viernes, 29 de marzo de 2013

La esencia del mensaje


En el blog "Odres Nuevos.wordpress.com" se nos ofrece un comentario de Fray Marcos que me parece centrar de una manera excelente la reflexión del Jueves Santo.

28 de marzo 2013 - Jueves Santo

"LA EUCARISTÍA Y EL LAVATORIO, SÍMBOLOS DE LA ENTREGA
Considero que la liturgia del Jueves Santo es la más significativa de todo el año. Para mí,
es la que mejor expresa la esencia de lo que fue Jesús y su mensaje. Mañana recordaremos
la muerte de Jesús, pero hoy se plantea el significado de esa muerte, que es mucho más
importante para nosotros que la misma muerte..."
"... no sabemos el sentido exacto que quiso dar Jesús a aquellos gestos y palabras. El mismo Jesús le dice a Pedro que no lo puede entender “por ahora” (prueba evidente de lo que pensaban los cristianos de finales del siglo I).
• Sabemos que no fue un rito de purificación (antes de comer estaba mandado lavarse las
manos, no los pies).
• No responde a una necesidad urgente (los discípulos podían seguir con los pies más o menos
sucios).
• Tampoco podemos reducirlo a un acto formal de humildad. Jesús pasaba de todo
formalismo..."

Todo el texto de Fray Marcos es denso, profundo y de un gran contenido. Vale la pena leerlo entero.

A raíz de la celebración del Jueves Santo y apoyándome en este escrito quiero expresar lo que siento y lo que me parece entender de la esencia del mensaje de Jesús de Nazaret.

Ahora que parece que con el nuevo Papa comienzan a soplar nuevos aires entiendo que va siendo hora de que pongamos todo el acento en lo que es esencial y que, en el día de hoy, viene como tan subrayado: Servicio y entrega hasta la muerte.
Un servicio capaz de ver, de acercarse, de servir, de lavar... a los más débiles y necesitados de nuestra comunidad, de nuestro mundo.
Una entrega total haciéndose carne y sangre que se come y se bebe... como Jesús el Maestro.
Por eso se hablaba y se vivía lo que llaman "comensalía" = la mesa compartida. Y era vital para la primera comunidad. Al reunirse y compartir... el Maestro está en medio de ellos.
Todo un símbolo, todo un misterio, todo un secreto... Al compartir "celebraban" su muerte, celebraban su vida, celebraban el nuevo modo de vivir, el reino de Dios... como Jesús había hecho toda su vida.

Todo lo demás me suena a artificio, a invención, a alejamiento del sentido profundo del evangelio, de la manera de hacer del Maestro.
Viendo nuestros ritos, ceremonias y rezos de hoy me siento tan lejos... Veo muchos detalles de pura idolatría, personas que se creen grandes y sagradas, ceremonias de autosatisfacción y tan lejanas del servicio y entrega... 
Veo grupos de personas que rezan (o recitan oraciones), que se emocionan con las imágenes, las luces y las flores, que pasean en procesión sus sentimientos y sus ídolos...; pero que están muy lejos de saber y querer "lavar los pies" a los pobres de este mundo, a los inmigrantes, a los desahuciados, a los olvidados y desprotegidos. Ya no es una comunidad de hermanos que va entendiendo el significado de entregarse, de hacerse comida, de derramarse para que surja ese mundo nuevo que tanta falta nos hace.
La esencia del mensaje. Al dar tanta importancia a lo externo, a lo aparente, hemos perdido la fuerza del evangelio y somos como una "sal sosa, sin sabor"... y no afecta nada o casi nada a nuestra vida de hombres y mujeres.
Quiero apostar por esa esencia. Lo demás se nos dará por añadidura.

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