martes, 8 de julio de 2014

La gente sencilla



Escuchando el texto del evangelio de Mateo ( "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla"), me preguntaba: ¿Cómo es que en la Iglesia, en la comunidad de los seguidores de Jesús de Nazaret, hemos terminado dando gracias a Dios "por los sabios y entendidos", por los que detentan el poder y los privilegios, por los que dan clases de maestro en los encuentros y en las eucaristías...?
Y lo peor de todo es que la gente, los fieles, los laicos, terminamos por no saber ni entender el mensaje central y principal de nuestro Maestro. Porque ahí está la cuestión: aceptar y asumir como norma de vida la Buena Noticia de Jesús de Nazaret con la importancia que le da a la ternura y a la compasión, al compartir y a la solidaridad, a descubrir a Dios que se encarna en cada persona, especialmente en los más débiles y desfavorecidos, en los oprimidos, en los marginados, en los despreciados... Eso es vital y no los discursos y argumentos sobre Dios, sobre la Trinidad, sobre los santos, los ángeles y todos los misterios y dogmas.
El lenguaje de Jesús es lo que decimos: "Al pan pan y al vino vino". Palabras y mensajes que cualquier persona (la gente sencilla) entiende.
Domingo, 6 de julio 2014


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Texto del evangelio de Mateo (11,25-30)

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