sábado, 27 de mayo de 2017

La esperanza cristiana

Domingo 28 de Mayo de 2017

La semana pasada no pude escribir mi comentario. Escuchando las lecturas me llamó la atención algo que dice Pedro en su carta: Estar preparados para dar razón de vuestra esperanza...
Resultado de imagen de que es la esperanzaEste fin de semana, celebrando la fiesta de la Ascensión, me vuelve a la cabeza el tema de nuestra esperanza. ¿Qué espera la comunidad cristiana? ¿Qué espero yo mismo?
El hecho de llamarme "discípulo o seguidor" de Jesús de Nazaret me obliga a revisar mi estilo de vida, mi modo de comportarme, mi escala de valores de manera que estén de acuerdo con la buena noticia del reino de Dios.
Todo eso que Jesús, el Maestro, va repitiendo con gestos y palabras: su atención y acogida a los más desfavorecidos, los marginados (leprosos, por ejemplo), los más débiles, los que parece que no valen para nada... Y los modelos que presenta a través de las parábolas: el buen samaritano, el buen pastor...
Hoy en día nos seguimos preguntando: ¿Cómo es el mundo que Dios quiere? ¿Cómo actuar para buscar e intentar vivir la humanidad según el modo de Jesús de Nazaret?
Y ahí me surge esa pregunta: Qué esperanza tengo yo? La sociedad en la que vivimos nos ofrece demasiados ejemplos de corrupción, de explotación, de abuso, de violencia, de egoísmo. Todo ello abocado a un consumismo desenfrenado para alcanzar una vida que colme todas nuestras ansias de bienestar, de goce, de eternidad incluso.
Lo que ocurre es que también la vida se nos va. Y, en más de una ocasión, acompañada de dificultades, enfermedades y deficiencias que imprimen a nuestra vida física una decadencia que muchas veces presenta un final triste acompañado de dolor y lágrimas...
¿Cuál es mi esperanza?
José A. Pagola comenta así: "No pocos cristianos viven hoy mirando exclusivamente a la tierra. Al parecer no nos atrevemos a levantar la mirada más allá de lo inmediato de cada día. En esta fiesta cristiana de la Ascensión del Señor quiero recordar unas palabras de aquel gran científico y místico que fue P. Teilhard de Chardin: «Cristianos a solo veinte siglos de la Ascensión. ¿Qué habéis hecho de la esperanza cristiana?».

Quizás mi vida sólo tiene que ser "un poquito de levadura" o unos granitos de "sal" que permita que mi mundo, mi sociedad, mi entorno, se acerque un poquito a ese modelo de humanidad que Jesús nos presenta como el "sueño" y plan de Dios, nuestro padre.
Y, si lo propongo como número uno en mi escala de valores, creo que terminar esta vida física de camino a la raíz y origen de toda vida... a quien llamamos "padre" o "abba" o con tantos otros nombres.
De esa manera, nuestro final no tiene que suponer un final triste, ni todas las escenas de dolor, lágrimas y luto que tantas veces hemos contemplado.
Así sería mi esperanza cristiana.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28,16-20

domingo, 14 de mayo de 2017

El camino, la verdad y la vida

Domingo 14 de Mayo de 2017

Resultado de imagen de yo soy el camino la verdad y la vidaSiempre me resulta difícil entender la profundidad del evangelio de Juan. La redacción del texto es ya la expresión de una vida de comunidad cristiana que ha calado hondo. 
Las palabras que escuchamos en la eucaristía de este domingo las conocemos y las hemos oído muchas veces:
"A donde yo voy, ya sabéis el camino"... "Yo soy el camino, la verdad y la vida"... "Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre"...
Quizás la diferencia está en que nosotros conocemos las palabras; pero no tenemos una experiencia de encuentro con el Maestro. En el primer encuentro que tuvieron los discípulos le preguntaron: "Dónde vives?" Jesús les contesta: "Venid y lo veréis"... Y se quedaron con él. Y el que redacta el texto, añade: "Serían como las cuatro de la tarde"... Y en cada uno de ellos quedó para siempre como una marca. Luego con los años fueron madurando y haciendo suyas sus palabras, sus gestos y actitudes. ¿Cómo traducir lo que Jesús significó en sus vidas? 
Para los judíos estaba clarísimo que el camino, la verdad y la vida estaban en la biblia, en todas las enseñanzas recibidas, en los profetas, en vivir siguiendo los mandamientos que habían recibido de Dios a través de Moisés... Qué fuerte tuvo que ser la experiencia y encuentro con Jesús de Nazaret para llegar a eso que dice el evangelio de Juan. Para ellos no eran sólo palabras. Creo que en cada una de ellas va condensado todo el mensaje de Jesús. Desde aquellos inicios anunciando la Buena Noticia, la petición de cambiar y convertirse, la atención especial hacia los pobres, los leprosos, los marginados, las mujeres y los niños, el sentido profundo de Dios como padre, la ternura y compasión que ponía en lo que hacía...
A medida que fueron interiorizando todo eso se les hacía más y más claro que Jesús de Nazaret, un auténtico "hijo de Dios", les había mostrado el camino, cómo hacer y cómo actuar. Y que seguir sus pasos era entrar en la verdadera vida, algo que era más valioso que todo y por lo que valía la pena dejar todo lo demás... Y empezaron a entender la cantidad de parábolas que les había contado para dárselo a entender...
Ahora yo conozco las palabras, me las han predicado muchas veces; pero siento que en muchos momentos he escuchado "lecciones" de religión sin llegar a sentir el impacto del encuentro. Por eso ahora mismo me hago la pregunta: Jesús de Nazaret es para mí el camino? la verdad y la vida? De verdad tiene tanto peso para mí como lo tenía para Juan cuando escribía ese evangelio?...
Texto del evangelio de Juan 14,1-12

domingo, 7 de mayo de 2017

Para que tengan vida y la tengan abundante

Domingo 7 de Mayo de 2017

Resultado de imagen de vida en abundanciaEn las predicaciones y charlas de la iglesia no siempre está muy claro eso de que la "buena noticia del evangelio", el proyecto que tratamos de vivir en las comunidades cristianas, sea eso de que "tengan vida y la tengan abundante".
Reflexionando en todo ello, me parece que hemos insistido más en el esfuerzo por "cumplir" mandamientos, "seguir las normas" de la iglesia y sus jefes, en obedecer y acatar lo que digan los doctores y maestros, que en la "vida". Y creo entender que la buena noticia del evangelio, del proyecto de Jesús se aparta y mucho de los mandamientos y normas de la religión para fijarse en las personas. Ante todo en los marginados, en los débiles, en los despreciados (Véase su actitud ante los leprosos, las mujeres, los niños, los que entonces eran considerados "pecadores"...).

La pregunta que me hago es ésta: En estos momentos, en esta sociedad nuestra, ¿cómo vivir y actuar para "que tengan vida y abundante"...? Y mirando alrededor... las familias que no llegan a fin de mes, los ancianos que viven casi olvidados, los inmigrantes, los sin papeles, los que tratan de sobrevivir en este mundo abocado al consumo.

Carmen Notario comenta así: "Llamados también a vivir y vivir rebosando vida, ¿por qué nos arrastramos? La única manera de vivir plenamente es vivir conscientemente. ¡Qué regalo tan grande poder saborear el comienzo de cada nuevo día como una posibilidad de vivir en libertad!
La libertad que nos da el saber a quién seguimos y quién es nuestro pastor. Para recibirla y poseerla hacemos real nuestra adhesión a Él.

Me parece necesario y urgente que repensemos nuestra fe y nuestra adhesión a Jesús de Nazaret. Aunque seamos lo que se diría "cristianos viejos" y con muchos años siguiendo las enseñanzas y predicaciones de la iglesia. ¿Cómo sigo yo al Maestro?

Me gusta el comentario que hace José Antonio Pagola: "Es decisivo «seguir» a Jesús. La fe cristiana no consiste en creer cosas sobre Jesús, sino en creerle a él: vivir confiando en su persona; inspirarnos en su estilo de vida para orientar nuestra propia existencia con lucidez y responsabilidad.
Es vital caminar teniendo a Jesús «delante de nosotros». No hacer el recorrido de nuestra vida en solitario. Experimentar en algún momento, aunque sea de manera torpe, que es posible vivir la vida desde su raíz: desde ese Dios que se nos ofrece en Jesús, más humano, más amigo, más cercano y salvador que todas nuestras teorías..."

Me quedo con la palabra de Jesús: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante".
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10,1-10

Se acerca vuestra liberación

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