miércoles, 28 de diciembre de 2022

María conservaba todas estas cosas

Meditándolas en su corazón

1 de enero 2023

Comenzamos el nuevo año con una fiesta dedicada a María, la madre de Jesús de Nazaret. Una fiesta entrañable como todas las fiestas que dedicamos a la "madre", a todas las madres.

Y el texto subraya algo que, estoy convencido, hacen todas las madres: "Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón".

Quizás, ésa sería la actitud de cualquier persona que desea seguir las huellas del Maestro. Atentos a su paso, a lo que sucede, y meditarlo en nuestro corazón.

Tanto hemos querido ensalzar a la madre de Jesús que la hemos colocado tan lejos de nuestra humanidad que no podemos sentirla como ejemplo, como camino y estilo de vida.

Ella, tan parecida a muchas de nuestras madres, atareada con todas las labores del hogar, con la casa, con la familia, con los vecinos, con el trabajo, con la escasez, con las dificultades, con la enfermedad y con la muerte...

Ella, con la esperanza puesta en Dios, con esa confianza y entrega, con la delicadeza que se ve mucho más presente en la mujer...

Hace poco, con ocasión de la fiesta de la Inmaculada, escuchamos a uno de los sacerdotes (africano de Burkina Faso) de nuestra parroquia de Madrid  un comentario sobre el anuncio del ángel a María. Y decía: "...Oh,Dios, me dijo el ángel que mi hijo sería Hijo del Altísimo... Y aquí estoy dando a luz en un establo de animales... Tú verás. Pero yo no lo entiendo... También me dijo que tendría el trono de David... Tú verás, pero me parece que así no vamos a ninguna parte... No lo entiendo..."

Y así nos hizo un largo comentario que me hizo reflexionar. La confianza y la esperanza de la madre de Jesús. A pesar de todo... Lo guardaba y lo meditaba en su corazón.

Ahora nos toca a nosotros. Descubrir al Salvador, como hicieron los primeros seguidores. Y seguir sus pasos. Vivir a su modo y estilo. Poner nuestra vida en manos de Dios con esa entrega y confianza plena.

Y en este tiempo que celebramos la Navidad como el acercamiento de Dios a nosotros (como leíamos en el evangelio de Juan que "la Palabra se ha hecho carne... y acampó entre nosotros"), me ha llamado la atención lo que escribe Juan de Burgos Román (una especie de Carta A los Amigos, con motivo de la Navidad): "De nada vale que el Señor esté con nosotros si nosotros no le percibimos, si no nos enteramos de que está, por lo que, a lo que estimo, en lugar del “Ven Señor Jesús”, lo que debiéramos decir sería algo como esto: Anhelamos que se nos despierten los sentidos para poder percibir tu presencia en nosotros. Y es que pienso que es vital caer en la cuenta de que no estamos solos, y nunca lo vamos a estar, pues estamos, y estaremos siempre, muy bien acompañados..." 

Tal vez nos falta precisamente eso: Que Dios, ese Alguien tan grande que está por encima de todas las cosas, está en nosotros, en nuestra vida, en todo lo que nos rodea... Cuando empecemos a percibirlo así, nuestra vida tendrá un sentido distinto y comenzaremos a valorar a las personas y a las cosas a su manera. "Podremos llegar a ser hijos de Dios", como decía el mismo texto de Juan.

Texto del evangelio de Lucas (2,16-21):

miércoles, 21 de diciembre de 2022

La luz brilla en las tinieblas

Poder llegar a ser hijos de Dios

25 de diciembre 2022

Ya es Navidad. Además de todas las luces, los regalos, las comidas en familia y el belén que hemos puesto en nuestra casa... es Navidad.

A lo largo de tanto tiempo hemos hecho una lectura de los evangelios tan literal que ya nos parece que se trata de una narración histórica. Con todos los detalles que nuestros belenes han recogido: el establo de los animales, la pobreza de José y María, los ángeles que anunciaron su nacimiento, los pastores que corrieron a ver al niño... Toda una imagen que nos resulta tan tierna y conmovedora que nos llena de paz y de esperanza. Nos ha nacido un Salvador. Él nos librará de todos los males y nos traerá, sí, la paz y un mundo mejor.

Y repetimos la fiesta cada año. Y nos parece que así daremos comienzo a un nuevo año que sea mejor que el anterior.

El texto del evangelio de Juan deja a un lado toda esa narración del nacimiento de Jesús y nos mete en unas profundidades que nos tienen que hacer reflexionar.

Nosotros, al igual que lo hacía todo el pueblo judío, esperamos al Salvador, el Mesías, el que nos salvará de todos nuestros males y problemas. Y Juan, en su texto, nos dice que "La luz brilla en las tinieblas", "Que vino a los suyos y los suyos no lo recibieron..."

Creo que se está refiriendo a la Palabra, al mensaje de Jesús de Nazaret, a acoger y recibir dentro de mí mismo esa propuesta que hacía Jesús a todos los que le querían escuchar: Para acoger el mensaje, la Palabra, hay que cambiar, hay que renacer. Como le dijo a Nicodemo: "el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”.

Y ese renacer es algo muy exigente. Así lo comenta Juan Zapatero Ballesteros: "Jesús se refería al otro nacimiento que no entiende de lugares, de tiempos ni de otras anécdotas que a la postre no inciden para nada en la plenitud de uno mismo ni en la felicidad de los demás. Jesús se refería al cómo, o lo que es lo mismo, a nacer de otra manera."

"Era y sigue siendo mucho más atractivo, qué duda cabe, un cielo con angelitos revoloteando que proclaman por doquier paz, que denunciar la injusticia de cerca y de lejos como la causante de tanta destrucción material y eliminación de vidas. Cómo no va a ser mucho más enternecedor contemplar a un recién nacido, postrado en un pesebre, mientras lo lamen el buey y la mula, que tener que arremangarse con la acción y la palabra para evitar desahucios, por ejemplo, o cualquier otro tipo de atropello. “Renacer” o lo que es lo mismo, desmontar todo un tinglado de estructuras religiosas, que no evangélicas, es harina de otro costal que conviene dejar aparcado para tiempos mejores..." (Juan Zapatero).

Ésa es la reflexión para este día de Navidad. Contemplar el belén tiene que significar para nosotros un cambio que nos hace renacer, acoger su mensaje y vivir de tal manera que la Luz que brilló en la vida de Jesús de Nazaret ilumine también la nuestra.

Acogiendo esa Luz que brilla en las tinieblas, también nosotros, podemos llegar a ser hijos de Dios.

Y celebraremos la Navidad con todo el sentido del mensaje del evangelio. De acogida a Dios que está entre nosotros, que se hace carne en los más desprotegidos (especialmente), en los necesitados, en los hambrientos de pan, de paz, de justicia... Acogemos la Luz que nos da vida y que nos hace renacer como verdaderos hijos de Dios.

Texto del evangelio de Juan - Jn 1, 1-18

 

viernes, 16 de diciembre de 2022

Dios con nosotros

"Emmanuel" 

18 de diciembre 2022

Ya estamos a las puertas de la Navidad y en estas fechas escuchamos (o damos lectura) a los textos que nos ofrecen los evangelios de Mateo o de Lucas.

En ambos casos esas narraciones nos resultan tan conocidas que casi ni nos llaman la atención. Por otra parte hemos crecido rodeados de tantas representaciones que, en nuestro subconsciente, se han convertido en imágenes de una historia acaecida hace dos mil años. Y, quizás, nos hemos quedado con el belén y todas sus figuras y hemos perdido el mensaje en el camino.

Leo y releo el texto del evangelio y me gustaría destacar únicamente esa palabra "Emmanuel". Diría que es la palabra que resumen el mensaje del texto y de Jesús mismo.


Como escribe José Antonio Pagola: "-Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?"


Y J.A. Pagola nos ofrece un camino: "Ten valor para quedarte a solas. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti."


"Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás arraigado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de «aguantar» un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios."


Es ante esa realidad de nuestro propio ser que podemos experimentar esa realidad profunda y revivir la experiencia que Jesús de Nazaret hizo realidad en su vida. Esa vivencia le hizo llamar a Dios Abbá (papá), el Dios con nosotros. Y cuando nos acercamos a él entramos en su Reino y podemos comunicar a los demás algo que va mucho más allá que todas las doctrinas y explicaciones. 


Desde nuestra manera de vivir y de entender, como escribe J.A.Pagola, "Dios te parece inmenso y lejano. Pero, si te abres a él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser."


Es el mensaje de la Navidad. Emmanuel-Dios con nosotros. La ausencia de Dios era la causa de todos los males... Así lo hacen sentir todos los profetas del Antiguo Testamento. Y hoy, podríamos decir, que esa misma ausencia hace que nuestra sociedad y nuestro mundo se vea rodeado de tantos males...

Dios siempre está ahí, en nuestra vida, en nuestro ser, en nuestra realidad; pero nos toca a nosotros abrirnos a Él y empezar a vivir como hijos suyos, aceptándolo en nuestra propia existencia.


Entonces nuestra celebración tendrá el mismo sentido que Mateo y Lucas pusieron en la narración de Belén, de los pastores, de los ángeles o de los Magos de Oriente... Porque Dios está con nosotros.



Texto del evangelio de MATEO 1, 18-24




miércoles, 7 de diciembre de 2022

Tenemos que esperar?

¿Eres tú el que ha de venir?

11 de diciembre 2022 

Una buena introducción la que nos ofrece Inma Calvo: -"El evangelio del tercer domingo de adviento lanza una pregunta muy interesante: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Nos invita a pensar si Jesús y su mensaje son lo que necesita el mundo, lo que necesita mi vida."

Hubo un tiempo, especialmente en tiempos de Jesús, que había una gran conmoción por la espera. Todo el pueblo judío vivía desde hacía siglos esa esperanza: La liberación de su pueblo. Alguien que vendría a sacarlos de tantas miserias y opresiones. Otros pueblos, otros reinos e imperios los tenían dominados y esclavizados. Y los profetas mantenían su ánimo y su esperanza anunciando la llegada de alguien que los liberaría... Sería el Ungido de Dios, el Mesías.

Y llegó Juan anunciando a alguien que estaba a punto de venir... Y llegó Jesús de Nazaret que declaraba a todo el que quisiera escucharle que el Reino de Dios estaba cerca... 

De ahí la pregunta: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"

Una aclaración que nos hace Fray Marcos: -"Los evangelios nacen en una cultura oriental, completamente distinta de la cultura grecorromana donde se desplegó más tarde el cristianismo. En aquella cultura, la manera de comunicar verdades era el relato. Contando una historia se le dice al interlocutor lo que se le quiere comunicar. Nada que ver con la cultura grecorromana, que había desarrollado un lenguaje lógico, discursivo, racional, que por medio de razonamientos accedía y comunicaba la verdad."

Es importante entender esto porque los textos de los evangelios nos comunican verdades en forma de relatos que, casi siempre, nosotros que venimos de una cultura grecorromana u occidental los escuchamos o leemos como si fueran auténticos textos de historia.

"Contadle a Juan lo que estáis viendo. No les está diciendo que su misión es curar las limitaciones. Jesús recuerda la manera de hablar del profeta Isaías, para que Juan asociara lo visto con los tiempos mesiánicos anunciados. Ni todos los leprosos van a quedar limpios, ni todos los sordos van a oír... (Estas imágenes tenemos que entenderlas como símbolos) "¿Por qué habla de ciegos, sordos, cojos, inválidos, leprosos, y muchos otros colectivos que siguen siendo objeto de marginación? El texto quiere decir que la llegada del Reino tendrá consecuencias para todos, pero sobre todo para los más desfavorecidos...Quiere decir que el que acoja el Reino, saldrá de la dinámica de la opresión y entrará en la del servicio. Por cierto, entre las imágenes de la presencia del Mesías no hay ni un solo signo religioso. Esto tenía que hacernos pensar. Los cristianos nos olvidamos con frecuencia que, para Jesús, lo primero es el hombre; incluso antes que Dios." (Fray Marcos)

Pensando ahora en nuestro entorno, en nuestra sociedad, me pregunto si nosotros esperamos a alguien. En el trabajo, en la política, en los negocios, en la vida de familia... ¿Qué esperamos?

Durante muchos muchos años nos han predicado y hemos asumido que el Salvador ya vino, que nuestro Salvador ya pasó... Pero nuestro mundo no acaba de mejorar. Los medios técnicos de comunicación nos informan de las terribles carencias de millones de personas, el hambre, las enfermedades, la opresión y la falta de los más necesario para una vida humana. De ahí que nos preguntemos (si es que lo hacemos): ¿Eres tú que va a solucionar todo esto o tenemos que esperar a otro?

"El Reino no lo hacen presente los ciegos, sordos o cojos curados, sino el que se preocupa de ellos. Por no tener esto en cuenta, creemos que lo importante es librar al pobre de sus carencias. El objetivo primero debe ser librarme yo de mi inhumanidad. Incluso para un ciego, más importante que ver, es recuperar su humanidad machacada por el que le desprecia. Que esa disponibilidad sea para con un rico o para con un pobre, no tiene importancia; lo que importa es la actitud. Tampoco importa que al necesitado se le dé un millón o solo una sonrisa; en ambos casos allí está Dios." (Fray Marcos)

El mensaje ya está ahí. Sólo si soy capaz de escucharlo y asumirlo dentro de mí sentiré que llega la salvación. Y para que sea real Jesús de Nazaret insiste en el cambio de mentalidad, en la conversión, en dar pasos hacia una nueva humanidad.

Todas las celebraciones que vivimos o recordamos en estas fechas tienen que llevarnos a ese mismo objetivo. Todas las imágenes y relatos de la Navidad deben llevarnos al fondo de su mensaje, si no sólo serán representaciones y fondos musicales que nos traen recuerdos infantiles y de familia; pero que no afectan a nuestra vida.

Texto del evangelio de MATEO 11, 2-11

viernes, 2 de diciembre de 2022

Cambiar de mentalidad

El reino de Dios está cerca

4 de diciembre 2022

Convertirse no es renunciar a nada ni hacer penitencia por nuestros pecados. Conversión (metanoia, en griego), en lenguaje bíblico, es cambiar de mentalidad.


Es el lema que nos da hoy el evangelio de Mateo. Seguramente es lo que más nos cuesta: Cambiar de mentalidad. Poner en nuestra mente y en nuestro corazón otro modo de pensar, otros objetivos, otra manera de actuar... Porque decir: Lo siento, perdona! O confesar que: Me he equivocado, ¡perdóname! Hasta ahí nos resulta más o menos fácil. Pero cambiar... Es como si dijéramos: Yo soy como soy. Mi manera, mis costumbres, mis aficiones. O sea, mi vida.


Como escribe José Antonio Pagola: -"Son muchas las personas que no son ni creyentes ni increyentes. Sencillamente se han instalado en una forma de vida en la que no puede aparecer la pregunta por el sentido último de la existencia."

El toque de atención que nos da el evangelio es precisamente para eso, para tomar conciencia de mi propia existencia, del sentido de mi vida, de lo que hago con ella...

Continúa la reflexión de J.A.Pagola: -"Cuando una persona vive volcada siempre hacia lo exterior, perdiéndose en las mil formas de evasión y divertimiento que ofrece esta sociedad, ¿puede encontrarse realmente consigo misma y preguntarse por su último destino?"

Y pensando en mí mismo, en los que nos acercamos regularmente a la iglesia y tratamos de vivir como seguidores de Jesús, la pregunta sería: ¿Qué debo hacer? ¿De qué me voy a convertir? Podríamos decir que nuestra práctica religiosa ya es una muestra de que nos vamos convirtiendo. Porque cumplimos lo que está mandado.

El cambio que nos pide el evangelio va mucho más allá de todas esas normas y prácticas.


Me ha llamado la atención el comentario de Fray Marcos: -"Ninguna religiosidad que no valore al hombre tendrá sentido. Somos propensos a dilucidar nuestra existencia relacionándonos directamente con Dios, pero se nos hace muy cuesta arriba el tener que salir del egoísmo y abrirnos a los demás. Nos cuesta aceptar que lo que me exige Dios (mi verdadero ser) es que cuide del otro. Sin pudiéramos escamotear esta exigencia, todos seríamos buenísimos."


Es muy posible que nuestras comunidades cristianas hayan perdido su  atractivo porque están centradas en ellas mismas, en la Iglesia, en sus normas y ritos, olvidando ese detalle de la realidad de Dios presente en los otros, en el prójimo.

Por eso insiste Fray Marcos: -"El Dios, con el que nos relacionamos prescindiendo del otro, es un ídolo. Convertirse no es arrepentirse de los pecados y empezar a cumplir mejor los mandamientos. No se trata de dejar de hacer esto y empezar a hacer aquello. No podemos conformarnos con ningún gesto externo. Se trata de hacerlo todo desde la nueva perspectiva del Ser profundo. Se trata de estar en todo momento dispuesto a darme a los demás.”


Sí, ése es el lema que nos da hoy el evangelio: Convertíos, cambiad de mentalidad... Porque el Reino de Dios está cerca.  Yo diría: el Reino de Dios está a nuestro lado, incluso dentro de nosotros... Cuando comenzamos a dar el cambio y descubrimos al prójimo, al desvalido, al que nos necesita. Y me acerco a él. Se trata de cambiar el corazón. En lugar de un corazón indiferente hacia los otros (un corazón de piedra) y cambiarlo por un corazón de carne (compasivo, atento y solidario).

Texto del evangelio de MATEO 3, 1-12

Se acerca vuestra liberación

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