domingo, 27 de septiembre de 2015

A favor o en contra

Domingo 27 de Septiembre de 2015

Odres Nuevos Evangelio 27 septiembre 2015 colorMe parece que, al igual que aquellos primeros seguidores de Jesús de Nazaret, a lo largo de la historia de la iglesia se ha mantenido esa actitud de "no es de los nuestros". Y si no era de los nuestros, de nuestra iglesia, de nuestro grupo... no podía ser bueno, no tenían la verdadera fe. Llegando a la conclusión de que no se podía salvar.

Y la predicación, la catequesis, la labor misionera, era una labor de captación, de convertir para que entraran en nuestro grupo.
Cuánto nos cuesta entender la "buena noticia del reino", el estilo de vida de Dios tal como Jesús nos quiere dar a entender en sus actitudes y en sus palabras: La acogida, la no distinción de personas, la ternura y la compasión de Dios, la humanidad que se duele con los últimos y con los marginados, la importancia por encima de todo de la persona...

Porque la buena noticia y el reino de Dios no es que practiquemos las normas de la religión. Ni que cumplamos con los ritos y devociones que los dirigentes religiosos creen que más agradan a Dios. Ni que vistamos de una manera o de otra. Ni que recemos no sé cuántas oraciones... Creo que Jesús de Nazaret está hablando siempre de nuestra actitud y actividad como personas.
Nuestro párroco actual es negro, pero negro negro. Y me hizo mucha gracia cuando en la eucaristía se dolía de la discriminación y desprecio por el color, la raza o la cultura... Y añadió: "...y si a la hora del juicio final se encuentran con que Jesucristo es negrito como yo? Porque Jesús es negro..." Y me pareció muy acertado. Esa encarnación de Dios mismo en el negro, en el sudamericano, en el asiático, en la mujer marginada, en los inmigrantes, en los que no son como nosotros... Jesús de Nazaret puso en medio de sus seguidores a un niño... Y dijo: el que quiera ser el primero, que sea el servidor de los demás...
Es como darle la vuelta a nuestra vida. Eso es lo que importa.
De nuevo me adueño de unas palabras de José Antonio Pagola: "A pesar de los esfuerzos de Jesús por enseñarles a vivir como él, al servicio del reino de Dios, haciendo la vida de las personas más humana, más digna y dichosa, los discípulos no terminan de entender el Espíritu que lo anima, su amor grande a los más necesitados y la orientación profunda de su vida...
Lo primero y más importante no es el crecimiento de aquel pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo..."
Una salvación que toca la vida de las personas. Tal vez nos hace falta limpiar nuestros ojos y descubrir cuántas personas viven y trabajan buscando esa salvación..."El que no está contra nosotros está a favor nuestro".  Y a poco que miremos, nos daremos cuenta de realmente Dios se halla presente en la vida de mucha mucha gente. Y una sonrisa iluminará nuestra mirada.

Texto del evangelio de Marcos 9, 38-43.45.47-48


domingo, 20 de septiembre de 2015

El primero o el último

Domingo 20 de Septiembre de 2015

Intento escuchar el texto del evangelio de Marcos (hoy vuelve el Maestro a señalar el estilo de vida que tienen que llevar las personas que opten por unirse a su proyecto de vida (el reino de Dios: "El que quiera ser el primero entre vosotros, que sea el último de todos y el servidor de todos...") 
De nuevo unas palabras que nos descolocan. A lo largo de nuestra vida hemos recibido infinidad de instrucciones y doctrinas sobre la vida cristiana: el catecismo, las predicaciones en las iglesias, las charlas y conferencias... Ser cristiano era un esfuerzo que teníamos que hacer tratando de conseguir "cumplir los mandamientos de Dios", los "mandamientos de la iglesia", "las obras de misericordia", las devociones, las penitencias... Toda una práctica que, seguro que muy hermosa y muy razonada, nos deja a estas alturas casi en el mismo nivel en el que estábamos al principio.
Por eso, escuchar y sentir esas palabras de Jesús de Nazaret me resulta como descubrir que no he acertado en el esfuerzo, que me he desviado hacia unas normas y un guión que no es el que él decía: "El que quiera ser el primero..." O como escuchábamos la semana pasada: "El quiera salvar su vida, la perderá..."
Y Jesús pone en medio de sus seguidores a un niño... Con la visión y la cultura de aquel entonces (un niño, al igual que una mujer, era una persona sin importancia, casi sin valor...). Uno se pregunta: Cómo es posible? Poner como prioridad a un niño, a una mujer, a un marginado, a un extranjero emigrante, a un anciano abandonado, a un enfermo de sida... Todo eso entra en juego.
Hace referencia a "humanidad", a fraternidad y solidaridad.
En estos días los políticos y los medios de comunicación que son portavoces de los poderosos han puesto en primera página las imágenes desgraciadas y dolorosas de los miles de refugiados sirios... Fruto de una guerra que, desgraciadamente, los mismos poderosos han alimentado de alguna manera con la venta de armas, con sus intereses económicos, ahora se encuentran con el drama originado y hablan de "repartir" la acogida y la ayuda... Y se discute si hay que acoger a más o a menos personas.
Posiblemente sus decisiones se conviertan en otras tantas "medallas" o méritos que hay que agradecerles.
Pero esa misma imagen y esas noticias tan comentadas están dejando en la sombra los miles de inmigrantes africanos que con grandes sufrimientos y miserias tratan de alcanzar tierras europeas entrando en nuestro país. ¿Qué pasa con ellos? 
Como comentaban ayer mismo en la reunión que tuvimos en Karibu: "Ésos sólo son inmigrantes "saltavallas"... No son refugiados como los sirios". Parece que eso lo llegó a decir el Ministro del Interior.
Tal vez hoy en día el Maestro pondría en medio de nosotros a un inmigrante africano llegado en una patera y nos diría lo mismo: "El que quiera ser el primero..." "El que acoge a uno de éstos, me acoge a mí... Acoge al que me ha enviado..." Acoge el reino de Dios.
Por eso, creo, si el seguimiento de Jesús de Nazaret no me obliga a replantearme mis prioridades, es que no he escuchado ni entendido bien.
Comenta José Antonio Pagola: "...Pone a un niño en medio de los Doce, en el centro del grupo, para que aquellos hombres ambiciosos se olviden de honores y grandezas, y pongan sus ojos en los pequeños, los débiles, los más necesitados de defensa y cuidado... Una Iglesia que mira hacia los grandes y se asocia con los poderosos de la tierra está pervirtiendo la Buena Noticia de Dios anunciada por Jesús..."
Texto del evangelio de Marcos 9, 30-37

sábado, 12 de septiembre de 2015

Salvar o perder la vida

Domingo 13 de Septiembre de 2015

Escuchando el texto de Marcos (en la eucaristía de este fin de semana) he recordado la exhortación y comentario que tantas veces hemos oído en las misas, en charlas y encuentros: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga..." Y de muchísimas maneras nos animaban a "cargar la cruz", a aceptar todo lo malo que nos podía pasar como el camino para seguir a Jesús. Es más, a las personas más piadosas se les sugería toda clase de penitencias como otro modo de caminar tras la cruz de Jesús. Camino de salvación.
Así, el dolor y el sufrimiento se convertían en el mejor medio de entrar en el reino de Dios. De esa manera han florecido en la iglesia (al menos en la católica) tantísimas devociones que presentan ese camino como algo que sólo los escogidos pueden entender.
Lo que ocurre es que me temo que toda esa buena voluntad y esos deseos de seguir al Maestro se fijaron en unas prácticas que denotan un tinte masoquista y que están bien lejos del estilo de Jesús de Nazaret.
Que la primera comunidad cristiana hizo esa lectura (dentro de su cultura y del entorno religioso que vivían), se comprende; pero suena como muy alejada de la Buena Noticia que proclamaba Jesús desde el principio. Para entrar y caminar según su proyecto (reino de Dios), Jesús habla de "cambiar", de darse la vuelta, de convertirse... Y en muchas parábolas habla de ese cambio como de algo que te cambia la vida: El mercader que encuentra una piedra preciosa; La mujer que encuentra la moneda perdida; Zaqueo (persona super-rica) que en su encuentro con el Maestro decide devolver las ganancias; los discípulos pescadores... que dejándolo todo se ponen a seguirle... Y las parábolas de las fiestas y banquetes: la alegría de que (sin haber sido invitados) entran finalmente en la fiesta.
El tema es ése: Salvar o perder la vida. Es tal vez la gran preocupación de todos: Ganar más dinero, mejorar el negocio, comprar nuevas cosas... para "ganar la vida". Una lucha constante por asegurarse, por hacerse más rico, tener mejor salud, mejores condiciones de vida... Entonces la vida se convierte en nuestro primer valor, nuestra mayor preocupación, motivo de nuestros mayores esfuerzos. Si la perdemos... Fracaso en los negocios, en el trabajo, una enfermedad, un accidente, el desprecio o el abandono... Nuestra mente y nuestro corazón se llenan de angustia y nos sentimos hundidos.
El Maestro, Jesús de Nazaret, da la vuelta a nuestra escala de valores. Donde nosotros ponemos "ganancia", él nos dice que "perdemos". Y donde hablamos de pérdidas, el coloca "ganancias". Y ahí nos descoloca a todos. El que quiera seguirme..., el que quiera apuntarse a este proyecto (reino de Dios) que dé la vuelta a su vida. Que el primer valor no es ganar y tener más cosas; sino vivir al estilo de Dios. Que es como decir "vivir como una gran noticia el ser más humano, más solidario, más fraterno"... Una vida que es celebración y fiesta porque la ternura y la compasión nos abren a las otras personas. Y eso es más importante que los grandes negocios, las grandes mansiones o el mucho dinero acumulado en nuestras cuentas bancarias.
Y ahora que tenemos tan presentes a los "refugiados" de esos países en guerra, viene bien que abramos nuestros ojos y nuestro corazón a todos esos (africanos, asiáticos, latinos) que ya han llegado hasta nosotros. ¿Me apunto al proyecto de Jesús de Nazaret? Mi primer valor o preocupación en la vida cuál es? Salvar o perder la vida...
Texto del evangelio de Marcos 8, 27-35

domingo, 6 de septiembre de 2015

Todo lo ha hecho bien

Domingo 6 de Septiembre de 2015

Al escuchar el texto de Marcos sobre la curación del sordomudo me ha llamado la atención el comentario que surge espontáneo en la gente: "Todo lo ha hecho bien... Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Odres Nuevos - Evangelio Domingo 6 de septiembre de 2015 color - copiaCuando Pedro habla a la gente sobre Jesús de Nazaret (en los primeros tiempos de aquella comunidad de seguidores) emplea casi idénticas palabras: "Un hombre que pasó haciendo el bien y curando a todos..."
Y cuando Jesús responde a lo que le preguntan los discípulos de Juan el Bautista, les dice: "Id y decid a Juan: Los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos andan y los pobres reciben la gran noticia de su vida..."
El mensaje del reino de Dios tiene mucho que ver con la vida, con la salud, con la persona... Especialmente con los que sufren, con los débiles, con los enfermos, con los marginados, con los que viven oprimidos.
Mientras escuchaba estas palabras me preguntaba si no será precisamente ésa la respuesta que se espera de nosotros: Hacer las cosas bien. Poner en nuestra vida como primer valor a las personas. Intentar que mi pequeño mundo, mi pequeña sociedad, el lugar en el que vivo, vaya adquiriendo ese estilo de fraternidad, de solidaridad, de ojos y oídos nuevos.
Las imágenes de tantos miles de refugiados sirios, al igual que todos los africanos que llegan a nuestras playas, tienen que significar algo más que noticias de la televisión. 
Un mundo regido por el afán de lucro, por las ganancias, por los bancos y por políticos que miran su éxito en términos económicos está produciendo la migración y desarraigo de miles y miles de familias con todas las terribles consecuencias que apenas podemos imaginar.
La Buena Noticia del reino de Dios, frente a todo eso, es como una locura. Porque se da valor a lo que se desecha, prioridad a lo insignificante, ganancia a lo inservible...
Seguro que los asesores políticos y economistas dirán ese Dios está loco y no entiende nada... Seguro.
Y José Antonio Pagola comenta el texto de hoy y, entre otras cosas, dice: "Sería funesto vivir hoy sordos a su llamada, desoír sus palabras de vida, no escuchar su Buena Noticia, no captar los signos de los tiempos, vivir encerrados en nuestra sordera. La fuerza sanadora de Jesús nos puede curar..."

Texto del evangelio de Marcos 7, 31-37


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