Domingo 17 de noviembre de 2013
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"...Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
Estaba escuchando el texto del evangelio de la eucaristía de hoy (el comentario de que el templo será destruido, que no quedará piedra sobre piedra...) y he sentido la preocupación, el miedo y algo del desánimo que debieron tener aquellos que las escucharon por primera vez.
"Guerras y revoluciones; terremotos; epidemias y hambre; persecuciones, cárcel..."
Como que todo se pone en contra.
Y no se refiere a las guerras, revoluciones, persecuciones... políticas. Que de ésas las tenemos siempre. Jesús de Nazaret añade un detalle: "...os perseguirán por causa mía..."
Quiero entender que, como siempre, el punto de referencia es "el reino de Dios", la buena noticia, ese mundo nuevo de fraternidad, de solidaridad, de justicia, de compasión. La persecución, el odio, la violencia, incluso la muerte, nos llegarán "por causa" de ese camino nuevo, por esa buena noticia que queremos que llegue a todos, que se haga realidad entre nosotros. Jesús nos lo pone duro y difícil: "hasta vuestros padres y parientes, hermanos y amigos os traicionarán..."
La actitud, los comentarios y argumentos que nos ponen delante hacen que nos entre el miedo y la duda: -No vale la pena! -Eso es imposible! -No sirve para nada! -Tú tienes la culpa de preocuparte de esos inmigrantes, de esos desgraciados, de esos muertos de hambre... que sólo vienen a aprovecharse y nada más!
¿Cómo mantenernos ante todo eso?
No me sirve eso que siempre se ha dicho: Dios te lo pagará! (dejando todo para el futuro, el más allá).
Nuestro esfuerzo y nuestra lucha es aquí y ahora. Es en este mundo y en esta sociedad que nos rodea. Y la buena noticia de Jesús es para nosotros, para intentar hacerla realidad entre nosotros...
"...Con vuestra perseverancia os salvaréis..."
Me voy a quedar con esa palabra de Jesús. Va a ser como fijar el rumbo teniéndolo a él en el punto de mira. Sí, a Jesús de Nazaret que finalmente fue acusado, juzgado, condenado y ejecutado en la cruz... para terminar diciendo: "en tus manos pongo mi vida..."
Texto del evangelio de Lucas (21,5-19)
"Guerras y revoluciones; terremotos; epidemias y hambre; persecuciones, cárcel..."
Como que todo se pone en contra.
Y no se refiere a las guerras, revoluciones, persecuciones... políticas. Que de ésas las tenemos siempre. Jesús de Nazaret añade un detalle: "...os perseguirán por causa mía..."
Quiero entender que, como siempre, el punto de referencia es "el reino de Dios", la buena noticia, ese mundo nuevo de fraternidad, de solidaridad, de justicia, de compasión. La persecución, el odio, la violencia, incluso la muerte, nos llegarán "por causa" de ese camino nuevo, por esa buena noticia que queremos que llegue a todos, que se haga realidad entre nosotros. Jesús nos lo pone duro y difícil: "hasta vuestros padres y parientes, hermanos y amigos os traicionarán..."
La actitud, los comentarios y argumentos que nos ponen delante hacen que nos entre el miedo y la duda: -No vale la pena! -Eso es imposible! -No sirve para nada! -Tú tienes la culpa de preocuparte de esos inmigrantes, de esos desgraciados, de esos muertos de hambre... que sólo vienen a aprovecharse y nada más!
¿Cómo mantenernos ante todo eso?
No me sirve eso que siempre se ha dicho: Dios te lo pagará! (dejando todo para el futuro, el más allá).
Nuestro esfuerzo y nuestra lucha es aquí y ahora. Es en este mundo y en esta sociedad que nos rodea. Y la buena noticia de Jesús es para nosotros, para intentar hacerla realidad entre nosotros...
"...Con vuestra perseverancia os salvaréis..."
Me voy a quedar con esa palabra de Jesús. Va a ser como fijar el rumbo teniéndolo a él en el punto de mira. Sí, a Jesús de Nazaret que finalmente fue acusado, juzgado, condenado y ejecutado en la cruz... para terminar diciendo: "en tus manos pongo mi vida..."
Texto del evangelio de Lucas (21,5-19)
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