sábado, 27 de julio de 2019

Aprendiendo a orar

28 de Julio de 2019

Resultado de imagen de abba, padre nuestro
A lo largo de nuestra vida cristiana, de una manera o de otra, nos han explicado y comentado la importancia de la oración. Y nos  han enseñado a distinguir entre oración de petición, oración de alabanza, oración de contemplación... Análisis y explicaciones que, frecuentemente, terminaban por cansarnos y aburrirnos.
Y lo cierto es que, si acudimos al evangelio de Lucas, resulta que debería resultar de lo más sencillo. Quizás nuestro fallo ha sido el convertirlo en algo que había que aprender "de memoria"... Aprendimos el "catecismo", la letra, pero olvidamos la esencia, el sabor, el gusto de la vida que Jesús mismo resumía en esas palabras.
"La oración para un cristiano, comenta Inma Calvo, es de vital importancia, pero hay multitud de formas distintas de practicarla. Cada cual debe encontrar la suya..."
Para muchas personas la oración equivale a rezar (recitar oraciones). Muchos sabios y doctores, santos y santas, de la Iglesia católica ha compuesto y rezado de las más diversas formas y maneras. A lo largo de la historia se han publicado todo tipo de devocionarios y misales que se han ido convirtiendo en el modelo de "oración" para el pueblo cristiano.  De esa manera, cada cristiano (hombre, mujer) hemos terminado por hacer nuestras algunas de esas plegarias u oraciones. Pero ¿sabemos orar?
"El “Abba”, escribe Fray Marcos, es la piedra angular de todo el evangelio. Se pone una sola vez en labios de Jesús, pero lo hace con tal rotundidad, que se ha convertido en clave de su mensaje. El llamar a Dios Papá supone sentirse niño pequeño, que ni siquiera sabe lo que debe pedir...La aparente oración debe convertirse en confianza absoluta en aquel que sabe mejor que yo mismo lo que necesito y está siempre dándomelo..." 
Entiendo que esa manera de orar de Jesús de Nazaret es casi casi como respirar. Es su aliento, su modo de pensar, su manera de vivir y su referencia constante al que lo es todo para él.  Papá, incluso para nosotros, tiene tantas implicaciones y recuerdos, provoca tales sentimientos... que nos hacen revivir escenas y momentos totalmente especiales. Y, junto con la palabra Abbá surgía en su interior (de Jesús) la buena noticia del reino de Dios, y hacer su voluntad... en torno a lo que giraba su vida.
Y Jesús propone unos ejemplos muy cercanos a todos. "Las tres llamadas de Jesús, escribe José Ant. Pagola, nos invitan a despertar la confianza en el Padre, pero lo hacen con matices diferentes. «Pedir» es la actitud propia del pobre. A Dios hemos de pedir lo que no nos podemos dar a nosotros mismos: el aliento de la vida, el perdón, la paz interior, la salvación. «Buscar» no es solo pedir. Es, además, dar pasos para conseguir lo que no está a nuestro alcance. Así hemos de buscar ante todo el reino de Dios y su justicia: un mundo más humano y digno para todos. «Llamar» es dar golpes a la puerta, insistir, gritar a Dios cuando lo sentimos lejos..." 
Me toca a mí, y a cada uno, aprender a respirar como Jesús de Nazaret; entender y vivir mi relación con Dios como padre; orientar toda mi vida hacia ese punto que quiere ser todo para mí: el reino de Dios y su justicia, la buena noticia para todos... Y una fraternidad compasiva y solidaria a fin de que cada día seamos más humanos y más parecidos a nuestro Padre.
Texto del evangelio de Lucas (11,1-13)

domingo, 21 de julio de 2019

Marta, Marta...

21 de Julio de 2019

Resultado de imagen de sólo una cosa es necesariaTomado del evangelio de Lucas, escuchamos este domingo el texto de Marta y María. Un texto que, al menos en los colegios y seminarios de religiosos y religiosas, siempre se ha venido comentando como algo referente a la vida religiosa: vida contemplativa y vida activa.
De nuevo, tengo como una impresión o un entendimiento de que la jerarquía o jefes de la Iglesia a lo largo de los siglos se han adjudicado el reparto de Iglesia: Vida contemplativa (las monjas y monjes que se dedican a la oración y contemplación en sus monasterios) y vida activa (la de los sacerdotes, misioneros y religiosos-religiosas que trabajan en la enseñanza, en la sanidad, etc). Y mientras lo escuchaba me preguntaba yo: ¿dónde se queda el pueblo, la comunidad...? ¿Realmente se le ocurrió todo eso a Jesús de Nazaret? ¿O se trata simplemente de ideas y organizaciones surgidas a lo largo de los siglos?
"Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria..."
Me gusta mucho el comentario que hace Inma Calvo en la introducción que hace (en ecleSALia.netcomo presentación al texto de este domingo: "Desde hace siglos venimos interpretando el Evangelio de Marta y María como un texto que habla de la vida contemplativa y la acción. Y podemos sacar reflexiones muy provechosas al respecto, pero según algunos exégetas, el tema de fondo era el que más preocupaba a los primeros cristianos: si debían seguir observando, o no, la Ley de Moisés..."
"En torno a Jerusalén cumplían la Torá. Los cristianos de Antioquía, sin embargo, provenientes de la gentilidad, tenían dificultades para practicar los preceptos judíos. La figura de Marta representa a una mujer intentando cumplir todos los preceptos, con un gran agobio porque sabemos que eran muchísimos. María simboliza a los cristianos que, liberados del cumplimiento, beben las Palabras de Jesús y simplifican la ley en un solo mandamiento, el del amor..." 
Me ha parecido que leído y expresado de esa manera es como devolver al evangelio la fuerza y exigencia que significaba para todas aquellas personas (hombres y mujeres) que querían seguir las huellas del Maestro de Nazaret.
¿Que a los sabios y doctores de la Iglesia les pareció bien lo de clasificar en dos o tres clases a los seguidores de Jesús...? Bueno, seguro que tenían sus buenas razones; pero también es verdad que eso ha ido creando como una escala o división concediendo una mayor dosis de santidad y cercanía de Dios según estuvieras en primera, segunda o tercera. Y todo eso es alejarse del mensaje y buena noticia del Reino de Dios.
"Sólo una cosa es necesaria..." Y esa palabra enlaza con la que escuchábamos el domingo pasado: "El buen samaritano... -Anda y haz tú lo mismo..."
Centrados en la buena noticia del reino de Dios, me reúno con mi grupo o comunidad de seguidores para ir adquiriendo el estilo y manera de vivir de Jesús de Nazaret (del propio Dios). Y así ver y descubrir a "mi prójimo", todas esas personas marginadas en las cunetas de la sociedad y de la vida que, al carecer de importancia, al ser tan poca cosa, apenas si cuentan para nada... Sólo una cosa es necesaria... Así entiendo mejor ese pasaje del evangelio de Lucas. Yo mismo escucho la respuesta de Jesús de Nazaret... Marta, Marta...; Javier, Javier...; José, José...; sólo una cosa es necesaria...
Texto del evangelio de Lucas (10, 38-42)

sábado, 13 de julio de 2019

Mi prójimo

14 de Julio de 2019

Resultado de imagen de el buen samaritanoEste domingo escuchamos la parábola del "buen samaritano". Está en el evangelio de Lucas. La hemos escuchado tantas veces que ya la sabemos de memoria...
Primero la pregunta del maestro de la Ley: "-¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?... -Ya sabes la Ley... Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda mente y con toda tu fuerza... Y al prójimo como a ti mismo. -¿Y quién es mi prójimo?"
Todo eso también nosotros lo sabemos. Aprobados en la asignatura de Religión. Lo difícil de superar es el examen práctico. ¿Quién es mi prójimo?
A lo largo de nuestra vida hemos asimilado una dicho que se cita como norma de vida: "hacer las cosas como Dios manda". Y juzgamos los comportamientos de las personas de acuerdo a lo que está mandado, a la Ley, a la religión. De ahí que nuestras ayudas, nuestras actividades de apoyo o acogida las llegamos a medir y valorar "por amor de Dios"... Porque si no fuera así, yo no me acercaría siquiera a esa gente...
La parábola del "Buen Samaritano", como comenta Fray Marcos, lo único que exige es implicación. El oyente tiene que tomar partido después de oírla... Se nos invita a descubrir una manera nueva de ser humanos. No basta ser religioso y tener muy buenas relaciones con el Dios del templo, aunque sea sacerdote o levita, hay que hacerse prójimo... La parábola, no deja lugar a duda sobre lo que Jesús entendía por próximo. Prójimo es todo aquel con quien me encuentro en mi camino. Prójimo es aquel que me necesita. Estamos equivocados al pensar que el prójimo lo puedo determinar yo. Jesús nos dice que el prójimo se me impone, aunque yo puedo tomar la decisión de escamotear esa presencia e ignorarlo..."
Ahí está lo duro. El prójimo se me impone... Es la persona que me encuentro en el camino. Y en los caminos de nuestra sociedad son muchas las personas caídas en manos de bandidos, que las han desnudado, las han molido a palos y las han dejado medio muertas... Se me imponen los inmigrantes sin papeles, los sin techo, los parados de larga duración, los marginados por la sociedad del "bienestar"... Nos molesta toda esa población extraña o extranjera que intenta sobrevivir en nuestra ciudad, en nuestro pueblo. Nos crea interrogantes la llegada de las pateras, todas esas personas que desde África o desde el Este aparecen en nuestras calles... Sí, el prójimo se nos impone... Y, en más de una ocasión, damos un rodeo y pasamos de largo.
Si queremos seguir las huellas de Jesús de Nazaret, tenemos que cambiar nuestra manera de mirar y nuestro modo de actuar. No me sirven las indicaciones que nos ofrecen los políticos y los medios de comunicación. Tampoco los comentarios y prácticas piadosas de "ayuda y caridad" por amor de Dios... El prójimo está ahí y necesita toda mi empatía, mi atención, mi apoyo, como hizo el Samaritano. Si no vivo y actúo de esa manera, mi vida y mi religión serán algo vacío.
José Ant. Pagola lo comenta así:«Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Para comprender la revolución que quiere introducir en la historia, hemos de leer con atención su relato del «buen samaritano». En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano..."
Texto del evangelio de Lucas (10,25-37)

sábado, 6 de julio de 2019

Sabed que el reino de Dios ha llegado

7 de Julio de 2019

"El evangelio de Lucas de este domingo nos habla de la tarea evangelizadora de los discípulos de Jesús. Se nos dice, simbólicamente, que fueron setenta y dos, pero nada sabemos de sus nombres. Brota espontáneamente el agradecimiento a esos cristianos anónimos de todos los tiempos, que con su ejemplo y su vida, han sido los verdaderos transmisores de la fe a lo largo de los siglos hasta llegar a nosotros..." (Inma Calvo -amigos@feadulta.comen la introducción de los comentarios de ecleSALia.net)
Lo comentaba el domingo pasado. Frecuentemente hemos escuchado y asumido que todo eso de evangelizar y anunciar la buena noticia del reino de Dios era cosa de los "misioneros y misioneras". Ellos eran los enviados, los especialistas de la Iglesia que ponían su vida al servicio del evangelio y se iban lejos a predicar a los pueblos que no conocían al Señor y su Buena Noticia. Incluso ahora, cuando se quiere defender a la institución Iglesia, apelamos a todo lo que hacen esos hombres y mujeres en las "misiones".
Creo, sin embargo, que no era ésa la intención y proyecto de Jesús de Nazaret. Lucas habla de setenta y dos "enviados"... Imagino que todos los primeros seguidores (hombres y mujeres) sentían y vivían el impulso y "vocación" de comunicar y anunciar que "el reino de Dios ha llegado"...
Fray Marcos lo comenta así: "No penséis que se trata de enviar a un número de especialistas en comunicación. No se trata de enviar a unos cuantos escogidos. Ni siquiera dice que fueran discípulos. Presupone que todo cristiano por el hecho de serlo, tiene la misión de proclamar la buena noticia que él vive. El modo de esa predicación puede ser diferente, pero la base, el fundamento de toda predicación, es la vida misma del cada cristiano. Vivir como cristianos es la mejor predicación y la que convence. En cada instante estamos predicando, para bien o para mal..."
Y ahí estamos todos nosotros. Es cierto que no siempre la Iglesia como institución ha sido una buena anunciadora del reino de Dios; pero también es muy cierto que la mayoría de nosotros nos hemos conformado con decir Amén a lo que nos dijeran los predicadores y doctores... Como que eso del evangelio y de las misiones era cosa de curas y monjas. Y si hoy, en la eucaristía, el cura nos dijera "id y anunciad que el reino de Dios ha llegado...", nos llevaríamos una sorpresa tremenda. ¿Yo? ¿Anunciar el evangelio" ¿Decir a la gente que el reino ha llegado, que Dios está cerca...? Casi seguro que le diríamos que de eso nada. Que lo haga él que para eso es cura...
Probablemente siempre hemos tenido la impresión de que para eso había que estudiar mucho, saber muchas cosas, hablar y explicarse bien... O sea tener un don o una vocación.
Pienso que es un error. Me gusta cómo lo comenta Fray Marcos. Dice así“El reino, que es Dios, está cerca”. Nada de peroratas teológicas, ni discursitos apologéticos, ni propagandas ideológicas. Lo único que un ser humano debe saber es que Dios le ama. Predicar el reino, que es Dios, es hacer ver a cada ser humano que Dios es algo cercano, que es lo más hondo de su propio ser, que no tiene que ir a buscarlo a ningún sitio raro, ni al templo ni a las religiones ni a las doctrinas ni a los ritos ni al cumplimien­to de la norma. Dios es (está) en ti. Descúbrelo y lo tendrás todo..."
Claro, si yo empiezo a sentir y a vivir esa buena noticia... casi sin decir una palabra iré comunicando una paz y un estilo de vida muy diferente de lo que el marketing y el consumo nos imponen día a día. Y yo también seré uno más de los "setenta y dos" enviados. 
Hoy, 6 de julio, dan comienzo las fiestas de San Fermín... Y habrá mucha fiesta, mucha comida y bebida... Y, es de suponer, mucha alegría; pero si vivimos al estilo de Jesús de Nazaret, nuestra vida tendrá un punto que nada ni nadie puede dar... Aupa! Vayamos y anunciemos que el reino de Dios ha llegado.
Texto del evangelio de Lucas (10,1-12.17-20)

Se acerca vuestra liberación

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