sábado, 19 de mayo de 2012

Proclamad el Evangelio a toda la creación


20 de mayo 2012 - Ascensión del Señor
-"Ellos se fueron a pregonar el evangelio por todas partes..."
Nuestra comunidad cristiana, nuestra iglesia, está marcada por toda una serie de ritos, normas y rutinas que hacen que cuando las escuchas tienes siempre la sensación de lo "ya oído y escuchado", palabras conocidas, proclamaciones y pregones repetidos y que nunca causan ninguna sorpresa...
Quiero decir que en nuestra comunidad cristiana no escucho "buena noticia", algo que me haga levantar la cabeza, girarme rápidamente, abrir los ojos y los oídos porque hay una novedad extraordinaria.
Esa es la apariencia. Unos cientos de personas mayores (jubiladas y pensionadas en su mayor parte) que celebran al Señor Jesús con sus rezos y plegarias, asisten a la misa y reciben la comunión... como siempre les enseñaron. 
Es lo de siempre. Sin embargo, debajo de toda esa ceniza arde un fuego que es el respeto y amor hacia el Señor junto con la esperanza de una vida nueva y del premio a una vida sencilla que sigue la religión que le inculcaron desde que eran niños...
Supongo que eso es lo que nos ocurre a la mayoría hasta que aparece alguien que se acerca a nosotros y nos habla de una buena noticia de verdad. Además nos dice que dejemos de mirar al cielo..., que la buena noticia es para ahora, para esta vida, para estos momentos. Que el tiempo de Dios, su reino, el día del Señor, está ahí en medio de nosotros.
Y a partir de ese momento nos muestra y nos hace fijar en la situación de nuestro entorno, de este mundo que nos rodea: mercados, bancos, gobernantes, corrupción, abusos, atropellos, violencia, gentes en paro, familias rotas, juventud desorientada, dinero y consumo como nuevo dios, multitudes hambrientas, emigrantes ilegales... Que Dios está más que harto de todo eso. Que Dios, nuestro padre, apuesta por todos esos que figuran los últimos. Que nos demos la vuelta. Que otro mundo es posible, de verdad. Que si salimos de nuestro rincón y nos fijamos en todos esos despreciados y olvidados y nos damos la mano este mundo va a cambiar... Que ahora es el momento!
¿No vemos todo ese movimiento de gentes que se levantan indignadas? ¿No nos hemos dado cuenta de que todo el anhelo que hay en ellos? Ahí está el aliento de Dios. No podemos quedarnos ahí mirando. Es tiempo de moverse, de juntarnos y darnos la mano... Cuando nos acercamos unos a otros, cuando prestamos nuestro apoyo a los de abajo, no es un acto de caridad que estamos haciendo, estamos dando la mano a Dios mismo y comenzamos a crear un mundo nuevo, una sociedad de hermanos en la que la persona es tan sagrada como Dios mismo.
Al movernos y actuar así comenzamos a pregonar una buena noticia, la buena nueva de Jesús de Nazaret...
Eso es lo que ocurre cuando alguien nos abre los ojos y los oídos. Y nos sorprende llevar tantos años en la comunidad cristiana con esa rutina que hasta nos provoca sueño y cansancio. Y me pregunto: ¿cómo es posible que no me haya enterado llevando tanto tiempo oyendo la lectura de algo que cambió la vida de aquellos hombres y mujeres...?
En estos últimos tiempos he encontrado personas que, cada una a su manera, han proclamado el evangelio ante mí. Con sus palabras, con su vida, les he oído pregonar la buena noticia de Jesús de Nazaret y han ido dando un vuelco a mi vida. Me han enseñado a entrever el reino de Dios, el tiempo del Señor, el momento de cambiar y volverme para hacer que en mi vida y en mi entorno se haga posible un mundo nuevo, un mundo al estilo de Dios, nuestro padre.
Y es que si nos fijamos bien, podemos ver cuántas, cuantísimas personas, grupos, asociaciones, ONGs,  actividades y esfuerzos que, dejando de mirar al cielo, se han puesto en pie y se dan la mano para hacer realidad un mundo más justo y solidario... Voluntarios y voluntarias que ponen su vida y su alma centrados esa multitud de ilegales sin papeles que arriban a nuestro país; gente mayor y gente joven que desde su pequeño mundo, desde su profesión, proclaman que la solidaridad y la justicia son lo primero; personas que sienten que no se puede aguantar un mundo basado en el dinero, en la violencia, en el abuso, en el consumo... y apuestan por colaborar y ayudar proclamando bien alto que creen en un mundo más humano.
Y cuando comienzas a escuchar todo eso sientes que algo nuevo está naciendo. Y percibes señales y signos que acompañan esa gran noticia... Ya no quedas indiferente! Y ahí, en esa comunidad de rezos, plegarias y rutinas, descubres el aliento de Dios que nos anima y nos empuja... El reino de Dios está en medio de nosotros.

Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

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