domingo, 26 de enero de 2020

En qué tengo que cambiar

III Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo A

26 de Enero de 2020

El texto del evangelio de Mateo que escuchamos este fin de semana es tan conocido que tenemos el peligro de quedarnos en algo ya sabido, como de rutina. Y, sin embargo, lo importante está en que nos dejemos interpelar por su mensaje:
"Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos,porque está cerca el reino de los cielos»."
Siguiendo el comentario de José Antonio Pagola, creo que también yo tengo que preguntarme: ¿En qué tengo que cambiar?
Es la primera palabra de su mensaje: Convertíos, cambiad! También en tiempos de Jesús había muchas personas como nosotros. Entre las que le escuchaban, más de una y más de dos eran personas que se esforzaban por cumplir, por seguir los mandamientos, hacer sus oraciones, vivir la religión... El mensaje de Jesús era para todos. Y no parece que se refiriera a la práctica religiosa ni al cumplimiento de lo establecido... Había algo más y tenía que ser algo referente a su vida.
José Ant. Pagola me ayuda a centrarme y entender mejor el mensaje: "No es difícil resumir el mensaje de Jesús: Dios no es un ser indiferente y lejano, que se mueve en su mundo, interesado solo por su honor y sus derechos. Es alguien que busca para todos lo mejor. Su fuerza salvadora está actuando en lo más hondo de la vida. Solo quiere la colaboración de sus criaturas para conducir al mundo a su plenitud: «El reino de Dios está cerca. Cambiad»"
Entiendo, además, que cuando dice"El reino de Dios está cerca...", no es para decir que Él ya ha llegado y con él su reino ya está en la tierra... No, creo más bien que nos quiere señalar que Dios y su reino están a nuestro alcance, en nuestra mano... Que sólo tenemos que cambiar la dirección de nuestra vida, revisar nuestros objetivos y nuestros planes.
Entonces, para que empiece a hacerse realidad ese reino de Dios, en qué tengo que cambiar?
En nuestra comunidad cristiana preocupa la realidad de la iglesia. Se señala la baja participación de la población, la falta de sacerdotes, el alejamiento de jóvenes y adultos... Al tiempo que la realidad social cuestiona también el mensaje que transmitimos como comunidad cristiana. ¿Qué tenemos que hacer? ¿En qué tenemos que cambiar?
Quizás puede servirnos como pauta esto que escribe José Ant. Pagola: "Su objetivo (la propuesta y proyecto de Jesús) no es que en Israel se viva una religión más fiel a Dios, sino que sus seguidores introduzcan en el mundo una nueva dinámica: la que responde al proyecto de Dios..."
El peligro que tenemos, en las comunidades cristianas, es el de centrarnos en nosotros mismos (la asistencia, los sacerdotes, la práctica religiosa...) y no en esa nueva dinámica y modo de vida de Jesús.
"Señalaré los puntos clave (añade J.A. Pagola): A)La compasión ha de ser siempre el principio de actuación (Sin ayuda práctica a los desgraciados de la tierra no hay progreso humano).
B) La dignidad de los últimos ha de ser la primera meta (Hay que poner la cultura, la economía, las democracias y las Iglesias mirando hacia los que no pueden vivir de manera digna).
C) Hay que impulsar un proceso de curación que libere a la humanidad de lo que la destruye y degrada: «Id y curad» (Jesús no encontró un lenguaje mejor. Lo decisivo es curar, aliviar el sufrimiento, sanear la vida, construir una convivencia orientada hacia una vida más sana, digna y dichosa para todos)."
Si no conectamos con el mensaje de Jesús de Nazaret, es posible que seamos buenas personas, religiosas, cumplidoras, digamos que buena gente; pero seguiremos como sin cobertura o sin conexión y nuestra comunidad cristiana seguirá anclada en los problemas de siempre y sin acceso a ese reino de Dios que está al alcance de nuestra mano. ¿En qué tengo que cambiar?
Texto del evangelio de Mateo (4,12-23)


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