me lo aplico a mí mismo. Ese mundo nuevo que pido y reclamo puede empezar en mí. El reino de Dios ya anda dentro de nosotros. Tengo que activarlo!!!
Claro, la observación que hace José A. Pagola es tremenda: "¿Cómo se puede ser feliz cuando hay tantos sufrimientos sobre la tierra? ¿Cómo se puede reír cuando aún no están secas todas las lágrimas y brotan diariamente otras nuevas? ¿Cómo gozar cuando dos terceras partes de la humanidad se encuentran hundidas en el hambre, la miseria o la guerra?..."
Eso nos hace perder pie. Nos ahogamos. Es demasiado para nosotros. Y dudamos de la "Buena Noticia del reino de Dios".
Yo creo que Jesús de Nazaret, al igual que su madre, María,  también tuvieron esos momentos duros y amargos. Su mundo y su realidad era la que era. La miseria y el hambre, la marginación y el sufrimiento, los extranjeros, los que no eran de su religión, los poderosos y explotadores... Y, sin embargo, hacen tan suyo el pensamiento y mensaje de Dios, nuestro padre que toda su vida se va a ver centrada y entregada a ese proyecto: un mundo nuevo, una humanidad nueva, una fraternidad, una esperanza para todo el mundo.
"Hágase en mi según tu voluntad..." Y, como un eco, podemos escuchar la voz de Jesús de Nazaret al final de su vida: "No se haga mi voluntad, sino la tuya..."
Quizás estamos acostumbrados a oír esas palabras en forma pasiva, tal como solemos rezar el Padrenuestro: Que sea santificado..., Que venga tu reino..., Que se haga tu voluntad... Pero son palabras que no tienen nada de pasivo. Son mensajes y propuestas en las que implico toda mi vida, en las que me comprometo. Es el proyecto del que habla Jesús y que le lleva hasta las últimas consecuencias, su propia vida, su fama, su religiosidad, todo lo que había hecho...Y va a ser condenado por las autoridades religiosas como blasfemo, como agitador, como mentiroso.
María, fue aceptando el mensaje de Dios (esa propuesta de su hijo Jesús) viviendo al mismo tiempo la incomprensión de la propia familia que toma a Jesús por loco, la reticencia y rechazo de las autoridades religiosas... y el terrible desenlace de la muerte en cruz.
El evangelio de Lucas pone en boca de María todo un mensaje que llega de lejos (del tiempo de los profetas), como comenta J.A. Pagola, "La alegría de María es el gozo de una mujer creyente que se alegra en Dios salvador, el que levanta a los humillados y dispersa a los soberbios, el que colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos vacíos..."
Ésa es la alegría del proyecto al que nos invita Jesús de Nazaret. Es precisamente el punto de encuentro de nuestra comunidad cristiana, de los seguidores del Maestro. Alégrate! Al aceptar y comprometer tu vida siguiendo sus huellas, estás activando ese reino de Dios que llevas dentro como una semilla o como levadura. Y te aseguro que, hoy en día, hace muchísima falta ese modo nuevo de entender el mundo, la sociedad, la política, el trabajo, las relaciones sociales, el trato con las otras personas.
Y termino con estas palabras de José Ant. Pagola: "Solo se puede ser alegre en comunión con los que sufren y en solidaridad con los que lloran. Solo tiene derecho a la alegría quien lucha por hacerla posible entre los humillados. Solo puede ser feliz quien se esfuerza por hacer felices a los demás..." Amén, amén, amén !!!
Texto del evangelio de Lucas (1.26-38)

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