La muerte de Jesús... para manifestar a Dios
VIERNES SANTO
Jn 18-9 (Comentarios de Fray Marcos)
"No es nada fácil hacer una reflexión sencilla y coherente sobre el significado de la muerte de Jesús. Se ha insistido tanto en lo externo, en lo sentimental, que es imposible ir al meollo de la cuestión. No debemos seguir insistiendo en el sufrimiento. No son los azotes, ni la corona de espinas, ni los clavos, lo que nos salva. Muchísimos seres humanos han sufrido y siguen sufriendo hoy más que Jesús. Lo que nos marca el camino de la plenitud humana es la actitud de Jesús en el trato con los demás. Ese amor, manifestado en el servicio, es lo que demuestra su verdadera humanidad y, a la vez, su plena divinidad."
"¿Qué añade su muerte a la buena noticia del evangelio? Aporta una increíble dosis de autenticidad. Sin esa muerte y sin las circunstancias que la envolvieron, hubiera sido mucho más difícil para los discípulos dar el salto a la experiencia pascual. La muerte de Jesús es sobre todo un argumento definitivo a favor del amor. En la muerte, Jesús dejó claro que el amor era más importante que la vida. Si la vida biológica es lo más importante para cualquier persona normal, podemos vislumbrar la importancia que tenía el amor para Jesús. Aquí podemos encontrar el verdadero sentido que quiso dar Jesús a su muerte."
"La buena noticia de Jesús es que Dios es amor que se manifiesta de forma desconcertante. El Dios manifestado en Jesús es tan distinto al nuestro que seguimos sin asimilarlo. Como no aceptamos un Dios que se da infinitamente y sin condiciones, no acabamos de entrar en la dinámica de relación con Él que nos enseñó Jesús. El tipo de relaciones de toma y da acá, que seguimos desplegando nosotros con relación a Dios, no puede servir para aplicarlas al Dios de Jesús. El Dios de Jesús es el que se da a todos y nos obliga a darnos."
"Un Dios que nos exige deshacernos, disolvernos, aniquilarnos en beneficio de los demás, no para tener en el más allá un “ego” más potente sino para quedar incorporados a su SER, que es nuestro verdadero ser, no puede ser atrayente para nuestra conciencia de personas individuales. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, permanece solo, pero si muere da mucho fruto”, es decir produce más vida."
"La muerte de Jesús deja claro que el objetivo de su vida fue manifestar a Dios. Si Él es Padre, nuestra obligación es la de ser hijos. Ser hijo es salir al padre, imitar al padre. Esto es lo que hizo Jesús y esta es la tarea que nos dejó, si de verdad somos sus seguidores. El Padre es amor, don total, entrega incondicional a todos y en todas las circunstancias. No solo no hemos entrado en esa dinámica sino que pretendemos meter a Dios en nuestros egoísmos; no solo en esta vida terrena, sino garantizándonos un ego para siempre."
"La muerte no fue un mal trago que tuvo que pasar Jesús para alcanzar la gloria sino la suprema gloria de un hombre al hacer presente a Dios con el don total de sí mismo, viviendo para los demás. Dios está siempre y solo donde hay amor. Si el amor se da en el gozo, allí está Dios. Si el amor se da en el sufrimiento, allí está también Dios. Se puede salvar el hombre sin cruz, pero nunca se puede salvar sin amor. Lo que aporta la cruz es la certeza de que el amor es posible aún en las peores circunstancias que podamos imaginar."
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