sábado, 14 de agosto de 2010

Dichosa tú que has creído


15 de agosto - Fiesta de la Asunción de María
-Ahora se estableció... el reinado de nuestro Dios
-Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida
-Bendita tú entre las mujeres... Dichosa tú que has creído...

Qué difícil resulta hoy en día entender el lengua de las lecturas de hoy!
Hacemos fiesta de la exaltación de María, madre de Jesús de Nazaret y con un lengua y visión humanas tratamos de decir lo que habríamos hecho nosotros en el lugar de Dios.
En ese lenguaje muy humano, como no podía ser de otra manera, se habla de un cielo, de otro mundo que está por encima del nuestro, y se dan explicaciones de lo que sucedió o sucederá "al final de los tiempos".
Y como no podemos apoyarnos en nada ni tenemos ninguna experiencia de lo que pasó o pasará al final, nos quedamos en la nubes.
María, madre de Jesús, como ocurre con todas aquellas personas queridas , nos ha dejado una marca y señal profunda. Como mujer y como madre -al igual que en la mayoría de los pueblos y culturas- fue la formadora, la continuadora de la tradición, la enseñante y transmisora de su fe y religiosidad.
Y cuando escuchamos y seguimos a Jesús de Nazaret, podemos decir que, a través de su madre María, recibimos la fe de Israel y las ansias y esperanzas de todo un pueblo.
Y Jesús nos hace caminar hacia la Buena Noticia del Reino:
-Que Dios es nuestro padre
-Que Dios no hace distinción de personas
-Que cada uno de nosotros llevamos un pedacito de vida de Dios
-Que su reino está dentro de nosotros
-Que no nos apeguemos a las cosas y fijemos nuestro corazón en el nuevo estilo de vida
-Que lo importante es la misericordia y la compasión
-Que Dios está a nuestro lado y que lo encontramos en todo
-Y que no son las leyes, los ritos los que nos salvan
-Que nuestra salvación es un regalo de Dios y lo que importa es que lo aceptemos
-Que Dios es amor y sólo y únicamente cuando amamos nos acercamos a él.
-Y que es muy importante que amemos como él lo hace: gratuitamente... Es la diferencia de los "hijos de Dios"
Todo eso y mucho más fue el camino que Jesús nos iba mostrando.
Claro que no siempre era fácil de entender. Su madre y su familia eran judíos religiosos y piadosos. Y parecía que Jesús no da importancia al Templo de Jerusalén, a las normas y tradiciones. Y la familia se sintió molesta...
Y María que, como dice Lucas en su evangelio, no debía entender bien todo aquello... "guardaba todas aquellas cosas en su corazón"...
El relato de la visita de María a su prima Isabel (visita real o simbólica) nos sirve para reflexionar sobre esa perspectiva que aparece con regularidad en los profetas de Israel:
Dios se abaja hasta los humildes y desconoce a los engreídos y orgullosos. A los pobres de este mundo les tiende su mano y despide de vació a los ricos...
Es la visión de ternura y compasión de dios en la perspectiva que Jesús irá subrayando a lo largo de su vida.
Por eso hoy, recordando a María la madre de Jesús, celebramos que ella y muchos seguidores de Jesús a lo largo de la historia han aceptado (y me incluyo al igual que muchas otras personas que participamos en la eucaristía y en la vida de la iglesia), hemos aceptado esa visión de Jesús, esa manera de pensar y de vivir que Lucas pone en boca de María.
Isabel dice a María: "Dichosa tú porque has creído"
Juan, en su evangelio dirá. "Dichosos aquellos que creen sin haber visto"
Y nosotros, aún sin conocer los misterios ni el más allá, ni lo que ocurrió o sucederá después, celebramos hoy que al intentar vivir el reino de Dios nos sentimos salvados, apoyados y con fuerza, gozando ya lo que puede suponer vivir como Dios, amar y entregarnos como él lo hace... y alcanzar la vida en su máxima intensidad, como es la fuente de la vida de todos nosotros.
Amén.

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