sábado, 11 de diciembre de 2010

Buena noticia para los pobres


12 de diciembre - 3º domingo de Adviento
"Id y decidle a Juan... los cojos caminan, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben buenas noticias..."
Lo escuchaba anoche en la eucaristía y me preguntaba si mi vida como cristiano podría dar una respuesta parecida.
Qué diría si una persona me parara en la calle y me preguntara: "Sabes si ya llegó nuestro salvador, nuestro mesías? O tenemos que esperar más?"
Hoy, el tema de la crisis, de los enormes problemas que se plantean a la humanidad, están en todas las pantallas de televisión, los políticos echan mano de ellos cuando quieren arrancarnos nuestros votos, la prensa y las revistas tienen un material abundantísimo... y las personas de a pie lo experimentan en sus bolsillos, en la cesta de la compra, en sus necesidades básicas. Luego están los que sólo han conocido "crisis" en su vida, los marginados, los desfavorecidos, los inmigrantes, los empobrecidos, los olvidados, los que tienen que buscar en nuestra basura lo mínimo para subsistir.
¿Llega nuestra salvación? O tenemos que esperar todavía?
El evangelio de hoy recoge el pensamiento de la gente de Israel, de aquellos hombres y mujeres que vivían en aquel tiempo una realidad que bien podía parecerse a la nuestra. El imperio romano con sus imposiciones y exigencias, la pobreza de aquellos campos, los impuestos de los grandes, la escasez y miseria de muchos...
Hoy, el mundo a través de los medios lo tenemos como quien dice al alcance de la mano y sus enormes necesidades y miserias llegan hasta nuestra casa.
¿Llega la salvación?
Podría yo decir: Anda, dile al que te pregunte... "los inválidos caminan, los sordos oyen, los abandonados son acogidos, los pobres reciben buenas noticias..."
Una respuesta que indique claramente que el Reino de Dios ya está entre nosotros. Ésa tiene que ser mi respuesta, mi vida. Y es que las palabras de Jesús no tengo que tomarlas como algo único y exclusivo de su persona. No, creo que sólo nos está dando pistas e indicando el camino.
La comunidad de los seguidores de Jesús tiene que tener muy clara la respuesta.
Como escribe J.A.Pagola en el comentario de este domingo:

Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.

Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.

Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.

Hoy, me quedo con este mensaje. Nuestra cercanía a los más desfavorecidos, estar cerca de

los más necesitados hará que llegue la Buena Noticia a los pobres. Será la Navidad.

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