domingo, 14 de junio de 2015

El grano de mostaza


Domingo 14 de Junio de 2015


"¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?"
Así decía Jesús de Nazaret.
Y echaba mano de las cosas más sencillas, de lo que la gente tenía más a mano: Las cosas de la casa, los campos, las semillas, las flores, los pájaros...
Hoy, siguiendo las explicaciones y comentarios que nos suelen ofrecer en la iglesia, nos alejamos de las cosas de todos los días (las más sencillas, las que nos rodean) y se nos habla de cosas "espirituales", de los santos y santas, del cielo, de la vida futura... Y se nos muestra todo eso en grandes ceremonias, en liturgias, en procesiones, en adoraciones, en autoridades engalanadas, en conciertos polifónicos que en conjunto ofrecen todo un espectáculo al estilo de los grandes de este mundo.
¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?
Volviendo a las palabras del Maestro que nos habla del grano de mostaza (la más pequeña de las semillas) o del campo que un hombre siembra y que "sin él sepa cómo", la semilla germina y va creciendo... Es como si nos dijera que lo del "reino de Dios" es algo mucho más sencillo y más humilde que los grandes espectáculos que podamos preparar (aunque sean religiosos). Se trata de las actividades más sencillas y humildes, ésas que cualquier ama de casa realiza todos los días, los trabajos que hacemos, los encuentros que tenemos... Por ahí anda el reino de Dios. Son las pequeñas semillas ("las más pequeñas") que hacen cambiar nuestras vidas. 

Comenta José Antonio Pagola: "Hay en el evangelio una llamada dirigida a todos, y que consiste en sembrar pequeñas semillas de una nueva humanidad... Quizás necesitamos aprender de nuevo a valorar las cosas pequeñas y los pequeños gestos. No nos sentimos llamados a ser héroes ni mártires cada día, pero a todos se nos invita a vivir poniendo un poco de dignidad en cada rincón de nuestro pequeño mundo." 

Cuando aceptamos las palabras de Jesús de Nazaret como estilo de vida, cuando ponemos como primero y primordial una vida llena de compasión y ternura e intentamos vivir con más humanidad y solidaridad, entonces cada gesto y cada acción se convierte en una pequeña semilla que germina y crece haciendo presente el reino de Dios.
Porque no sabemos decir "qué es el reino de Dios"; pero sí podemos decir qué sucede cuando Dios se hace presente entre nosotros. Y está claro que si a Dios lo identificamos como "amor", "nuestro papá", quien tiene en cuenta y valora a los más pequeños, a los débiles, a los marginados... entonces siempre que nosotros actuamos a su modo y estilo, hay una pequeña semilla que se siembra y en esa acción se hace presente el reino de Dios.

Texto del evangelio de Marcos 4, 26-34


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