domingo, 22 de septiembre de 2013

Ganaos amigos con el dinero injusto...

22 de septiembre 2013 - 25º domingo tiempo ordinario
"Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Hay expresiones de Jesús que, después de escucharlas tantas veces, ya no nos llaman la atención. Las sabemos... y creemos que las dice refiriéndose a otras personas.
"No podéis servir a dos amos..."
"No podéis servir a Dios y al dinero..."
Me doy cuenta de que nos apasiona más el dinero que la buena noticia del evangelio, que nuestra vida está más dominada por el dinero y todo el consumo que nos propone que por ese nuevo modo de vivir en el que la solidaridad, la fraternidad, la compasión y la ternura sean realmente lo más importante en nuestra vida...
Y esa palabra de Jesús: "Ganaos amigos con el dinero injusto..." Como que nos despista. Terminamos pensando como el administrador del cuento que propone... Un administrador infiel y tramposo que se aprovecha del dinero para hacerse amigos que tengan dinero y le puedan ayudar cuando lo necesite... Y pensamos que teniendo dinero (consiguiendo más y más dinero) podremos conseguir amigos influyentes, ser reconocidos, tener más medios, llegar a ser... Y nos ponemos a servir al "dios dinero". Y entramos en la rueda de este mundo y esta sociedad en la que importa la ganancia, el beneficio, el poder, el tener...
No puedo perder de vista que la gran preocupación, la gran pasión de Jesús es la de conseguir un mundo fraterno, solidario, compasivo... en el que los más importantes son los más débiles, los pobres, los abandonados, los olvidados, los desvalidos, los oprimidos... por el injusto dinero. Entonces "ganar amigos" significa precisamente éso: intentar construir ese mundo, esa sociedad pensada y dirigida a esa nueva manera de vivir.
Me voy a permitir corregir algo que nos decían en la eucaristía de hoy: Lo que importa no es que yo ponga mi corazón en el Señor, sino en los hermanos (en todos esos más débiles y olvidados). Porque lo que Jesús nos anuncia es la buena noticia de Dios, nuestro padre (papá), que no desprecia a nadie y que desea que vivamos a su estilo y manera. Y es ahí donde quiero centrar mi vida, mi corazón y mi dinero.
Texto del evangelio de Lucas (16,1-13)

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