Consciente de que había llegado su hora
Jueves Santo, la clave para entender el Viernes
Nuestras celebraciones, centradas totalmente en la Eucaristía y/o el Sacerdocio, han terminado por alejarse del sentido y profundidad que nos ofrece el evangelio de Juan.
Las procesiones, los monumentos y adoración de la Eucaristía en las iglesias, no asumen el mensaje de Jesús... El que da a sus seguidores "consciente de que había llegado su hora"...
Tal vez preferimos los misterios y las celebraciones que tienen su toque de magia e insistimos con celo y entusiasmo en la celebración de la misa con la conversión del agua y del vino en el cuerpo y la sangre de Jesús, en su presencia real y corporal en la eucaristía que guardamos en el sagrario.
"El relato de Juan muestra la importancia del lavado de los pies. Así lo muestra la grandiosa obertura con que arranca el texto: “Consciente de que había llegado su “hora”, él, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Pero es sorprendente el final: “¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el “Maestro” y el “Señor”; y decís bien, porque lo soy. Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, sabed que también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”. Aquí está la clave de la celebración de hoy."
El lavatorio de los pies... En ese gesto, Cristo está tan presente como en la celebración de la eucaristía. Si entendemos esta equiparación, estaremos en condiciones de ahondar en el significado de los dos hechos. Lavar los pies era un servicio que normalmente solo hacían los esclavos. Jesús manifiesta que él está entre ellos como el que sirve. Es lo que había hecho Jesús durante su vida, pero ahora quiere hacer un signo que no deje lugar a la duda. Lo importante es lo que quiere significar.
Entiendo que si los cristianos (y nuestras comunidades) no intentamos asumir y profundizar en este mensaje de Jesús, nunca llegaremos a captar el significado de la eucaristía.
"Juan, el que más profundizó en el mensaje de Jesús, ni siquiera menciona la institución de la eucaristía. Esto debía hacernos pensar en la importancia del signo de lavar los pies. Sospecho que Juan quiso recuperar para la última cena el carácter de recuerdo de Jesús como servicio."
"Poco después del texto que hemos leído, Jesús dice: “Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado”. Esta es la explicación que da Jesús a lo que acaba de hacer. Cuando seguimos insistiendo en los mandamientos de Moisés o los de la Iglesia, nos quedamos a años luz del mensaje de Jesús. Para el que quiere seguir a Jesús, todo queda reducido a ¡Amaros! No dijo que debíamos amar a Dios, ni a él. Tenemos que amarnos como Jesús amó. Una eucaristía celebrada como devoción, que comienza y termina en el templo, no es la eucaristía que celebró Jesús. Celebrar la eucaristía es aceptar el compromiso de darse totalmente. La eucaristía no es más que el signo de la entrega. Si no se da esa entrega, lo que hacemos será un puro garabato."
El significado de la eucaristía lo percibiremos a la luz del lavatorio de los pies. Jesús toma un pan y, mientras lo parte y lo reparte, les dice: esto soy yo. Yo estoy aquí para partirme y repartirme, para dejarme comer, para que me asimiléis, para desaparecer dándome. Yo soy sangre, (vida) que se derrama sobre todos, que da vida a todos, que saca de la muerte a todo el que se deja empapar por esa Vida. Jesús les dice que repitan el gesto no para “conmemorar” el hecho, sino para que tomen conciencia de su significado y lo vivan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario