viernes, 25 de octubre de 2024

¿Qué quieres que haga por ti?

Un ciego mendigo, estaba sentado junto al camino

27 de octubre 2024



- "Rabbuní, que recobre la vista"

"En el episodio del ciego Bartimeo, los que tienen vista son los verdaderos ciegos y el que estaba ciego es el que ve con mayor claridad. El ciego pedía limosna y estaba ‘al borde del camino’. Los ‘marginados’ son los predilectos de Jesús para realizar las curaciones. El primer paso es sentirse escuchados, atendidos y mirados. Después de recuperar su dignidad como personas, se obra el milagro. La vista es el gran símbolo de la sabiduría vital, que todos podemos lograr si seguimos a Jesús por el camino." (Así nos introduce Imma Calvo en la reflexión de este domingo).
Como comenta Fray Marcos, no es una crónica de algo que pasó. Es teología narrativa. Todo son símbolos mesiánicos. Y nosotros, como nos ocurre muchas veces, nos quedamos con la narración y con la serie de milagros pensando que, en este caso, el mendigo Bartimeo tuvo mucha suerte y Jesús le devolvió la vista. Y posiblemente no damos ni un paso más.
Me gusta la reflexión que nos ofrece Fray Marcos: -"¿Qué quieres que haga por ti? La pregunta no tiene ningún sentido, pero pretende que el ciego tome conciencia de su situación. ¿Qué va a querer un ciego? La pregunta que le hace Jesús es la misma que el domingo pasado hacía a Santiago y Juan. La pregunta es idéntica, pero la respuesta es completamente distinta. Los dos hermanos quieren “sentarse” junto a Jesús en su gloria. El ciego quiere ver para “caminar” con él. La diferencia no puede ser más abismal. ¿De verdad quiero salir de mi ceguera? ¿O me encuentro tan a gusto con ella?"
Si repaso mi vida, mi modo de hacer, mis objetivos y mis prioridades... ¿no estaré yo también ciego? ¿no será que me he acomodado al estilo de vida de nuestra sociedad? ¿no será que no quiero que me incomode la propuesta que nos hace el Maestro, su invitación a seguirle por el camino?
"¡Que pueda ver! (sigue el comentario de Fray Marcos). Jesús provoca este grito. En toda la Biblia, el “ver” tiene casi siempre connotaciones cognitivas. Ver significa la plena comprensión de aquello que es importante. Este grito es el centro del relato, siempre que no nos quedemos en lo físico. Se trata de ver el camino que conduce a Jerusalén para poder seguirlo. El camino del servicio que conduce hacia el Reino. De ahí la respuesta de Jesús: ¡Anda! El objetivo final no es la visión, sino la adhesión a Jesús y el seguimiento."
Una vez más, el texto del evangelio nos reenvía al anuncio de la Buena Noticia que lanza Jesús cuando comienza su andadura: Está cerca el Reino de Dios. Convertíos. Cambiad. Prestad atención a este momento que el Señor está pasando... Y ese momento presente nos señala al prójimo, al hermano marginado (el que está al borde del camino), el mendigo, el que no cuenta, el extranjero, el que es de otra raza, de otra cultura... Si paso de largo, si quiero hacer callar al mendigo que pide ayuda, al que llega de lejos y pide cobijo y acogida..., estoy ciego a pesar de tener ojos. No quiero ver. Así no inquietan mi vida ni mi bolsillo.
Como muy bien dice Fray Marcos al final de su comentario:-"La escala de valores que nos propone el evangelio, no sólo es distinta, sino radicalmente opuesta a la que los humanos manejamos todavía hoy. Entendemos al revés el evangelio cuando pensamos: Qué grande es Jesús, que, de una persona despreciable, ha hecho una persona respetable. El evangelio dice lo contrario, esa persona ciega, coja, manca, sorda, pobre, andrajosa, marginada, pecadora; esa que consideramos un desecho humano, es preciosa para Dios. Y por lo tanto es preciosa para Jesús. ¡Nos queda aún mucho por andar!"

Texto del evangelio de MARCOS 10, 46-52


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