sábado, 8 de enero de 2011

Hemos visto su estrella


Mateo, como discípulo y seguidor de Jesús, tiene mucho interés en que su gente, el pueblo judío, vea en él la persona que nos conduce al Padre, que nos muestra el camino y nos desvela al Dios de sus padres, el que siempre anunciaron los profetas... y recorre los diferentes libros de la biblia señalando profecías, dichos y escritos antiguos que les ayuden a entender y sobre todo a creer.
Nosotros estamos muy lejos de todo ello. Los profetas, los anuncios, las imágenes y figuras se han ido quedando en eso: meras imágenes de otros tiempos. Y, quizás por eso, se nos hace extraño y difícil de comprender.
El nacimiento en Belén y los pastores, junto con los ángeles que anuncian "Os ha nacido un salvador"; los magos de vienen de oriente y se acercan hasta el lugar donde está el niño para adorarlo...
Nos hemos quedado con las imágenes y las hemos fijado como hechos históricos que nos dicen la historia y todo lo que ocurrió... Nos sucede, como indica J.M. Castillo en su libro "La humanización de Dios", que hemos terminado confundiendo los escritos de los evangelios con una crónica, la fe y convicción con la historia... Y los evangelios son el testimonio de unos creyentes, seguidores de Jesús. No son un "conocimiento", sino una convicción. Algo que condiciona y compromete mi vida.
Y ahí es donde nos cuesta llegar.
Porque todas esas figuras e imágenes tienen como finalidad única la convicción, la fe de los seguidores de Jesús que conocieron al Jesús adulto que proclamaba el Reino de Dios, el cambio de mentalidad, la nueva forma y estilo de vida al tiempo que les decía cómo es Dios, nuestro Padre, al que le importan tanto los pobres, los desvalidos, los últimos, los no-importantes en este mundo, las mujeres, los extranjeros, que proclama que ellos serán los primeros en la casa del padre... ¿No resulta curioso que Mateo utilice la imagen de los pastores, pobres y humildes gentes que dormían al raso? Que fueran ellos los únicos que se acercaron hasta la cueva donde nació Jesús? Y la otra figura, la que nos presenta en el evangelio de hoy, los magos de oriente... extranjeros que llegan hasta la casa de una familia humilde como la de José y María?
Creo entender que es ese giro que Jesús dio a la vida religiosa, a la manera como tenía el pueblo judío de buscar a Dios, acercarse a Él y cumplir sus deseos... Porque no son las autoridades religiosas, los sabios y los entendidos en la Ley. Tampoco los más religiosos y asiduos en los ritos y ceremonias del Templo. No, los pastores..., los magos de oriente...
Escuchando el relato, aparte las consideraciones sobre la manifestación o Epifanía del Señor, me ha llamado la atención esa palabra que dicen los magos de oriente: "Hemos visto salir su estrella..."
Me pregunto si, a lo largo de mi vida, llegaré a poder afirmar eso mismo: He visto su estrella y quiero seguirle. Y, cuidado, que la estrella no nos lleva a la catedral, a la gran iglesia, al hermoso templo de nuestro pueblo o de nuestro barrio... Dice Mateo que los magos llegaron a Jerusalén, la capital, al lugar donde estaba el Templo y las autoridades religiosas. Pero allá no estaba. Mateo hace señalar un pequeño pueblo, Belén. Y en cuanto se encaminaron hacia allí, "la estrella comenzó a guiarlos..."
Un pueblo pequeño, un barrio marginado, unos pobres emigrantes, gentes desvalidas, personas sin ninguna relevancia ni importancia... ¡Qué cosa más extraña! verdad?
Y termina el relato diciendo que "se volvieron a su tierra por otro camino".
Entonces creo que buscamos a Dios en sitios y lugares desacertados. Y no vemos brillar la estrella y caminamos sin saber a dónde. Y es que el Reino de Dios está entre vosotros, dirá Jesús de Nazaret. Mirad con atención. Como los pastores, como los magos de oriente.
Seguro que, una vez que encontremos a Jesús y seamos sus discípulos nos volveremos a nuestra tierra por otro camino.
Eso sería el mejor regalo de Reyes. Felicidades!

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