jueves, 30 de diciembre de 2010

Dios nos abarca a todos


Es incalculable la cantidad de escritos, artículos, libros, blogs (sin contar los periódicos y revistas)... de modo que me da pereza añadir más párrafos a esa larga historia.
Por eso estoy pensando que mejor me hago eco de los escritos que caen en mis manos.

"Ser mujer en la Iglesia" de Joan Chittister, OSB (Ed. Sal Terrae)
Lo he leído y disfrutado mucho.
Esta mujer, monja benedictina, con una gran sabiduría y una gran profundidad en sus comentarios nos encamina hacia una espiritualidad mucho más grande que las estructuras mismas de la Iglesia.
Anotaciones que me han llamado la atención:
"Siempre que impera el dogmatismo, la religión sale perjudicada"
"Del mismo modo que el círculo abarca cuanto hay en su interior, del mismo modo la Divinidad
nos abarca a todos."
"Es ésta conciencia del Dios universal lo que nos perdemos en nuestra vida. Nuestro Dios siempre
ha sido un Dios católico, o como mucho, un Dios cristiano. En consecuencia, nos hemos perdido
una gran parte de la revelación divina..."

Así, a pequeños sorbos, releo y me recreo en sus consideraciones.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Y acampó entre nosotros


25 de diciembre 2010 - Fiesta de Navidad
"Y la palabra se hizo carne y acampó entre nosotros"
Anoche, al igual que en muchísimas familias, tuvimos la Cena de Nochebuena. Nos reunimos, comimos, bebimos, brindamos por las fiestas, por la familia, por la salud...
Podría decir que ya no es como era antes. Ni siquiera abundan los villancicos o aquellas alegrías que provocaba el nosotros el turrón y los mazapanes o el ver una mesa repleta de buena comida...
Nuestro mundo rico ya tiene todo eso. Ya no es necesario esperar a Navidad para disfrutar de todas esas cosas.
"Nos ha nacido un niño", "En el portal de Belén", "Campana sobre campana"... ya va sonando a algo antiguo y pasado de moda...
Y lo veo y no siento pena.
Me parece bien celebrar (ojalá sea en horas del día y no a las tantas... que lo llevo fatal), y el juntarnos, y las comidas en familia. Incluso los belenes me parecen una expresión popular que, al menos en otros tiempos, nos llenó de ternura y nos removía por dentro.
Pero me parece entrever que nada de eso es la Navidad.
El evangelista Mateo nos presentaba la Navidad con las imágenes de los emigrantes, José y María, terminando refugiados en una cueva a las afueras del pueblo... y con el único regalo y felicitación por el nacimiento del niño que el de unos pobres pastores que dormían al raso.
Hoy, el evangelista Juan da un giro a la presentación y nos habla de "la Palabra (Dios) que se hizo carne (como cualquier hombre y mujer, niño y niña) y acampó entre nosotros".
Yo diría que vienen a decir lo mismo.
A lo largo de su vida, Jesús de Nazaret nos hablará del Reino, del nuevo estilo de vida, de la manera de ser de Dios, de sus preferencias, de su presencia... y cómo encaminarnos hacia El.
Los emigrantes, los acampados a las afueras del pueblo, los desfavorecidos, los olvidados, los maltratados por la "vida", como solemos decir, los que han perdido todo o que nunca lo tuvieron, son la palabra de Dios que se hace carne y que acampa entre nosotros.
Creo que de tanto celebrar el nacimiento de Jesús de Nazaret (el 25 de diciembre o la fecha que sea), de tanto montar belenes y adorar las pequeñas imágenes del Niño, hemos olvidado esa Palabra que se ha hecho carne. Hemos convertido en ídolo la señal que iluminó a los pastores...
"Vino a su casa y los suyos no le recibieron..."
Dios, la Palabra, el punto y referencia de toda la creación, vino a los suyos, se acerca a nosotros y no le reconocemos...
Pero "a cuantos le reconocen les da poder de ser hijos de Dios".
Eso sí que es un buen regalo de Navidad: Reconocer y recibir esa Palabra que se hace carne, que acampa entre nosotros...
Eso es lo que voy a pedir. Que Dios, la Palabra, me abra los ojos como a los pastores, que me ayude a reconocer y a recibirla. Palabra hecha carne que hoy también acampa entre nosotros.
Feliz Navidad! y Gloria a Dios en lo más alto y paz a los hombres de buena voluntad!

domingo, 19 de diciembre de 2010

Emmanuel


19 de diciembre de 2010 - 4º domingo de Adviento
Emmanuel = Dios con nosotros

Cuántas veces habré escuchado el evangelio de hoy. "El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera..."
Una narración de Mateo que quería hacer comprender que su vida, su entrega, su pasión por el Reino, incluida su muerte, era camino de Dios. Caminos extraños, caminos fuera de común, caminos nada llenos de santidad, ritos y adornos... Dios con nosotros.
Ahora todo eso lo hemos convertido en un rito y ceremonia y nos alejamos de las pistas que nos da Mateo: José y María, como emigrantes que huyen de graves amenazas; que no tienen lugar en la posada; que tienen que refugiarse en una cueva, al margen del pueblo; que ven nacer a su hijo entre animales (en un pesebre); un nacimiento celebrado únicamente por unos pobres pastores...
Lo tomamos al pie de la letra y nos hemos quedado con esas imágenes de postal y de portales de belén llenos de ternura, de luces y adornos. Algo que ayudó, seguramente, a muchas generaciones de cristianos.
Sin embargo, hoy en día, cuando el comercio y todos los medios explotan la celebración, cuando las iglesias se van quedando medio vacías y muchísima gente está más preocupada por la fiesta que van a celebrar, por las comidas y los bailes... creo que es bueno que volvamos la vista a las pistas que nos da Mateo.
Hace unos días leía el comentario de Pepe Laguna, en Eclesalia.net:

Ya es Navidad en la isla de Alborán. No han sido los ángeles quienes me han dado la buena noticia, lo he leído esta mañana en las ediciones digitales de todos los periódicos: ayer domingo, una María negra dio a luz una preciosa niña en la embarcación con la que cruzaba “ilegalmente” el Estrecho.

...

¿A qué esperamos para salir corriendo a Alborán y poner a los pies de la niña el requesón, la manteca y el vino de nuestras rebosantes despensas? ¿A qué esperan los políticos y sabios para ir a ofrecerle el oro, el incienso y la mirra de un futuro lleno de posibilidades? ¿Vamos a dejar que, dos mil años después, la sombra de una cruz se proyecte sobre el porvenir de esa niña? En cada crío que nace se juega la salvación compartida de un futuro mejor para todos, empezando por los últimos. Alegrémonos con los pastores porque ya es Navidad en Alborán.

Me impresionó leer este comentario.

José Antonio Pagola insistía en el "Dios con nosotros". Y me parece entender que no me puedo quedar con la imagen del niño Jesús, llamarle Emmanuel, cantarle, adorarle y sentir toda clase de ternuras por él. La pista es que Dios está siempre con nosotros. Que Dios nos envuelve, nos rodea, nos tiene como dentro de El, aunque se muestra, sobre todo, en gentes como los marginados, los emigrantes, los desfavorecidos, los ancianos, los abandonados. Y nuestros pasos se deben encaminar hacia esos portales de belén. Ésa es la gloria del Altísimo y su deseo de paz a todos los hombres de buena voluntad.

Nuestra Navidad, un camino hacia esos portales de belén. Y la paz llegará a nosotros.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Buena noticia para los pobres


12 de diciembre - 3º domingo de Adviento
"Id y decidle a Juan... los cojos caminan, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben buenas noticias..."
Lo escuchaba anoche en la eucaristía y me preguntaba si mi vida como cristiano podría dar una respuesta parecida.
Qué diría si una persona me parara en la calle y me preguntara: "Sabes si ya llegó nuestro salvador, nuestro mesías? O tenemos que esperar más?"
Hoy, el tema de la crisis, de los enormes problemas que se plantean a la humanidad, están en todas las pantallas de televisión, los políticos echan mano de ellos cuando quieren arrancarnos nuestros votos, la prensa y las revistas tienen un material abundantísimo... y las personas de a pie lo experimentan en sus bolsillos, en la cesta de la compra, en sus necesidades básicas. Luego están los que sólo han conocido "crisis" en su vida, los marginados, los desfavorecidos, los inmigrantes, los empobrecidos, los olvidados, los que tienen que buscar en nuestra basura lo mínimo para subsistir.
¿Llega nuestra salvación? O tenemos que esperar todavía?
El evangelio de hoy recoge el pensamiento de la gente de Israel, de aquellos hombres y mujeres que vivían en aquel tiempo una realidad que bien podía parecerse a la nuestra. El imperio romano con sus imposiciones y exigencias, la pobreza de aquellos campos, los impuestos de los grandes, la escasez y miseria de muchos...
Hoy, el mundo a través de los medios lo tenemos como quien dice al alcance de la mano y sus enormes necesidades y miserias llegan hasta nuestra casa.
¿Llega la salvación?
Podría yo decir: Anda, dile al que te pregunte... "los inválidos caminan, los sordos oyen, los abandonados son acogidos, los pobres reciben buenas noticias..."
Una respuesta que indique claramente que el Reino de Dios ya está entre nosotros. Ésa tiene que ser mi respuesta, mi vida. Y es que las palabras de Jesús no tengo que tomarlas como algo único y exclusivo de su persona. No, creo que sólo nos está dando pistas e indicando el camino.
La comunidad de los seguidores de Jesús tiene que tener muy clara la respuesta.
Como escribe J.A.Pagola en el comentario de este domingo:

Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.

Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.

Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.

Hoy, me quedo con este mensaje. Nuestra cercanía a los más desfavorecidos, estar cerca de

los más necesitados hará que llegue la Buena Noticia a los pobres. Será la Navidad.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Está cerca el reino de Dios


5 de diciembre 2010 - 2º domingo de Adviento
"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"
Qué acostumbrados estamos a escuchar esas palabras! A lo largo de mis años de formación. En mis lecturas del evangelio, en mis charlas de catequesis...
Desarrollaba, siempre se hacía, todo un razonamiento de "conversión", de esfuerzo personal, de ascética (como se decía), de penitencias y sacrificios... para cambiar, para ponerme en sintonía con ese reino que estaba al caer, que llegaba y pronto se celebraría en forma de fiestas de Navidad.
Era lo recibido, la tradición.
Ahora, en mis años de jubilado, me paro a pensar y trato de escuchar esas palabras (parecidas a las que dirá y repetirá Jesús a lo largo de su vida): "Convertíos..." y me parece ir entendiendo algo que da sentido a mi vida, a mi manera de actuar.
Convertirme significaría algo así como cambiar de dirección, encauzar mi vida de otra manera.
Antes miraba a los actos y prácticas que "convenía" hacer para convertirse uno. Había mucha religión y religiosidad, esfuerzos y voluntad en forma de penitencias, sacrificios, ayunos, rezos y jaculatorias... Y, tal vez, lo único que estaba haciendo era crearme un mito y utopía de lo que podría ser y significar la conversión. De esa manera yo me creía que "me convertía", cuando en realidad me fabricaba algo que me consolaba y me dejaba satisfecho.
Ahora me parece entender que Juan el Bautista, Jesús en todo su mensaje, me está señalando un camino. Y no es precisamente el de la religiosidad, el de los rezos, penitencias y ayunos. No, es más bien el de girarme y descubrir a Dios en los otros, especialmente en los más humildes, en los abandonados, en los que no son nada ni nadie en este mundo... Girarme y prestar atención al reino. Jesús nos lo gritará de muchas maneras: Atención al reino que ya está entre vosotros... Mira que lo leemos de muchas maneras y de manera muy explícita: Si no amas al hermano a quien ves, cómo vas a amar a Dios a quien no ves... Dios, nuestro padre, lo que quiere es misericordia y no sacrificio. Lo que importa es amar, prestar atención al hermano. Ahí anda Dios.
Y cuando comenzamos a hacerlo, Dios nos pide que vivamos de otra manera, que lo importante son los valores del reino: la fraternidad, la justicia, el compartir, esa humanidad que nos rodea... Y así encaminarnos hacia El. Eso sería una buena preparación para acogerle en los hermanos y "convertirnos".
Lo intentaré. Creo que eso es lo más importante.

Se acerca vuestra liberación

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