sábado, 22 de septiembre de 2007

Sesenta y seis años y un día



Cuánto tiempo, verdad? Si se lo pusieran a uno como condena... perdería la esperanza. Sin embargo todo ese tiempo ha sido un regalo. Tiempo para vivir, para disfrutar, para querer y amar, para completar ilusiones, para acompañar y ser acompañado, para dar y recibir. Cuánto tiempo! y qué rápido se pasa.

Tengo que decir ya como los ancianos (al menos los de antes): parece que fue ayer cuando todavía andaba con pantalones cortos...!

Me hace ilusión contabilizar así: 66 años y un día. Porque el día de hoy es el que más cuenta. Es lo único que tengo y cada paso que doy es el más importante de mi vida.

Esta mañana me encontré con la vecina del primero (señora muy mayor que iba con sus hijos). El saludo, el alegre comentario sobre el tiempo y lo bien que va... Luego me encontré con el vecino del 4º que salía con los dos niños. La sonrisa y unos comentarios sobre sus actividades. La chica de la frutería, tan amable ella... Y dentro de un rato el entretenimiento de la cocina: hoy viene a comer con nosotros la mamá de Mª Jesús.

Cada segundo del día de hoy se convierte en lo más importante, en lo único que tengo entre manos... Y voy a intentar ser todo un "profesional" de la vida.

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