sábado, 2 de enero de 2021

Y habitó entre nosotros

3 de enero 2021
Vivir de una manera nueva

Ya hemos comenzado el nuevo año y, casi en todas las expresiones escuchadas y repetidas aparece lo de la "normalidad"... 

Celebramos las fiestas de la Navidad, con sus limitaciones. Apareció la o las vacunas con ilusión, con esperanzas y también con dudas. ¿Cómo va a ser este año?

El texto que escuchamos este fin de semana, tomado del evangelio de Juan (en su prólogo) nos habla de una realidad profunda que, desde siempre, está ahí y que Jesús de Nazaret, con sus palabras, con su vida, con su modo de hacer lo convirtió en una realidad a la que nos invita a entrar y seguirle.
Y el texto escuchado señala que "vino a los suyos y los suyos no lo recibieron"...i

Quuiero hacer mi reflexión y escuchar el mensaje que viene dirigido a mí mismo. Este comentario que leemos en el evangelio de Juan no puedo leerlo o escucharlo como algo que dice en referencia a los judíos. No, es una palabra que me dice que Dios encarnado ha venido hasta mi puebo, a mi barrio, a donde yo me encuentro y no he sabido reconocerlo. Ante todo creo que tengo que encontrarlo dentro de mí. Luego en mi entorno. A ver si soy capaz de entender la invitación que me manda. Tal vez entonces entienda que, a lo largo del año que comienza, a lo largo del tiempo que todavía tengo, hay algo que puedo ir haciendo para hacer realidad un mundo nuevo, un mundo distinto.

Leía esta mañana el comentario que ha publicado Ventura Puigdomenech (Assekrem - Argelia) y me ayudado a entender un poco más lo que podría ser la invitación que nos llega a través de Jesús de Nazaret. La preocupación de los Gobiernos, de los diferentes organismos y estamos es "recuperar la normalidad"... 
Y Ventura Puigdomenech comenta: "Pero, decidme: ¿alguien puede aceptar como "normal" que a diario la gente se ahogue en el mar?; ¿que nos hayamos acostumbrado a hablar de un primer y de un cuarto mundo hasta el punto de que ya no son noticia ni el hambre, ni la muerte de niños por una simple diarrea? ¿Cómo vamos a terminar con la pandemia si hay países que acumulan entre 7 y 9 veces más sus dosis necesarias dejando de esta manera en la cuneta a multitud de países pobres que solo podrán vacunar uno de cada diez de sus habitantes? ¿Quién puede aceptar como "normal" el hecho de ver cómo la mentira, la corrupción y la difamación son moneda de cambio en nuestros Parlamentos?; ¿que en pleno siglo XXI se siga cerrando en prisión a personas por sus ideas o reivindicaciones? Más que "normal": ¿no es "escandaloso" el hecho de ver que se emplea más tiempo en construir muros que en construir puentes o hospitales? ¿Encerrar a millones de desplazados en campos insalubres; dilapidar los impuestos del contribuyente en armas para preparar la guerra; matar nuestra 'Madre Tierra'… y así, un largo etc.: ¿será esto "normal"?"

Desde luego, desde la perspectiva de Jesús de Nazaret, todo eso no es normal, no es humano, no es proyecto de Dios. Decier que la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros tiene una profundidad que abarca más que la celebración de la Fiesta de Navidad y conmemorar que Jesús nació. Hay una encarnación que Jesús irá señalando al referirse a los enfermos, a los pobres, a los marginados, a los hambrientos y sedientos, a los encarcelados...

Cómo nos vamos a conformar con volver a la normalidad de un mundo y una sociedad a la que ya no le importa todo eso que ocurre en los países más pobres y deja de ser noticia el hambre, la guerra, la falta de vivienda, de sanidad y educación... 

Y habitó entre nosotros... ¿Dónde? ¿En qué condiciones? ¿Tiene papeles?...

Texto del evangelio de Juan, 1, 1-18

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