jueves, 29 de agosto de 2019

Rompiendo esquemas

1 de Septiembre de 2019

Escuchar el evangelio, como solemos hacer los fines de semana en la eucaristía, no es asistir a una charla o a una conferencia que nos puede resultar interesante, positiva, agradable o incluso discutible...
No, acercarse al evangelio (al menos intentarlo) es algo realmente arriesgado. Me temo que, en cuanto das el primer paso y te paras a ver qué te dice..., su proclamación y su mensaje te descolocan. Quedaron atrás las consideraciones piadosas, los comentarios de tinte religioso, las devociones y la lista de obligaciones que "manda la santa madre Iglesia".
"El reino de Dios ha llegado. Convertíos! y creed en la buena noticia..."
Y ese primer paso te hace ver que, ante todo, tienes que cambiar. Tus valores, tu esquema mental, tu modo de hacer y de pensar no sirven. Encerrados en la burbuja de la sociedad del bienestar, nuestra manera de pensar, de hacer y de programar es de yo, mi, me, conmigo. Yo, mi vida, mi familia, mi trabajo, mi bienestar...
Jesús de Nazaret nos habla de un proyecto que abarca a todas las personas. Nos empuja hacia una utopía que parece construir el mundo y la sociedad al revés de lo que solemos pensar. Escuchábamos la semana pasada aquello de "hay muchos últimos que serán primeros..." y el texto de hoy añade más detalles: "Cuando te inviten... no busques los primeros puestos..."  O cuando invites a una cena o a una fiesta: "No invites a tus amigos, a tus hermanos o a tus parientes..." Todo eso quedaría en familia y ellos te invitarían también. Algo así es el estilo de nuestra "sociedad del bienestar".
José Ant. Pagola hace este comentario: "Una vez más, Jesús se esfuerza por humanizar la vida rompiendo, si hace falta, esquemas y criterios de actuación que nos pueden parecer muy respetables, pero que, en el fondo, están indicando nuestra resistencia a construir ese mundo más humano y fraterno, querido por Dios..."
Jesús nos señala una dirección: El reino de Dios (su buena noticia) tiene mucho que ver con una sociedad compasiva y fraterna en la que los últimos tienen cabida y, precisamente por ser los más débiles y sin ningún valor, resultan ser los más importantes, los preferidos de Dios.
"Los seguidores de Jesús, escribe José Ant. Pagola, hemos de recordar que abrir caminos al reino de Dios no consiste en construir una sociedad más religiosa o en promover un sistema político alternativo a otros también posibles, sino, ante todo, en generar y desarrollar unas relaciones más humanas que hagan posible unas condiciones de vida digna para todos empezando por los últimos..."
No necesitamos buscar mucho para descubrir todos los días ejemplos de personas y situaciones totalmente alejadas de esas condiciones de vida digna y abrir esos caminos al reino de Dios nos obliga a actuar y a ser conciencia que denuncia y reclama humanidad... sobre todo para todas esas personas a las que nuestra sociedad del bienestar ha vaciado de todo valor.
Texto del evangelio de Lucas (14,1.7-14)

No hay comentarios:

Yo soy el buen pastor

...que se entrega por sus ovejas 21 de abril 2024 El texto del evangelio de Juan que escuchamos este domingo 4º de Pascua nos habla del &quo...