sábado, 30 de abril de 2022

Nuestra experiencia pascual

"Es el Señor"

1 de mayo 2022

Me doy cuenta de que nosotros (y me refiero a los seguidores actuales de Jesús de Nazaret) hablamos y explicamos muchas cosas sobre la religión, sobre el evangelio, sobre la fe o sobre la moral...; pero nuestro lenguaje no suele ser el fruto de una experiencia. La experiencia pascual.
Los relatos que venimos escuchando en estos domingos de Pascua son, ente todo, la experiencia pascual de aquellos hombres y mujeres que primero vivieron el fracaso terrible de Jesús terminando como un malhechor ejecutado en una cruz. Y, aunque llevaban tiempo siguiendo al que llamaban Maestro, no entendían bien lo que les proponía, su proyecto, lo que Él llamaba el Reino de Dios.

Tuvieron que sufrir el shoc tremendo de la muerte en la cruz para empezar a reflexionar y descubrir el tipo de Vida que vivía Jesús, el cambio radical en su manera de ver y entender las cosas... Fue como si se les abrieran los ojos y se dieran cuenta de que habían vivido como ciegos...

"Nuestro problema -comenta Fray Marcossigue siendo la falta de experiencia pascual. Se trata de una vivencia interior que, o se tiene y entones no hay que explicar nada, o no se tiene y entonces no hay manera de explicarla. Esta simple constatación es la clave para afrontar los textos evangélicos que quieren transmitir dicha experiencia. No hay ni palabras ni conceptos en los que poder meter la vivencia, por eso los textos acuden a los relatos simbólicos."

"El objeto de estos textos no es explicar ni convencer, sino invitar a la misma experiencia que hizo posible la absoluta seguridad de que Jesús estaba vivo. Descubriremos la fuerza arrolladora de esa Vida y podremos intuir la profundidad del cambio operado en ellos."

Así tiene que ser nuestra iniciación en el seguimiento de las huellas del Maestro. No sé si recordáis que (lo cuenta Juan en su evangelio) dos de los que fueron sus discípulos siguieron a Jesús y éste les pregunta: -¿Qué quereis? Y ellos le dijeron: -Maestro, ¿dónde vives? Y él les dice: -Venid y lo veréis...

Es la misma invitación que hará a todos los demás: -Sígueme! Es al invitación a vivir como él. Porque ésa es la vida, la que va más allá de la muerte, más allá de la cruz. Y sólo viviéndola podemos llegar a entender de lo que está hablando.

Una aclaración que ofrece Fray Marcos: -"Las autoridades religiosas y romanas no solo pretendieron matar a Jesús, sino borrarle de la memoria de los vivos. La crucifixión llevaba implícita la absoluta degradación del condenado y la práctica imposibilidad de que esa persona pudiera ser rehabilitada de ninguna manera."

"La probabilidad de que Pilato condenara a la cruz a Jesús por la mañana y por la tarde permitiera que fuera enterrado con aromas y ungüentos, en un sepulcro nuevo, es prácticamente inexistente. Pero es lógico, que los primeros cristianos tratasen de eliminar las connotaciones aniquilantes de la muerte de Jesús." 

Realmente tuvo que ser terrible porque suponía la degradación absouta de una persona... Por eso hasta que no empezaron a captar la intensidad y profundidad de la Vida de Jesús no entendieron que traspasaba la oscuridad de la muerte y que ya era una realidad para siempre, la Vida en Dios, la Vida junto a Dios.

Y los relatos de Pascua, con todos sus simbolismos, nos señalan el camino: Revivir su propia experiencia.

Al final del relato de hoy está, de nuevo, la Misión. "-Hoy se personaliza la misión en Pedro. Había reconocido a Jesús como Señor, pero no lo aceptaba como servidor a imitar. Con su pregunta, Jesús trata de enfrentar a Pedro con su actitud. Solo una entrega a los demás, como la de Jesús, podrá manifestar su amor. "

Texto del evangelio de JUAN 21, 1-19


jueves, 28 de abril de 2022

Así os envío yo

Un reencuentro especial

24 de abril 2022


Estamos celebrando la Pascua. Todos estos días de la semana se van leyendo textos de los evangelios que nos hablan de la Resurrección, de las apariciones a los discípulos, de las mujeres que fueron al sepulcro, etc.

Como bien comenta Fray Marcos: "En ninguna parte se narra el hecho de la resurrección porque no puede ser un fenómeno constatable empíricamente; cae fuera de nuestra historia, no puede ser objeto de nuestra percepción sensorial. Todos los intentos por demostrar la resurrección como un fenómeno verificable por los sentidos estarán abocados al fracaso."


De ahí el peligro que tenemos de leer el evangelio como si se tratara de crónicas de un suceso ocurrido en aquel tiempo. Esa manera de narrar es la expresión que tomaron los que escribieron los evangelios aprovechando textos y narraciones del Antiguo Testamento y que, hoy en día, podríamos describir como explicaciones o comentarios que nos ayuden a captar el sentido profundo de la experiencia vivida por los primeros seguidores de Jesús de Nazaret.


"La resurrección quiere expresar la idea de que la muerte no fue el final. Su meta fue la Vida, no la muerte. La misma Vida de Dios, como dice el mismo Jn: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre”. (Fray Marcos)


Otro punto importante a señalar y profundizar es la misión.

Toda la narración que escuchamos/leemos en este domingo (evangelio de Juan) tiene como punto central la misión o encargo que les hace: "Igual que el Padre me ha enviado a mí, os envío yo también a vosotros."

Como escribe José Antonio Pagola: "-Jesús los «envía». No les dice en concreto a quiénes han de ir, qué han de hacer o cómo han de actuar: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Su tarea es la misma de Jesús. No tienen otra: la que Jesús ha recibido del Padre. Tienen que ser en el mundo lo que ha sido él."

"Ya han visto a quiénes se ha acercado, cómo ha tratado a los más desvalidos, cómo ha llevado adelante su proyecto de humanizar la vida, cómo ha sembrado gestos de liberación y de perdón. Las heridas de sus manos y su costado les recuerdan su entrega total. Jesús los envía ahora para que «reproduzcan» su presencia entre las gentes..."

Y para que sean capaces de llevar adelante la misión... Dice el evangelio que sopló sobre ellos diciéndoles: - Recibid Espíritu Santo.

Es ésa una expresión a la que estamos acostumbrados. Tanto hemos oído comentar y explicar que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad que damos por hecho que está ahí, que Dios nos lo envía o que lo recibimos en Pentecostés o en el bautismo... Pero no llegamos a captar la profundidad de su mensaje.

"El gesto de Jesús -comenta J.A. Pagola- tiene una fuerza que no siempre sabemos captar. Según la tradición bíblica, Dios modeló a Adán con «barro»; luego sopló sobre él su «aliento de vida»; y aquel barro se convirtió en un «viviente». Eso es el ser humano: un poco de barro alentado por el Espíritu de Dios. Y eso será siempre la Iglesia: barro alentado por el Espíritu de Jesús."

"Creyentes frágiles y de fe pequeña: cristianos de barro, teólogos de barro, sacerdotes y obispos de barro, comunidades de barro… Sólo el Espíritu de Jesús nos convierte en Iglesia viva... Muchos no pueden captar en nosotros la paz, la alegría y la vida renovada por Cristo. No hemos de bautizar solo con agua, sino infundir el Espíritu de Jesús. No solo hemos de hablar de amor, sino amar a las personas como él."

Caminar tras las huellas del Maestro es convertirnos y acoger el soplo de Jesús, la Vida misma de Dios. Y la Vida de Dios es, ante todo, amar, el servicio a los hermanos ("lavarles los pies"). Sólo entonces podremos experimentar la vivencia de Pascua (que Jesús, tal como hizo en vida, ha alcanzado la Vida de Dios, está junto a Él. Y nos invita a que cada uno de nosotros resucite a una vida nueva, nuestra resurrección.

Texto del evangelio de JUAN 20, 19-31

lunes, 18 de abril de 2022

La experiencia pascual

Yo también estoy llamado a esa Vida Nueva

DOMINGO DE PASCUA 


Jn 20,1-9 (Comentarios de Fray Marcos)

"En este día de Pascua, debemos recordar a Pablo: "si Cristo no ha resucitado, nuestra fe es vana." Aunque hay que hacer una pequeña aclaración. La formulación condicional (si) nos puede despistar y entender que Jesús podía no haber resucitado, lo cual no tiene sentido porque Jesús había alcanzado la VIDA antes de morir. Su Vida era la misma de Dios. Por lo tanto la posibilidad de que no resucitara es absurda. Todo el esfuerzo de la predicación de Jesús consistió en hacer ver a sus seguidores la posibilidad de esa Vida. Seré seguidor de Jesús solo en la medida que viva la misma Vida de Dios como él."

Lo primero que debemos tener en cuenta es que estamos celebrando hechos teológicos, no históricos ni científicos. Todavía la muerte de Jesús fue un acontecimiento histórico, pero la resurrec­ción no es constatable científicamente porque se realiza en otro plano fuera de la historia. Esto no quiere decir que no ha resucitado, quiere decir que para llegar a la resurrección, no podemos ir por el camino de los sentidos y los razonamientos. Nadie pudo ver, ni demostrar con ninguna clase de argumentos, la resurrección de Jesús. No es un acontecimiento que se pueda constatar por los sentidos. Esto es clave para salir del callejón en que nos encontramos por interpretar los textos de una manera literal.

¿Qué pasó en Jesús después de su muerte? Nada. Absolutamente nada. La trayectoria histórica de Jesús termina en el instante de su muerte. En ese momento pasa a otro plano en el que no hay tiempo. En ese plano no puede “suceder” nada. En los apóstoles sí sucedió algo muy importante. Ellos no habían comprendido nada de lo que era Jesús, porque estaban en su falso yo, pegados a lo terreno y esperando una salvación que potenciara su ser contingente. Solo después de la muerte del Maestro, llegaron a la experiencia pascual. Descubrieron, no por razonamientos, sino por vivencia, que Jesús seguía vivo y que les comunicaba Vida. Eso es lo que intentaron transmitir a los demás, utilizando el lenguaje humano que es siempre insuficiente para expresar lo trascendente.

Todos estaríamos encantados de que se nos comunicara esa Vida, la misma Vida de Dios. El problema consiste en que no puede haber Vida, sin antes no hay muerte. Es esa exigencia de muerte lo que no estamos dispuestos a aceptar. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”. Esa exigencia de ir más allá de la vida biológica, es la que nos hace quedar a años luz del mensaje de esta fiesta de Pascua. Celebrar la Pascua es descubrir la Vida en nosotros y estar dispuestos a dar más valor a la Vida que se manifestó en Jesús que a la vida biológica tan apreciada.

No debo quedarme en la resurrección de Jesús. Debo descubrir que yo estoy llamado a esa misma Vida. A la Samaritana le dice Jesús: El agua que yo le daré se convertirá en un surtidor que salta hasta la Vida definitiva. A Nicodemo le dice: Hay que nacer de nuevo; lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es Espíritu. El Padre vive y yo vivo por el Padre, del mismo modo el que me coma, (el que me asimile), vivirá por mí. Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque haya muerto vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Creemos esto? Entonces, ¿qué nos importa lo demás? Poner a disposición de los demás todo lo que somos y tenemos es la consecuencia de este descubrimiento de la verdadera Vida.


Para encontrar a Dios

La muerte de Jesús... para manifestar a Dios

VIERNES SANTO 

Jn 18-9 (Comentarios de Fray Marcos)


"No es nada fácil hacer una reflexión sencilla y coherente sobre el significado de la muerte de Jesús. Se ha insistido tanto en lo externo, en lo sentimental, que es imposible ir al meollo de la cuestión. No debemos seguir insistiendo en el sufrimiento. No son los azotes, ni la corona de espinas, ni los clavos, lo que nos salva. Muchísimos seres humanos han sufrido y siguen sufriendo hoy más que Jesús. Lo que nos marca el camino de la plenitud humana es la actitud de Jesús en el trato con los demás. Ese amor, manifestado en el servicio, es lo que demuestra su verdadera humanidad y, a la vez, su plena divinidad."  

"¿Qué añade su muerte a la buena noticia del evangelio? Aporta una increíble dosis de autenticidad. Sin esa muerte y sin las circunstancias que la envolvieron, hubiera sido mucho más difícil para los discípulos dar el salto a la experiencia pascual. La muerte de Jesús es sobre todo un argumento definitivo a favor del amor. En la muerte, Jesús dejó claro que el amor era más importante que la vida. Si la vida biológica es lo más importante para cualquier persona normal, podemos vislumbrar la importancia que tenía el amor para Jesús. Aquí podemos encontrar el verdadero sentido que quiso dar Jesús a su muerte."

"La buena noticia de Jesús es que Dios es amor que se manifiesta de forma desconcertante. El Dios manifestado en Jesús es tan distinto al nuestro que seguimos sin asimilarlo. Como no aceptamos un Dios que se da infinitamente y sin condiciones, no acabamos de entrar en la dinámica de relación con Él que nos enseñó Jesús. El tipo de relaciones de toma y da acá, que seguimos desplegando nosotros con relación a Dios, no puede servir para aplicarlas al Dios de Jesús. El Dios de Jesús es el que se da a todos y nos obliga a darnos."

"Un Dios que nos exige deshacernos, disolvernos, aniquilarnos en beneficio de los demás, no para tener en el más allá un “ego” más potente sino para quedar incorporados a su SER, que es nuestro verdadero ser, no puede ser atrayente para nuestra conciencia de personas individuales. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, permanece solo, pero si muere da mucho fruto”, es decir produce más vida."

"La muerte de Jesús deja claro que el objetivo de su vida fue manifestar a Dios. Si Él es Padre, nuestra obligación es la de ser hijos. Ser hijo es salir al padre, imitar al padre. Esto es lo que hizo Jesús y esta es la tarea que nos dejó, si de verdad somos sus seguidores. El Padre es amor, don total, entrega incondicional a todos y en todas las circunstancias. No solo no hemos entrado en esa dinámica sino que pretendemos meter a Dios en nuestros egoísmos; no solo en esta vida terrena, sino garantizándonos un ego para siempre."

"La muerte no fue un mal trago que tuvo que pasar Jesús para alcanzar la gloria sino la suprema gloria de un hombre al hacer presente a Dios con el don total de sí mismo, viviendo para los demás. Dios está siempre y solo donde hay amor. Si el amor se da en el gozo, allí está Dios. Si el amor se da en el sufrimiento, allí está también Dios. Se puede salvar el hombre sin cruz, pero nunca se puede salvar sin amor. Lo que aporta la cruz es la certeza de que el amor es posible aún en las peores circunstancias que podamos imaginar."

miércoles, 13 de abril de 2022

Para entender los gestos de Jesús

 Consciente de que había llegado su hora

Jueves Santo, la clave para entender el Viernes 


Nuestras celebraciones, centradas totalmente en la Eucaristía y/o el Sacerdocio, han terminado por alejarse del sentido y profundidad que nos ofrece el evangelio de Juan.

Las procesiones, los monumentos y adoración de la Eucaristía en las iglesias, no asumen el mensaje de Jesús... El que da a sus seguidores "consciente de que había llegado su hora"...

Tal vez preferimos los misterios y las celebraciones que tienen su toque de magia e insistimos con celo y entusiasmo en la celebración de la misa con la conversión del agua y del vino en el cuerpo y la sangre de Jesús, en su presencia real y corporal en la eucaristía que guardamos en el sagrario.

"El relato de Juan muestra la importancia del lavado de los pies. Así lo muestra la grandiosa obertura con que arranca el texto: “Consciente de que había llegado su “hora”, él, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Pero es sorprendente el final: “¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el “Maestro” y el “Señor”; y decís bien, porque lo soy. Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, sabed que también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”. Aquí está la clave de la celebración de hoy."

El lavatorio de los pies... En ese gesto, Cristo está tan presente como en la celebración de la eucaristía. Si entendemos esta equiparación, estaremos en condiciones de ahondar en el significado de los dos hechos. Lavar los pies era un servicio que normalmente solo hacían los esclavos. Jesús manifiesta que él está entre ellos como el que sirve. Es lo que había hecho Jesús durante su vida, pero ahora quiere hacer un signo que no deje lugar a la duda. Lo importante es lo que quiere significar.

Entiendo que si los cristianos (y nuestras comunidades) no intentamos asumir y profundizar en este mensaje de Jesús, nunca llegaremos a captar el significado de la eucaristía.

"Juan, el que más profundizó en el mensaje de Jesús, ni siquiera menciona la institución de la eucaristía. Esto debía hacernos pensar en la importancia del signo de lavar los pies. Sospecho que Juan quiso recuperar para la última cena el carácter de recuerdo de Jesús como servicio."

"Poco después del texto que hemos leído, Jesús dice: “Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado”. Esta es la explicación que da Jesús a lo que acaba de hacer. Cuando seguimos insistiendo en los mandamientos de Moisés o los de la Iglesia, nos quedamos a años luz del mensaje de Jesús. Para el que quiere seguir a Jesús, todo queda reducido a ¡Amaros! No dijo que debíamos amar a Dios, ni a él. Tenemos que amarnos como Jesús amó. Una eucaristía celebrada como devoción, que comienza y termina en el templo, no es la eucaristía que celebró Jesús. Celebrar la eucaristía es aceptar el compromiso de darse totalmente. La eucaristía no es más que el signo de la entrega. Si no se da esa entrega, lo que hacemos será un puro garabato."


El signifi­cado de la eucaristía lo percibiremos a la luz del lavatorio de los pies. Jesús toma un pan y, mientras lo parte y lo reparte, les dice: esto soy yo. Yo estoy aquí para partirme y repartirme, para dejarme comer, para que me asimiléis, para desaparecer dándome. Yo soy sangre, (vida) que se derrama sobre todos, que da vida a todos, que saca de la muerte a todo el que se deja empapar por esa Vida. Jesús les dice que repitan el gesto no para “conmemorar” el hecho, sino para que tomen conciencia de su significado y lo vivan.

Qué celebramos en Semana Santa

 Entrada Triunfal y Muerte

De Domingo de Ramos a Sábado Santo


Vaya semana! Es como si la hubieran planificado al revés.

He tenido dificultades para sentarme a escribir sobre estos días que celebramos. Por eso sólo voy a tomar unas notas que me ayuden a reflexionar y profundizar sobre esos acontecimientos que, desde entonces, han venido marcando la vida de tantas generaciones de cristianos y cristianas.

Hay aspectos y detalles que, desde hace tiempo, he venido asumiendo y que de algún modo me alejan de ciertas celebraciones que, a mi parecer, tienen más de folklore y tradiciones populares que de evangelio y mensaje de Jesús de Nazaret.

Para seguir una línea de meditación voy a tomar prestadas las reflexiones que escribió Fray Marcos:

"Empieza celebrando una entrada “triunfal” y termina recordando una muerte. Es difícil armonizar estos dos aspectos de la vida de Jesús. Podríamos decir que ni el triunfo fue triunfo, ni la muerte fue derrota. Los evangelistas plantean la subida a Jerusalén como resumen de su actividad."

"Jesús fracasó estrepitosamente porque la salvación que él ofreció no coincidía con la que esperaban los judíos. Jesús pretendió llevarlos a la plenitud de su verdadero ser. Ellos solo querían defender sus intereses, salvar su ego. Seguimos en la misma actitud. Dios “quiere” para nosotros lo mejor y nosotros seguimos creyendo que en asegurar nuestra individualidad está nuestra plenitud."

"Si nuestro objetivo es evitar el dolor y buscar el máximo placer, nunca podremos aceptar el mensaje de Jesús. Él confió completamente en Dios, pero Dios no lo libró del dolor ni de la muerte."

"Es un disparate pensar que Dios exigió, planeó, quiso o permitió la muerte de Jesús. Peor aún si la consideramos condición para perdonar nuestros pecados. La muerte de Jesús no fue voluntad de Dios, sino fruto de la imbecilidad humana. Fue el pecado del mundo, el poder y el afán de someter a los demás, lo que hizo inaceptable el mensaje de Jesús."


"Dios no está solamente en la resurrección, está siempre en el hombre mortal, también en el dolor y en la muerte. Si no sabemos encontrarlo ahí, seguiremos pensando como los hombres, no como Dios. Es una lección que no acabamos de aprender. Seguimos asociando el amor de Dios con todo lo placentero, lo agradable, lo que me satisface. El dolor, el sacrificio, el esfuerzo lo seguimos asociando a un castigo de Dios, es decir a una ausencia de Dios. Las celebraciones de Semana Santa nos tienen que llevar a la conclusión contraria. Dios está siempre en nosotros, pero necesitamos descubrirlo sobre todo en el dolor y la limitación."

"Seguramente la pasión fue el primer relato sobre Jesús que se redactó por escrito. A pesar de ello no podemos estar seguros de que lo que nos cuentan corresponda a sucesos reales. Los que más probabilidades tienen de ser inventados son los que hacen referencia a profecías del AT. Esto se debe a que los primeros seguidores de Jesús, todos judíos, no tenían otro medio de explicar la muerte de Jesús que la Escritura. Debemos escapar de ese afán de convertir el AT en un anuncio de lo que sucedió en Jesús. Nadie pudo prever lo que pasó en Jesús, porque rompió todos los moldes y lo que vivió y predicó no podía adivinarlo nadie trescientos o quinientos años antes de que sucediera. Aludir a la inspiración divina para solucionar el problema es no tener idea de lo que significa la Sagrada Escritura como escrito sagrado."


Se acerca vuestra liberación

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