sábado, 31 de diciembre de 2016

Una señal que es un escándalo

1 de enero de 2017
El texto que nos ofrecen en este domingo, primer día del año, está tomado del evangelio de Lucas que, a través de ese lenguaje lleno de ternura y sentimiento, nos ofrece muchas señales que nos permiten ahondar en el mensaje del propio Jesús de Nazaret.
Resultado de imagen de pastores en belenNo hace falta que sean datos históricos. Son señales que tenemos que saber leer e interpretar.
Acabo de leer el comentario que hace Marifé Ramos González y me ha encantado. Recoge y subraya algunas señales. Dice así: 
"La segunda señal consiste en situar el nacimiento de Jesús junto a los pastores, uno de los colectivos más empobrecidos y marginados de su tiempo. No sólo es una señal, sino un escándalo. Las  condiciones laborales de los pastores eran tan duras que tenían que recurrir a la picaresca para sobrevivir.
Los “sabios de este mundo” estaban en Jerusalén, leyendo e interpretando las Escrituras, sin percatarse del profundo cambio que ocurría en la humanidad.
Un colectivo marginado ve una señal, se levanta para ir a buscar, corre, mira, escucha, interpreta, responde, alaba a Dios y da testimonio de “todo lo que ha visto y oído”. Los pastores, marginados, se convierten en testigos. Estupenda lección de teología y de catequesis que debería interrogarnos hoy..."
Ciertamente tenía que ser un verdadero escándalo presentar al que proclaman como el que trae la Buena Noticia del Reino de Dios entre los marginados de la sociedad. Cómo nos sentiríamos si actualizamos la imagen y señal y hablamos en los refugiados, de los sin papeles que llegan en pateras a nuestras costas, los sin techo, los ilegales...
Tanto hemos adornado el nacimiento y la cueva de Belén que los pastores nos parecen simpáticos, generosos, limpios y educados... Todo eso unido a las luces y adornos que hemos incorporado hace que nos olvidemos del mensaje.
Y, sin embargo, a lo largo de toda su vida, Jesús de Nazaret no cesó de proclamar la buena noticia: Los últimos, los marginados, los pequeños, los leprosos, los niños y mujeres..., todos ellos personas que vivían como al margen de la sociedad, indignos de acercarse al Templo, a los ritos y prácticas religiosas de su tiempo. De ellos es el reino de Dios. Ellos serán los primeros. Y el que acoge a uno de ésos se encuentra con el gran premio de que Dios lo acoge como hijo.
Voy a fijarme un poco más en esos pastores que rodean al niño recién nacido a ver si soy capaz de captar en profundidad esa señal que es un escándalo.
 Texto del evangelio de Lucas 2, 16-21

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