sábado, 23 de septiembre de 2017

La justicia de Dios

Domingo 24 de septiembre de 2017

Resultado de imagen de id vosotros a mi viñaCreo que siempre nos resulta difícil aceptar la manera y el estilo de Dios. Al menos todo eso que nos han inculcado: el premio y castigo de Dios. Incluso el sacramento de la Penitencia venía a ser como ajustar nuestra contabilidad con Dios. El examen de conciencia (como revisar nuestros pagos y facturas); cantidad y número de veces; que si de pensamiento, de palabra, de obra, de omisión...
Por otra parte estaba el listado de nuestros méritos: las obras buenas, los rezos y obras piadosas; las visitas a la iglesia; las oraciones por la mañana y por la noche; las limosnas dadas a los pobres; los rosarios que rezábamos; las jaculatorias... Todo eso formaba parte de nuestro activo en la contabilidad espiritual.
Al final del examen Dios nos premiaría... Claro, cuantas más obras presentáramos, más grande sería nuestro premio. Tendríamos plazas "preferentes"...
Entonces, al leer y escuchar el texto de hoy (Mateo, 20, 1-16) que habla de los jornaleros que el amo de la viña va contratando a lo largo de todo el día (por un denario)... Y resulta que a los últimos, que apenas han trabajado un rato, les paga lo mismo. Entonces nos rebelamos: "No puede ser! Nosotros hemos trabajado más..."
José Antonio Pagola comenta así: "A lo largo de su trayectoria profética, Jesús insistió una y otra vez en comunicar su experiencia de Dios como “un misterio de bondad insondable” que rompe todos nuestros cálculos. Su mensaje es tan revolucionario que, después de veinte siglos, hay todavía cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.
Para contagiar a todos su experiencia de ese Dios bueno, Jesús compara su actuación con la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.
Nos han predicado (y nos ha parecido muy bien) sobre un Dios que recompensa y castiga a nuestro modo y manera. Y nos parece mal el final de este relato. Y también nos parece mal la actitud del padre del hijo pródigo. Y muchos otros relatos que hace Jesús de Nazaret.
Como dice muy bien Fray Marcos:"Con estas parábolas el evangelio pretende hacer saltar por los aires la idea de un Dios que reparte sus favores según el grado de fidelidad a sus leyes, o peor aún, según su capricho. Por desgracia hemos seguido dando culto a ese dios interesado y que nos interesaba mantener. En realidad, nada tenemos que “esperar” de Dios; ya nos lo ha dado todo desde el principio. Intentemos darnos cuenta de que no hay nada que esperar.
El mensaje de la parábola es evangelio, buena noticia: Dios es para todos igual: amor, don infinito. Queremos decir para todos sin excepción. Los que nos creemos buenos y cumplimos todo lo que Dios quiere, lo veremos como una injusticia; seguimos con la pretensión de aplicar a Dios nuestra manera de hacer justicia. Cómo vamos a aceptar que Dios ame a los malos igual que a nosotros. Debe cambiar nuestra religiosidad que se basa en ser buenos para que Dios nos premie o, por lo menos, para que no nos castigue.
Texto del evangelio de Mateo (20,1-16)

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