domingo, 18 de septiembre de 2011

Si no tengo amor...

17 de septiembre 2011 - Boda de mi sobrina en el Castillo de Javier

"Si hablara todas las lenguas..., si pudiera hacer profecías..., si hiciera milagros..., si incluso diera todo lo que tengo a los pobres..., si me dejara quemar vivo... si no tengo amor no me sirve de nada"

Es una parte del texto que se leyó en la misa de la boda.
Es un texto sensacional. Es de Pablo en la carta que escribió a los cristianos de Corinto.

Hace muchísimo tiempo que la había escuchado y leído. Se puede decir que me la sé, que la he oído explicar, que la he escuchado predicar en las iglesias. Así que no era ninguna novedad. Sin embargo, desde que voy reflexionando así, paso a paso, el evangelio que nos leen los domingos, hay palabras que parece que les han dado la vuelta. Como que tienen un nuevo sentido.

En la boda nos comentaron lo de siempre y repitieron las palabras de Pablo sobre que el "amor es paciente, es servicial, no tiene envidia... todo lo aguanta, todo lo perdona, todo lo soporta, etc."
Mientras tanto, yo me distraía y se me iba a la mente a la fiesta que es una boda. La que yo imagino. La que yo deseo. La que realmente es: Una fiesta del amor. Celebrar, brindar, aplaudir, compartir, reír, cantar... junto con los novios todo el amor que sienten y experimentan en su vida. Algo que se contagia, que nos llega a todos, que reparten y que todos gozamos con ellos.

No me da la gana de aceptar esa visión del rito religioso en el que parece y lo que vale es el rito. Que eso que se hace en la iglesia lo hace "sagrado", lo hace válido, lo encumbra para hacerlo valer "ante Dios"... No quiero que me pongan como referencia el más allá, la vida futura, un cielo alejado de nuestra vida real.
No, no estoy de acuerdo.
Lo que de verdad es santo es el amor. Sí, eso que siente un hombre y una mujer, un novio y una novia, dos personas que deciden vivir juntas. Dios así nos creó. Dios nos dio ese corazón, esos deseos, esa atracción, ese cuerpo y esos sentidos... Y eso es sagrado. Y cuando comento, como ya he hecho en otras ocasiones, que Dios se hace carne en nosotros, especialmente en los más débiles y abandonados, en los que sufren violencia y opresión, en los que menos valen...(porque si no somos capaces de verlos y atenderlos, Él tampoco nos reconoce a nosotros)... Y si Dios es amor, como lo define Juan (el que escribe el evangelio), todo lo que es amor es como un chispazo de Dios. El amor, no el rito, no la bendición que pueda darnos un señor por muy cura que sea. Lo santo es el amor de esas personas...
Y lo que nos salva es precisamente el amor que nos tenemos. Cuidado! que no es la misa, ni el rezo, ni la bendición, ni el sermón... No y no! El amor de mi sobrina y su novio Jesús eso es lo que nos llega y nos salva Y eso me da una alegría enorme. Y eso es lo que me encantó celebrar...
Claro que en la misa, en la iglesia no se hizo nada de eso. Allá todo fue tan serio. Claro que es lo que siempre se ha hecho; pero para mí la gran celebración tuvo lugar después. En la comida, en los brindis, en las felicitaciones, en los abrazos, en las fotos, en el baile, en la alegría que desborda...
Sobrina Leire, sobrino Jesús (ahora ya eres nuestro también): que ese amor desborde vuestro apartamento, vuestras vidas, vuestros hijos, vuestros trabajos... Y que nosotros lo celebremos muchas veces con vosotros.

Y me río yo solo pensando en la cantidad de veces que Jesús de Nazaret comparó el "reino de Dios" a una fiesta de bodas..., en la misa boda de Caná..., en la de veces que bebió, brindó, cantó y se rió con los amigos y amigas en sus fiestas y bodas...
Y Dios estaba ahí. Dios se reflejaba en el amor, en la mirada de esas parejas, en los besos apasionados y llenos de entrega y deseos contenidos...
Es que eso es lo importante...
Mira que si dependiera de mí habría hecho la verdadera celebración (incluído el rito religioso) en mitad del banquete de bodas, cuando los brindis se hacían más afectuosos y llenos de cariño, cuando la emoción rebosaba los ojos de los padres que miraban a la hija y al hijo que declaraban así su amor...

"Si no tengo amor..." De nada me sirve. De nada. De nada. De nada. Humo... apariencia, basura. En cambio cada detalle de amor vivido... eso me acerca a Dios, me hace ser parte de él, reflejar un poco su esencia.

En fin, brindo por ellos. Para que ese amor les lleve hasta el infinito, hasta Dios mismo. Y me uno a todas las felicitaciones y mejores deseos de sus padres, de sus tíos y tías, de sus primos y primas, de sus amigos y amigas... y de tantos conocidos.

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