viernes, 2 de abril de 2021

La Vida de Jesús

 Triduo Pascual


estos días se prestan a una reflexión, a revisar la propia vida como seguidores de Jesús de Nazaret. ¿Vivimos del recuerdo de una persona? ¿Celebraciones y funciones religiosas que son como homenajes a alguien que, como dice Pedro, "pasó haciendo el bien y curando a los poseídos por el diablo", o van más allá de las lecturas, los cantos las ceremonias, las procesiones y rezos diversos?

Hubo un tiempo en el que todas esas funciones y ceremonias me resultaban tan emotivas... Tanto el Jueves Santo, como el Viernes Santo, con todo su protocolo, las diversas ceremonias, cantos y escenificaciones me parecían tan serias y tan profundas que estaba convencido que en ellas se concentraba lo más sagrado, la motivación más grande para seguir al Maestro.

Hoy tngo mis dudas. Sigo participando en las ceremonias y funciones. Me parecen importantes; pero no ando convencido. En más de un momento veo más la fachada de la Iglesia y la justificación de lo que la compone: su jerarquía, su organización, su doctrina y su poder. Sigue apareciendo la pirámide como sociedad y organización. Y eso, en algún momento, me desanima. Y pienso que andamos muy lejos de la comunidad de hermanos y hermanas que quieren vivir el mensaje de jesús de Nazaret.

Otros años me atrevía a escribir mis comentarios pensando que, quizás, podrían significar una pequeña aportación para las personas que los reciben. Este año no me siento con ánimo. He leído ya los comentarios que hacen otras personas más entendidas que yo, más cercanas al evangelio y más conocedoras del mismo y con eso me basta. Voy a recoger lo que más me ha afectado y queme ayuda a centrarme en lo profundo del mensaje.

IMMA CALVO, amigos@feadulta.com (LAS ROZAS (MADRID)
"La carta viene cargada de material muy valioso para recorrer el Triduo Pascual. Si tuviera que fijarme en una sola idea, de las muchas e inspiradoras aportaciones de nuestros colaboradores, creo que sería esta: es la vida de Jesús la que nos salva, no su muerte. Es su vida de entrega la que nos inspira y nos conmueve. Su coherencia hasta la muerte en la cruz manifiesta una esperanza inquebrantable y el convencimiento de que la vida espiritual está en otro plano que la vida biológica..."

Un comentario que ofrece Fray Marcos (para el Jueves Santo) me parece importante y que, además, cuestiona un montón muestra vida de Iglesia: "La liturgia del Jueves Santo está estructurada como recuerdo de la última cena. La lectura del evangelio de Juan nos debe hacer pensar; se aparta tanto de los sinópticos que nos llama la atención que no mencione la fracción del pan. Pero en su lugar, nos narra una curiosa actuación de Jesús que nos deja desconcertados. Si el gesto sobre el pan y el vino, tuvo tanta importancia para la primera comunidad, ¿por qué lo omite Juan? Y si realmente Jesús realizó el lavatorio de los pies, ¿por qué no lo mencionan los tres sinópticos?

Hemos centrado la vida de la Iglesia en torno a la Eucaristía. Es una tradición tan antigua como ella misma. Pablo la recuerda y la recomienda. Las primeras comunidades la vivían. Quizás no se vivía como ahora. Desde muy antiguo y poco a poco se ha ido centrando, incluso como mandamiento y obligación, la celebración de la Eucaristía y junto con ella la elección, y formación de los jefes de la Iglesia que pasan a ser directores, organizadores, mandamases de cada comunidad, pueblo o agrupación. Y ahí aparecieron los Papas, los Obispos, los sacerdotes, los diáconos... que, tal como están las cosas ahora, resultan imprescindibles... Sin ellos no hay Eucaristía, sin ellos cerramos las iglesias, podríamos decir...
Y todo eso lo unen a la Última Cena de Jesús con sus discípulos. De ella sacan la institución de la Eucaristía como Sacramento, del Sacerdocio como otro Sacramento más. Todo consagrado y decidido por Jesús de Nazaret.

Me siento incómodo con todo eso. Lógicamente la Iglesia, como institución, lo defiende como dogma de fe, como algo prescrito por Jesús mismo. Y tengo la sensación de que, en su mayor parte, sólo es algo pensado, organizado y dirigido por hombres que se se hicieron con el poder de la organización y que, en realidad, no tiene nada que ver con lo que Jesús vivió y quiso transmitir a sus seguidores.

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Para el día de hoy, Viernes Santo, acabo de leer un comentario que expresa mucho mejor lo que me gustaría decir.

POLVO, SUDOR Y GENTE "Viernes santo"
CÉSAR ROLLÁN SÁNCHEZ, eclesalia@gmail.com
MADRID.


Viernes, 02/04/21.- ¿Y si solo nos hemos quedado mirando la cruz? ¿Y si nada de lo que pasó tiene ya importancia después de su muerte? ¿Y si lo que vino después es un montaje interesado? Jesús muere en la cruz. Jesús pasó por el mundo haciendo el bien.

A Jesús le vivieron vivo quienes le siguieron por Galilea. Pero luego llegó Jerusalén y, más tarde, Roma, y lo que era pura vida se convirtió en institución. Con la intención buena, sin duda, en muchas y muchos, de organizar la asamblea, llegó la Iglesia. La institución, la organización, la jerarquización, mayoritariamente masculina, por otra parte, de la viva vida vivida de Jesús, se agarró a la historia, sostenida por bendecidas filosofías antiguas, justificando el poder “por la gracia de Dios”, convirtiendo en rituales los recuerdos de la vida del nazareno.

La primera luna llena de primavera nos marca el día de hoy como "viernes santo". Establecido el día de la Pascua, se colocan el resto de celebraciones de la pasión y muerte de Cristo. Bien por los recuerdos, bien por la memoria, bien por la tradición, pero ¿eso es todo? Nada hace sospechar que el hijo de María quisiera perpetuarse recogido en un sagrario, ni transformado en un templo, ni vivificado en una liturgia, y, sin embargo, aquí estamos los cristianos, cargando con todo eso, tratando de sostenerlo y buscando que no se pierda.

La mayoría no tenemos nada que ver con algunos tiempos oscuros del pasado, aunque haya quien se empeñe en glorificar gestas antiguas como propias del espíritu cristiano. Lo de Jesús es el auténtico pasado que, por ser auténtico, es presente y futuro. Jesús de Nazaret, el hijo de María, el que caminó por Galilea haciendo el bien y murió asesinado en Jerusalén, es el fundamento de la fe. Todo lo demás son montajes, que hacen el bien cuando sirven para avivar esa fe en esperanza y amor, pero que sobran cuando pretenden sostener creaciones de poder, discriminación y manipulación.

La asamblea de seguidoras y seguidores de Jesús, en este "viernes santo", no se queda delante de los sagrarios, ni en los templos, ni vive solo de las liturgias; no es eso es lo importante; lo importante y fundamental es la vida de cada una, de cada uno, resonando la vida de Jesús, construyendo eso que, según dicen, llamaba reino de Dios, que más sabe a polvo de los caminos que a incienso; al sudor de la lucha por la justicia que a cirios; a presencia de Dios (en el buen sentido de la palabra) con la gente que nos rodea que a jerarquías.

Lo mataron por no querer acatar las órdenes establecidas por el poder. Quienes le seguían lo vivieron resucitado porque no podían menos que sentirle profundamente interiorizado por el impacto que les causó. No podemos seguir sosteniendo montajes interesados en torno a la profunda experiencia de Jesús. Si es así, todo lo que sea alejarse de ellos será un buen camino para vivir como Él vivió


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