domingo, 9 de junio de 2019

El don de Dios mismo

Pentecostés 
9 de Junio de 2019

Escuchaba el comentario que nos hacía el sacerdote en la eucaristía y me preguntaba el significado que tenía para mí el "Espíritu Santo". Y me venían todos los recuerdos y explicaciones recibidas: las celebraciones invocando el Espíritu Santo, los cantos y salmodias, los rezos y peticiones, los dones del Espíritu Santo... y su venida y bajada en forma de paloma...
Y, después de todo, me quedaba con un grandísimo interrogante: qué y quién es el Espíritu Santo? 
Qué pasó el día de Pentecostés?  
Fray Marcos nos hace caer en la cuenta de que "Lucas nos está hablando de la experiencia de la primera comunidad; no está haciendo una crónica periodística. En el relato utiliza los símbolos que había utilizado ya el AT. Fuego, ruido, viento..."

Como humanos utilizamos nuestro lenguaje y nuestra cultura para comunicar lo que vemos y sentimos. Cada persona con la marca de su origen, su raza, su modo de vivir y de entender... Y al querer expresar lo que es y significa para nosotros "Dios" utilizamos nuestros conceptos y nuestras imágenes... A nuestra manera, a nuestro entender como personas (hombres y mujeres).
Y así, la iglesia cristiana utiliza esos conceptos (que no son nada fáciles) de Dios Uno y Trino, lo de las naturalezas humana y divina, la encarnación, la resurrección, el estar sentado a la derecha del Padre... y tantas otras doctrinas que a los cristianos de a pie se nos hacen demasiado elevadas y de difícil digestión.

Dios (origen y raíz de todo), al que Jesús de Nazaret llama "Abba=padre", es Uno. Al que nadie ha visto. Que se comunica de una manera íntima y personal. A quien, como nos dice Jesús, llamamos "papá" y sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Que nos quiere y le importa hasta lo más pequeño... Pues bien, Dios no es de carne, como nosotros, es Espíritu... Lo que ya nos resulta difícil explicar.
Es energía, vitalidad, fuerza, ternura... Todo son imágenes con las que intentamos decir lo que significa para nosotros.
Entonces pienso que Dios, su Espíritu, siempre está ahí. Cerca o, como dice Jesús, dentro de nosotros. La dificultad está en nosotros, en que no sabemos conectar y nos cuesta muchísimo dejarnos guiar por él.
Como comenta Fray Marcos: "El Espíritu está viniendo siempre. Mejor dicho, no tiene que venir de ninguna parte... Se trata del Dios UNO más allá de toda imagen antropomórfica. No es un don que nos regala el Padre o el Hijo sino Dios como DON absoluto que hace posible todo lo que podemos llegar a ser. No es una realidad que tenemos que conseguir a fuerza de oraciones y ruegos, sino el fundamento de mi ser, del que surge todo lo que soy..."

Caminar tras la huella de Jesús nos ayudará a sentir y percibir esa fuerza y ese aliento de Dios que es espíritu, que es amor, que es energía, que es Don total... Y ése es un lenguaje que todos los pueblos entienden. Probablemente eso es lo que proclamaban aquellas primeras comunidades de seguidores y que todos entendían... No son las palabras y las explicaciones, los conceptos y las doctrinas, es esa manera nueva de vivir, es humanidad que pone por encima de todo la solidaridad, la compasión y la ternura... Todos entendemos eso. Es el don de Dios mismo.
Texto del evangelio de Juan (20,19-23)

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