sábado, 19 de enero de 2019

Como un buen vino

20 de Enero de 2019

Los que somos "cristianos de siempre" (cristianos viejos) tenemos el peligro de oír el evangelio de aquella manera... Como quien oye llover. Ya nos lo sabemos. Y si se trata de "milagros", más todavía. Incluso se nos va la imaginación a lo fantástico que debería  ser eso de resolver nuestros problemas de esa manera ("convertir el agua en vino...")

Me gusta la presentación que hace Inma Calvo en la página de internet ecleSALia.net: "En estas primeras semanas del tiempo ordinario los evangelistas hacen su carta de presentación sobre la figura y misión de Jesús. La semana pasada vimos que los tres sinópticos elegían el Bautismo para comenzar su vida pública. Juan, sin embargo, elige el relato de las bodas de Caná, del que nuestros comentaristas nos advierten que es más simbólico que histórico. El mensaje de Jesús es ese vino de mejor calidad que el anterior. Es difícil encontrar un símbolo más vitalista pues compara la Buena Noticia con el buen vino en una boda..."

Y Fray Marcos  advierte: "El último versículo es la clave para la interpretación de todo el relato. Nos habla del “primer” signo de una serie que se va a desarrollar durante todo el evangelio..."

Visto y escuchado de esa manera, me hace pensar que en la iglesia (yo mismo) sigo bebiendo del vino de siempre y quizás me llego a emborrachar con él. Y tenemos la satisfacción y la alegría de "hacer lo que esta mandado", de "cumplir con todos los ritos y ceremonias"...; pero sin llegar a catar el vino de "mejor calidad" que es la Buena Noticia del reino de Dios.

Así lo expresa Fray Marcos: "El mensaje para nosotros hoy es muy simple, pero demoledor. Ni ritos ni abluciones pueden purificar al ser humano. Solo cuando saboree el vino-amor, quedará todo él limpio y purificado..."

Y nosotros, como seguidores de Jesús de Nazaret, tenemos que preguntarnos si no nos está pasando lo que a esos novios: que nos hemos quedado sin vino. Entonces el mensaje que transmitimos ha perdido la alegría, la vitalidad, el sentimiento de amistad y acogida, el crecer en humanidad que es el reflejo de Dios en nosotros.

José A. Pagola lo expresa mejor todavía: "Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión, Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente..."

Si probáramos ese "vino nuevo", cómo sería nuestra vida. Todos los aspectos de nuestra vida: "pasar haciendo el bien y tratar de conseguir una vida más humana y solidaria"...
Texto del evangelio de Juan (2,1-11)

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