jueves, 28 de junio de 2012

Un grave error... o la fachada real



“Píntame angelitos negros…”
EL  VATICANO  COMETE  UN  GRAVE  ERROR

Bruno Renaud
 
¡Tremenda  vergüenza para los católicos latinoamericanos! El Estado Vaticano – Benedicto XVI es su monarca absoluto – es el primer Estado que ha dado su visto bueno a la impostura, el insulto, la ignominia, que se cometió en Paraguay. Luego  siguieron, no era para menos, otros gobiernos de la rastrera, de la ruin Europa: el español Rajoy, y la alemana Merkel. ¡Peones del rey dinero!

¡Tremenda traición a los pueblos de América Latina! El Nuncio de Su Santidad,  Mons. Eliseo Arrioti fue el primero en visitar al impostor Franco con estas palabras: "He venido a honrar a las autoridades paraguayas". Arrioti puede ser un oscuro funcionario clerical, como existen centenares en el mundo; pero, quiérase o no, él es el máximo representante del papa Benedicto en Paraguay. ¡Qué afrenta, pues, para los campesinos engañados por una cábala nada inocente! ¡Qué otra tremenda metida de pata, de parte de un Pontífice que no logra salir de su propio “mal gobierno”, esa misma acusación que levantan contra el Presidente Lugo!
 
Esta es una auténtica bofetada en el rostro de los pueblos que condenan las dictaduras, las cuales provocan víctimas en las filas de los más pobres. ¿Cómo no darse cuenta que, con fachadas o no, estos ejercicios innobles nos vienen teleguiados por el mandamás imperial que quiere recuperar el dominio de su patio trasero amenazado en el sub-continente? “La decisión fue de Herodes y firmada por Pilatos”, decía un cronista reciente. O también, con palabras de otro: “Detrás del retorno de la mafia de Stroessner, la inteligencia norteamericana”.
"La paz es un don de Dios y sobre todo un don de los hombres. Voy a leer un mensaje durante la misa", anotó Ariotti. Y vimos efectivamente al buen cristiano de Franco comulgando de la mano del funcionario eclesiástico. Jesús de Nazaret habría gritado: “¡Hipócritas! ¡Sepulcros blanqueados!”. Los hombres de Iglesia que no son hombres de Dios están acostumbrados al vocabulario dulzón, almibarado, que oímos del Nuncio: palabras de fuego, pero acunadas en poltronas algodonadas para poltrones sin sentido del coraje. ¿Qué peso habrá tenido, en esta decisión tan desacertada del Nuncio, la consideración de los campesinos que siguen luchando por la reforma agraria, una y mil veces prometida y archivada? Y antes de dar un paso tan equivocado, que ni siquiera los jefes de gobierno chileno, peruano, colombiano o mexicano se han atrevido a tomar, ¿cómo aceptar que, violentamente, el recién estrenado Presidente Franco archive inmediatamente la comisión de investigación, inicialmente nombrada para analizar cómo se provocó la masacre de la cual se acusa ahora, sin ninguna prueba, a Lugo?
El Papa, y su entorno vaticano, nos invitan a un nuevo esfuerzo de evangelización en el continente: año 2007, Aparecida, Brasil. Pero el mismísimo Papa y su entorno de funcionarios de alto nivel y bajo calibre cristiano, se encargan de deshacer de un solo manotazo los esfuerzos de múltiples y humildes cristianos. Estos, por su grito a favor de la justicia y la liberación, hacen más por  la “buena nueva”  de Jesús que una jerarquía eclesiástica o un Nuncio portador de malas noticias.
Sacerdote de Petare



sábado, 23 de junio de 2012

La mano del Señor estaba con él

24 de junio 2012 - 12º del tiempo ordinario
-"¿Qué va a ser de este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él...


Hoy en la eucaristía (mejor dicho, el sábado por la noche) nos hablaron del culto a los santos, del culto a María la madre de Jesús, de la adoración a Dios...
Y nos hablaron de la figura tan especial de Juan el Bautista, como precursor de Jesús.
A él hace referencia el texto del evangelio de Lucas.

Nuestra iglesia, así lo entiendo yo, abunda mucho en devociones, rezos, plegarias, ritos y ceremonias y se aleja mucho, por no decir muchísimo, del mensaje central de Jesús de Nazaret.
Donde Jesús nos habla del amor del Padre, nuestro padre, que aparece como el pastor que busca la oveja perdida (dejando a las otras en el redil) o como la mujer que barre bien toda la casa hasta que encuentra la moneda perdida, o como el padre de ese hijo que se fue de casa y anda perdido por ahí... y a su regreso celebra una gran fiesta...
Pues bien, donde Jesús nos dice todo eso, la institución nos pone delante a santos y santas... Y nos habla de todos esos cultos y devociones... Que, claro, no hay que confundir... y habla entonces de "dulía", "hiperdulía", de "latría"... palabras griegas que tienen que explicar: pero que, a la larga nos basta con ver cómo vuelven las imágenes a nuestras iglesias y se renuevan las devociones y prácticas piadosas (novenas, horas santas, procesiones, triduos, exposiciones...) como los mejores medios para ser buenos cristianos y buenos hijos de Dios.
Y me quedo confuso.
La buena noticia para los pobres dónde se quedó?
El sentido de humanidad, la encarnación de Dios mismo en los más débiles, ese grito que llega hasta Dios (como decían los antiguos hombres santos judíos), grito de los débiles, de los oprimidos, de los marginados, dónde se quedó todo eso?
La compasión, la ternura, ese estar cerca de todos esos en los que podemos y debemos encontrar a Dios, se han vuelto tan espirituales que parece que basta con "rezar por ellos"... y así nos alejamos de la humanidad, de todo lo que es carne y sangre, vida que se toca... y que es la que tenemos y en la que debemos hacer realidad la buena noticia.

Y mientras celebramos la eucaristía de la manera más ortodoxa y más católico-romana, pienso en tantas pequeñas comunidades que suspiran por el reino de Dios, ponen en primer lugar la humanidad y la realidad de los hermanos más débiles y aguantan la violencia en sus propias carnes con la esperanza firme en nuestro padre Dios guiados por Jesús de Nazaret.
Esa doble visión de iglesia es la que encontramos en los acontecimientos recientes de Paraguay. El mundo de los ricos (que se llaman a sí mismo liberales) no soporta que alguien ponga en su punto de mira a su propio pueblo, su miseria, su pobreza, la necesidad de una humanidad justa y solidaria... y por eso se buscan todos modos y mañas para recuperar el poder, el control, todos los ídolos antiguos y de siempre: el dinero, la riqueza, la explotación...

La figura de Juan el Bautista, como la de tantos hombres y mujeres que nos han precedido, es importante si nos fijamos en su manera de vivir, en esa urgencia que sentían de que había que cambiar nuestro tipo de vida, nuestra humanidad...
Insistía en un cambio radical, en un estilo diferente: compartir lo que tenemos, no hacer extorsión a los demás, purificarse de todo pecado...
Jesús, en cambio, va a apurar más y nos habla de "darnos la vuelta", de convertirnos, de llenar nuestra vida de ternura y compasión, de entender que Dios apuesta por los más pobres y marginados y que si no lo hacemos no entraremos en el reino de Dios. Que eso es más importante que todos los ritos, mandamientos, normas y purificaciones... Jesús era judío también y sabía lo que suponía ese cambio. Ésa era su "violencia", su conversión...

Cada vez que encontramos a alguna persona que actúa en esa línea podemos decir que "la mano del Señor está con ella"... Y, gracias a Dios, hay muchas. Personas anónimas, desconocidas, escondidas... pero que tienen y viven con ese sentido de humanidad atenta, justa y solidaria...
Y, como decía el sacerdote en la eucaristía, me "maravillo" de lo que hacen, de su entrega, de su compasión, de esa presencia de Dios en ellas... "porque la mano del Señor está con ellas..."  -Tal vez sea ése el "culto" que debemos tener...
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.
La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

sábado, 16 de junio de 2012

La más pequeña de las semillas


17 de junio 2012 - domingo 11º del tiempo ordinario


-"El reino de los cielos se parece...
...la semilla en la tierra
...una semilla de mostaza..."


Escuchando los comentarios que nos dieron en la eucaristía de anoche (sábado) siento la enorme distancia que presentamos (como iglesia) entre el mensaje y las palabras de Jesús de Nazaret y nuestra manera de presentarlo. Incluso los comentarios de Pablo, en sus cartas, me parecen de una adaptación a la manera y cultura de su entorno (cultura griega acompañada de toda la argumentación judía típica de los sabios y doctores de su tiempo) que están ya bien lejos de la sencillez de Jesús y de esa cercanía que nos habla de las cosas que entendemos...
"El reino de Dios se parece..."
Y nosotros, nuestra iglesia de hoy, se pone a explicarnos el "misterio de la Santísima Trinidad"...
"Con qué lo podremos representar...?"
Hoy centramos nuestra atención en adoraciones, celebraciones, cultos y ritos... como lo más importante y excelente para agradar a Dios...

Si hablamos de buena noticia para los pobres, si todo el mensaje que nos llega con y por medio de Jesús de Nazaret es la apuesta de Dios por los humildes y desvalidos, si todo su lenguaje es esa invitación a "darnos la vuelta", a convertirnos, a vivir de otra manera, a descubrir una nueva humanidad... ¿Por qué ese empeño en el modo y lenguaje de los escribas y fariseos? El templo, el culto, las normas y leyes, la pureza y limpieza del cuerpo, las exigencias a cumplir para ser digno de participar y entrar en el grupo de los elegidos...

La situación de las gentes de entonces (salvadas las distancias culturales, sociales y económicas) no eran demasiado diferentes de las de hoy: dominación, violencia, abuso de poder, explotación, desprecio de los pobres y humildes, discriminación... Una sociedad en la que los ricos, los poderosos, atropellan a los débiles y a los que menos tienen; en la que se comenten injusticias, robos y abusos de todo tipo; en la que si eres rico todos te alaban y eres el centro y modelo a imitar; en la que si estás entre los pobres y necesitados los males se amontonan sobre tu cabeza sin nadie que te defienda...
¿No vemos todo eso hoy en día?
¿No sabemos todos la corrupción que existe entre los ricos y poderosos?
¿No hemos oído hablar de eso que llaman "amnistía fiscal" para esos que defraudan y roban lo que es y pertenece a todos?
¿No reconocemos a gentes que, a pesar de todo, siguen figurando entre los personajes importantes de nuestro país?
Y, por el contrario, no escuchamos ese rumor sordo de tantas gentes que se van quedando sin trabajo, que se ven sin medios para llegar a fin de mes, que sufren y no saben cómo van a mantener a su familia...?
No vemos, también, cómo nuestros políticos y los que dirigen los medios de comunicación tratan de convencernos de que lo mejor que pueden hacer es "recortar" las ayudas sociales, la educación pública, la sanidad pública, las ayudas a los dependientes, las pensiones de los que menos tienen...?

Jesús de Nazaret hablaba a aquellas gentes que conocía bien, que sabía la situación tan difícil por la que pasaban, que estaban perdiendo toda esperanza, que seguro que decían lo mismo que nosotros: "siempre es lo mismo, qué le vamos a hacer, los pobres estamos destinados a eso..."
Precisamente ahí surgía la voz potente de Jesús: "Es la buena noticia para los pobres". Esto va a cambiar, porque Dios apuesta por los débiles y olvidados. El reino de Dios está ya entre vosotros...
Y seguía toda esa presentación de su mensaje en forma de cuentos y parábolas. "El reino de Dios se parece..."
Y mira que están mal las cosas. Mira que estamos rozando el desánimo y la desesperanza. Mira que estamos tentados de repetir una y otra vez: no tiene ningún remedio...
Pues ahí está el mensaje de Jesús de Nazaret: Ya está ahí el reino de Dios. Daos la vuelta, convertíos, vivid una nueva humanidad en la que lo más importante es el hermano, ser solidario, compartir lo que tenemos...
...Y el reino de Dios (como la semilla que se siembra en la tierra) va creciendo sin que sepamos bien cómo lo hace. Ese pequeño gesto, esa actitud solidaria y llena de compasión y ternura que tenemos hacia esos más necesitados es "como el grano de mostaza"... Una cosita tan pequeña que casi no se ve y que, sin embargo, va creciendo y se hace como un árbol en el que pueden hacer sus nidos los pájaros.
El reino de Dios se parece...
Con esa esperanza en el corazón, con ese ánimo dentro de mí... así quiero ver a los seguidores de Jesús de Nazaret hoy y siempre.

Evangelio: (Mc 4, 26-34)

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

sábado, 9 de junio de 2012

«Tomad, esto es mi cuerpo.»


10 de junio 2012 - Fiesta del Cuerpo de Cristo
"Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos"


Mientras participaba en la eucaristía de este día no dejaba de reflexionar sobre el camino que he ido haciendo a lo largo de mi vida. Me refiero a ese camino siguiendo las huellas de Jesús de Nazaret.
Y hoy es un día que se presta a ello.
Fiesta del Cuerpo de Cristo.
Y desde aquellos días de preparación a mi Primera Comunión... con el catecismo (como se decía en aquellos tiempos) en el colegio de las monjas, la primera confesión... cuando le preguntaba a mi mamá qué tenía que confesarme. Y toda la emoción que suponía para nosotros, niños, llevar el traje de comunión, el librito de misa y el rosario...; la fiesta que se montaba a nuestro rededor; los pequeños regalos...
Después vendría aquello de ir a la misa de comunión con mamá, arrodillarme junto a ella y escuchar cómo me sugería lo que tenía que rezar y por quién tenía que pedir (arrodillado, después de comulgar).
Todo un recorrido, a lo largo de mi vida, en torno a la misa, a la comunión... y, claro, a la confesión también. Porque tenía clavada en mi conciencia la mancha del pecado, de los muchos pecados y faltas que uno cometía continuamente.
En tono más intenso todavía, mi paso por el altar con todo el ceremonial de las órdenes recibidas, siendo protagonista de ese "misterio de fe" que se celebraba ante y para el pueblo... Como actor protagonista se profundizaba, más si cabe, esa conciencia de "no ser digno" de entrar en lo sagrado, de acercarme a Dios mismo...


Lentamente he ido perdiendo esa visión de lo sagrado. Diría que ha ido desapareciendo el misterio. La eucaristía y la confesión han perdido ese aspecto de "paso de control" antes de entrar a la sala preferente... de Dios (en el sacramento).
En la eucaristía en la que participo (debido a la edad de la mayoría de participantes)  siento como si rebobinase la película y volviera a ver las gentes de hace 50 ó 60 años... Señoras mayores, jubilados y pensionistas que reviven sus mejores momentos "eucarísticos" rezando y entonando canciones de aquella época. Y me uno a ellos como lo hacía con mamá que me guiaba y aconsejaba al ir a misa, al comulgar, al rezar. No es que me dé pena; pero me duele que la comunidad cristiana sea, ante todo, rezadora y no seguidora de la dinámica del evangelio, del camino de Jesús.


Y trato de vivir la eucaristía como el mejor momento de comunión de hermanos que quieren seguir a Jesús de Nazaret, que hemos entendido la buena noticia del reino, que comprendemos que tenemos que dar la vuelta (convertirnos) para hacer un mundo nuevo, justo, solidario, más humano... Una eucaristía en la que tratamos de asumir que sólo en partir y repartir nuestro pan y nuestra vida con los demás (sobre todo con los que nuestro mundo más desprecia y olvida) podemos captar, de verdad, esa buena noticia. Y descubrimos cómo Dios se encarna, se humaniza y se hace real en esos hermanos... Y al actuar de esa manera vamos entrando en el reino de Dios...
Todo lo demás me sobra.
Las procesiones de hoy (con todas las explicaciones posibles).
Los muchos adornos, ritos y ceremonias.
Los largos rezos, adoraciones, "horas santas".
Todo ese lenguaje, para mí antiguo, del sacrificio, del altar, de los sacerdotes...
Incluso eso que hacemos de celebrar la eucaristía "como si fuera" una comida y una bebida... Que, al final, es sólo como un dibujo de la misma... en la que se nos da un pan que no es pan y el vino lo bebe únicamente el sacerdote.
Añadiría, también, que en nuestra reunión de eucaristía nos convertimos en pequeños alumnos que atienden pacientemente las indicaciones del sacerdote... y en la que podemos decir: "Amén".
Lejos andamos de la "mesa común", del diálogo, del comentario de la fe, de la familia que reflexiona sobre las incidencias de la vida, sobre la presencia de Jesús, sobre el encuentro de Dios en los más débiles...


Así y con todo, seguiré con mi eucaristía, con ese recuerdo "presente" de las generaciones anteriores que viven y recuerdan lo que aprendieron cuando eran niños, con mi deseo de seguir las huellas de Jesús de Nazaret y con mi esfuerzo por hacer real en mi vida "la mesa común" y partir y repartir mi pan y mi vida con los hermanos... Es mi manera de comulgar con todos los que deseamos esa comunidad que siente el mensaje de Jesús como algo vivo que bulle dentro de nosotros y que va mucho más allá de todo rito y ritual...
Evangelio: Mc 14,12-16.22-26
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

sábado, 2 de junio de 2012

Todo lo que os he mandado

3 de junio 2012 - Santísima Trinidad
"Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado..."


Escuchando este texto del final del evangelio de Mateo tuve la sensación de estar metido en la celebración de una comunidad de seguidores de Jesús, en un rito religioso, en algo establecido y que forma parte del reglamento o manera de actuar con relación a gentes que no saben de Jesús de Nazaret, que no han vivido ni escuchado la buena noticia...
Y repetirlo así, fuera de contexto, como separado de todo el mensaje de Jesús, de todo lo que significó su propuesta de estilo de vida, me ha parecido pobre, alejado totalmente de aquello que te cambia la vida, que te decide a seguirlo.
Hemos hecho un esquema de "ser cristiano" y lo vemos reducido a un bautismo con agua y unos ritos que "nos hacen hijos de Dios y herederos del reino"...
Claro, se nos pide que conozcamos los mandamientos, los sacramentos, el credo, las oraciones... ¿Crees en todo eso? Entonces... "yo te bautizo..."
Y me pregunto: -Es realmente así?
Rebobinando un poco y volviendo a Jesús de Nazaret, lo que él proponía era realmente eso?
Hablando a aquellas gentes sencillas, con una vida llena de dificultades a todos los niveles (políticos, económicos, religiosos, sociales...), Jesús les habla de la proximidad de reino de Dios, de que ha llegado el tiempo, de que todo eso tiene que cambiar, que Dios que es nuestro padre quiere algo distinto de todos los hombres y mujeres, que lo que importa es su humanidad solidaria, justa, compartida en la que los más pequeños son importantes y que si no somos capaces de acercarnos a los de abajo y compartir con ellos no podremos entrar en el reino... Que tenemos que darnos la vuelta, convertirnos, porque si no lo hacemos todos los ritos, todos los rezos y oraciones, toda nuestra religión es algo vacío, no sirve de nada...
Y decía todo eso en tiempos de una grandísima agitación política y religiosa... Con un imperio que aplastaba todo lo que no se adaptaba a sus normas y condiciones, una religión que se arropaba con la nueva situación y se mantenía por encima exigiendo una pureza "espiritual" a base de ritos, ceremonias y sacrificios; pero que no se metía en lo que se refería a la situación social, económica y política de su gente.
Y había también corrientes de radicales, luchadores, profetas y mesías que, con armas en la mano, luchaban contra el imperio, contra la corrupción, contra el abuso de los ricos, contra el abuso de las gentes sencillas...
Juan el Bautista gritó en el desierto, acudió mucha gente a escucharle, denunció la grave situación y... lo mataron.
Jesús de Nazaret continuó el camino de Juan y dijo a todo el que quiso escucharle su buena noticia del reino de Dios... Sabía a quién se dirigía, sabia todo eso que estaba ocurriendo, conocía cómo actuaba el imperio romano en su tierra, estaba al tanto de cómo vivían los ricos y los sacerdotes y las autoridades...
Y se puso de parte de los más humildes. Es más, dijo que Dios estaba de parte de ellos. Que si no nos decidíamos y comenzábamos a vivir así... Dios también nos desconocería a nosotros... "porque lo que no hacemos a estos más humildes, tampoco se lo hacemos a Dios".

Hoy, se nos habla de la Santísima Trinidad. Todo un misterio. Algo que nadie sabe ni entiende; pero que hay que razonarlo, explicarlo, tratar de entenderlo... Y se llegan a decir muchas tonterías. Es cierto, lo aprendimos de memoria y parece que ya todo nos da igual. Y nos dicen de rezar el "credo niceno-constantinopolitano"... Nada menos! Unas fórmulas que a la hora de explicar los doctores se quedan solos. Y buscan explicaciones en lo que dijeron unas personas hace muchos siglos, en un lenguaje que hoy no nos dice nada...
¡Qué lejos estamos ya de la sencillez del lenguaje de Jesús de Nazaret!
Nos habla de Dios, que es nuestro padre... Que nos invita a vivir de una manera más humana, justa y solidaria. Dios que se humaniza (se encarna en los más humildes, en los más abandonados, en los más desgraciados...) y al que tenemos que descubrir en nuestra propia humanidad... Y cuando comenzamos a darnos cuenta de eso, es como si el aliento de Dios nos animara... Su aliento, su espíritu, su vida...
Y al hablar así, nos habla con la sencillez que todo el mundo entendía. Sin fórmula raras, sin explicaciones que no van a ninguna parte... Dios, su aliento, su espíritu, su estilo de vida... A eso lo convertimos en "otra persona" y ya lo hemos liado.
Y si las primeras comunidades, a entrar en la cultura y expresión griega, comienzan a expresar en esas fórmulas, probablemente a ellos les serviría; pero a nosotros, hoy, nos deja más bien fríos y ha perdido toda la fuerza de la buena noticia.

Me quedo con lo que dice de intentar "guardar todo lo que nos ha mandado"... Y en eso entiendo ese darnos la vuelta, cambiar, acercarnos a los más vulnerables, a los débiles y despreciados, a los más oprimidos... Y hoy en día tenemos tantos y tantos! Gentes en paro, jubilados abandonados, inmigrantes sin papeles, sin trabajo y sin medios, jóvenes que se ven sin futuro y sin salida... Hacer un mundo más humano, más justo y solidario... Y sin esa humanidad, hecha carne en mi vida, no entraré en el reino. Aunque tenga todos los sacramentos, haga todos los ritos y rece todas las oraciones todos los días. Amén
Evangelio: Mt 28,16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Se acerca vuestra liberación

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