viernes, 17 de septiembre de 2021

Lo que me hace más humano

 

19 de septiembre 2021

"Quien quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos”. El mismo mensaje del domingo pasado y en el episodio de la madre de los Zebedeos. 


Ahí tenemos un mensaje tan claro y tan exigente dentro del estilo de vida de Jesús de Nazaret que, si lo pensamos detenidamente, parece mentira la manera de comportarnos en la Iglesia (nuestra Iglesia).

El mismo Papa, el obispo de Roma, en una amonestación a los demás Obispos les dice: “Por favor, sean sirvientes. Siervos, no príncipes”.


El ser "primeros" y más importantes se ha revestido de "sagrado" y cercano o consagrado a Dios y así se justifica todo: Su dignidad, estar por encima de los demás, vestir diferente, incluso los ornamentos y vestiduras en la celebración de la Eucaristía... De ahí, la comunidad cristiana ha ido asumiendo que todas esas personas son también sagradas y ellas tienen que estar al frente, presidir, dirigir, ordenar, explicar y sancionar (si hace falta).

El pueblo, los que forman la comunidad, se convierten entonces en los segundos, los terceros o los últimos.


"El que quiera ser el primero que sea el último y el servidor de todos”. Como comenta Fray Marcos, -"No nos pide Jesús que no pretendamos ser más, al contrario, nos anima a ser el primero, pero por un camino muy distinto al que nosotros nos apuntamos. Debemos aspirar a ser todos, no solo “primeros”, sino “únicos”. En esa posibilidad estriba la grandeza del ser humano."

"Jesús dice: ¿Quieres ser el primero? Muy bien. Pero no lo conseguirás machacando a los demás, sino poniéndote a su servicio. Cuanto más sirvas, más señor serás. Cuanto menos domines, mayor humanidad."

Tal vez, al presentar y comentar este texto del evangelio, se ha apelado a humillación, a dejarse avasallar, a ser el criado/criada de los demás con todas las implicaciones que eso conlleva. Creo que entenderlo de esa manera es seguir manteniendo el esquema que nuestra sociedad nos presenta y plantea: Los primeros, los principales y... los últimos, los que no tienen poder.

Rosario Ramos ofrece este comentario: -"Jesús rompe con esta manera de situarse frente a la vida y frente a lo religioso. Invierte claramente lo que era valioso para su mentalidad y rompe con una tradición que pocos llegaron a comprender. Quien quiera el primer puesto, es decir, quien quiera la máxima visibilidad, poder, triunfalismo, dominación, póngase en el último lugar para vivir en clave de servicio. ¡¡ Cuidado!! no se trata de una denigración personal, a veces así entendido, de dejarse someter y dominar para que otros se aprovechen de esta bondad débil. Así no; se trata de superar las categorías que nuestra mente egoica busca: clasificar, catalogar, contar, subordinar… Es más bien una manera de vivir en autenticidad donde el servicio no es una obligación moral sino una aspiración humana para vivir en comunión con otros (as)."


Eso me parece todo un reto. Si quiero acercarme al mensaje de Jesús, tengo que vivir plenamente mi humanidad. Tengo que poner en mi vida y en mi corazón la compasión, la ternura, la solidaridad, la fraternidad. Sólo así empiezo a hacer realidad lo de ser hijo de nuestro Padre. Y esa compasión y esa solidaridad me encamina hacia lo más débil, lo más necesitado... Entonces lo que importa no es que yo me baje, me coloque en último lugar, me ponga a servir... No, lo que importa es la fraternidad que voy descubriendo, la nueva humanidad que voy adquiriendo.


Texto del evangelio de MARCOS 9, 30-37

viernes, 10 de septiembre de 2021

Si quieres venir detrás de mi...

Para tí, ¿quién es Jesús?

12 de septiembre 2021


Hace ya muchos años leí un libro que me impresionó y me hizo reflexionar mucho: "Para tí, ¿quién es Jesucristo?" de A.M. Carre. Hoy en día se mantiene dentro de mí esa pregunta.


Este fin de semana escuchamos el texto del evangelio de Marcos (cap. 8) con esa doble pregunta de Jesús: -¿Quién dicen los hombres que soy yo?... Y una pregunta personal: - Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?


Y escuchamos lo que decía la gente de Jesús... Y, también, la respuesta de Pedro: "Tú eres el Mesías"...


A lo largo de los siglos hemos ido repitiendo respuestas y definiciones de Jesús como hacíamos en la clase de Catecismo cuando preparábamos la Primera Comunión. Algo que se quedaba como "conocimiento", cosas que había que saber y recordar. 

Hoy en día, en nuestra sociedad, una gran parte de la población apenas si puede recordar u ofrecer una respuesta a esas preguntas. Jesús es un desconocido.


Como siempre que leemos los textos del evangelio decimos aquello de "Palabra de Dios", los hemos tomado como historia literal de lo que fue, de lo que dijo, de lo que pasó... Y se convierten en una parte más de la Historia. 

Como explica Fray Marcos: -"Hoy sabemos que son una interpretación de la figura de Jesús, condicionada por sus circunstancias de todo tipo. Nos transmitieron lo que ellos entendieron pero no lo que en realidad fue Jesús. No podemos seguir interpretando su interpretación con la idea que hoy tenemos de ‘historia’."

Por eso, a la pregunta: -¿Quién es Jesús?, continúa Fray Marcos, la respuesta no puede ser la conclusión de un razonamiento discursivo. No servirán de nada ni filosofías ni psicologías ni teologías. Los análisis externos de lo que hizo y dijo no nos lleva a ninguna parte, porque no son comprensibles. Solo una vivencia interior, que te haga descubrir dentro de ti lo que vivió Jesús, podrá llevarte al conocimiento de su persona. Jesús desplegó todas las ‘posibilidades de ser’ que el hombre tiene. La clave de todo el mensaje de Jesús es ésta: dejarse machacar es más humano que hacer daño a alguien."


Aquellas respuestas aprendidas en el Catecismo no son una respuesta adecuada. Se puede decir que han sido parte de ese bagaje de conocimientos que hemos acumulado en nuestra memoria. Algo así como la "memoria externa" de nuestro ordenador o la micro-tarjeta de nuestro móvil que nos permite guardar documentos, fotos, información que no queremos olvidar; pero que, en el fondo, no afecta para nada nuestra vida.


"Debemos seguir preguntándonos quién es Jesús, explica Fray Marcos. Pero lo que nos debe interesar es un Jesús que encarna el ideal del ser humano, que nos puede descubrir quién es Dios y quién es el hombre. La pregunta que debo contestar es: ¿Qué significa, para mí, Jesús? Pero tendremos que dejar muy claro, que no se puede responder a esa pregunta si no nos preguntamos a la vez ¿Quién soy yo? No se trata del conocimiento externo de una persona. Ni siquiera se trata de conocer y aceptar su doctrina. Se trata de responder con mi propia vida..."


Me temo que es ahí donde encontramos nuestra mayor dificultad. Porque responder a esa pregunta de Jesús de Nazaret implica y complica mi vida. Si quiero seguirle, es que acepto su manera de hacer y de vivir. La relación que tengo con las otras personas, mi escala de valores, los objetivos de mi vida... Todo eso dará un giro de 180 grados. Y comienzan a resonar esos dichos de Jesús que nos parecen exagerados: "El que quiera venir detrás de mí, que reniegue de sí mismo, cargue su cruz y me siga..." "Si ayudas, o invitas o amas a los de tu familia, a tus amigos... qué mérito hay en eso?" "Si alguien te pide la túnica, dale también el manto..." "Ama, también, a tus enemigos..." "Y si vas a rezar o hacer tu ofrenda y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra tí, deja todo eso y ve primero a reconciliarte con él..." "De qué te sirve ganar una fortuna o todo el poder del mundo, si pierdes tu alma, tu humanidad?"...

A partir de ese momento, cada paso que vamos dando en el seguimiento de Jesús es algo que cuestiona mi vida, lo que hago, lo que digo, lo que me preocupa, mi escala de valores...


Ante ese desconocimiento social de Jesús, nosotros tenemos que preguntarnos como escribe José Antonio Pagola: -"Mientras tanto, ¿qué estamos haciendo sus seguidores?, ¿hablamos a alguien de Jesús?, ¿lo hacemos creíble con nuestra vida?, ¿hemos dejado de ser sus testigos?..."

Sobre todo que nuestra vida haga creíble el mensaje de Jesús. Que nosotros mismos seamos buena noticia del reino de Dios, testigos capaces de dar fe y razón de nuestra adhesión a Jesús de Nazaret.

Texto del evangelio de MARCOS 8, 27-35

viernes, 3 de septiembre de 2021

Sordos y casi mudos

Todo lo ha hecho bien

5 de Septiembre de 2021

Odres Nuevos Evangelio 5 DE SEPTIEMBRE 2021 COLOR (3)

El texto del evangelio de Marcos que escuchamos este fin de semana (la curación del sordo que apenas puede hablar...), como tantas otras veces, está lleno de símbolos que, en general, nos pasan desapercibidos.

Fray Marcos me ayuda a entender mejor el mensaje que quiere transmitirnos: -"Para aquella cultura el hecho de que una persona fuera sorda o muda o ciega, no era un problema de salud sino un problema religioso. Esa carencia era signo de que Dios le había abandonado. Si Dios lo había abandonado, la institución religiosa estaba obligada a hacer lo mismo. Eran por tanto, marginados por la religión, que era la mayor desgracia que podía recaer sobre una persona. Jesús, con su actitud, manifiesta que Dios está más cerca de los marginados, de los que sufren. Al curar, Jesús les está sacando de su marginación religiosa, demostrando que Dios no margina a nadie y que la religión no actúa en su nombre."

Nuestra sociedad y nuestra cultura está llena de sonidos, de comunicaciones, de palabras y músicas. Hay una tendencia a llevar auriculares en nuestros oídos y el móvil parece estar siempre en la mano para enviar y recibir mensajes. Lo que hace que andemos como "sordos" y que nuestra voz apenas si tiene mensaje que transmitir. Es como si nos fuéramos encerrando en nosotros mismos.

La actitud de Jesús hacia esa persona sorda y que apenas puede hablar es la de abrirle los oídos y soltarle la lengua... En una palabra, hacer que no esté ni se sienta excluida y marginada.

Fray Marcos lo expresa mejor: -"El Reino consiste en que los que excluimos dejemos de hacerlo, y los excluidos dejen de sentirse marginados a pesar de sus limitaciones. El objetivo de Jesús no es erradicar la pobreza o la enfermedad, sino hacer ver que hay algo más importante que la salud y que la satisfacción de las necesidades más perentorias. Sacar al pobre de su pobreza no garantiza que lo hemos introducirlo en el Reino. Pero salir de nuestro egoísmo y preocuparnos por los pobres sí garantiza la presencia del Reino y puede hacer que el pobre lo descubra."

En estos últimos días me he encontrado con personas que han asumido en su vida este mensaje del Reino de Dios. Es el punto número uno, lo que centra su vida y estar junto a ellas es entrever el objetivo que nos marca Jesús de Nazaret. La gente, las personas (especialmente los excluidos, los marginados, los que no tienen poder ni dinero, ni influencias) han sido y son su referencia constante.

Si nos decimos seguidores de Jesús de Nazaret el evangelio que vamos escuchando tiene que ser una llamada y toque de atención para cada uno de nosotros. Necesitamos liberar y abrir nuestros oídos para que llegue su mensaje... Probablemente necesitaremos apagar nuestras músicas, nuestros mensajes y hacer un silencio dentro de nosotros.

Porque como escribe José Antonio Pagola: -"Si vivimos sordos al mensaje de Jesús, si no entendemos su proyecto, si no captamos su amor a los que sufren, nos encerraremos en nuestros problemas y no escucharemos los de la gente. Pero entonces no sabremos anunciar la Buena Noticia de Jesús. Deformaremos su mensaje"

Texto del evangelio de Marcos (7,31-37)


La pureza o impureza del hombre

“Su corazón está lejos de mí”

29 de agosto 2021




El texto del evangelio que escuchamos este fin de semana (Marcos, capítulo 7) nos ofrece un comentario de Jesús referente a las leyes y normas que debía seguir y cumplir el pueblo judío. Una limpieza ritual que, durante la pandemia que estamos viviendo, también nosotros hemos estado siguiendo… más o menos: “Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas…”


Casualmente un grupo de fariseos vio que los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, sin lavarse… Y ahí vino la crítica. Y la respuesta de Jesús.

¿Qué es lo que mancha al hombre, a la mujer? ¿Qué es lo que nos hace impuros?

Hoy en día andamos peleando con este virus, Covid19, que nos puede contagiar de muchas maneras y que nos sigue obligando a mantener una serie de normas y precauciones de cara a cuidar de nuestra salud y la de las demás personas. Eso sí; pero qué es lo que de verdad contamina a la gente (como personas)?


Como dice Jesús: “lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre…”

Y enseguida ofrece toda una lista: “Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»


Este texto del evangelio nos obliga a una buena reflexión sobre nuestra vida, sobre la relación que tenemos con las demás personas, sobre nuestra actitud hacia aquellas que no son como nosotros.

Pienso que nuestra religiosidad, la formación que hemos recibido a través de la catequesis, de las predicaciones y charlas, se nos ha insistido tanto en el primer mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas, que se ha ido convirtiendo en lo único que importa. Sin embargo la realidad es que a Dios nadie lo ha visto (como dice la primera carta de San Juan) y que sólo si amamos a los hermanos podemos afirmar que amamos a Dios.

Y todas las maldades que salen de dentro, lo que hacen a la persona impura, son actos que ofenden y dañan a las otras personas.

El amor a Dios es, ante todo, nuestra relación amistosa, compasiva y fraterna que tenemos con ellas.

Y no tenemos que rebuscar mucho para recordar expresiones de Jesús en ese sentido:

-Lo que hagáis a uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis.

-No todo el que dice: Señor, Señor… entrará en el Reino de los cielos

-Porque tuve hambre y me disteis de comer…

-Si al ir hacer tu ofrenda en el altar, recuerdas que tu hermano tiene algo contra tí…, deja la ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano…

Es todo el mensaje de la Buena Noticia del Reino de Dios. Y cuando Jesús habla de convertirse se está refiriendo a todas esas cosas que salen de nuestro corazón. La maldad y, también, la bondad.


Y para terminar, una nota y comentario que hace Fray Marcos: “Todos los vicios que menciona el evangelio son un aldabonazo y muestran nuestras malas relaciones con los demás. Ahí queda demostrado nuestro grado de fidelidad a nosotros mismos y a Dios.”


Texto del  evangelio de Marcos (7,1-8.14-15.21-23)



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