sábado, 4 de diciembre de 2010

Está cerca el reino de Dios


5 de diciembre 2010 - 2º domingo de Adviento
"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"
Qué acostumbrados estamos a escuchar esas palabras! A lo largo de mis años de formación. En mis lecturas del evangelio, en mis charlas de catequesis...
Desarrollaba, siempre se hacía, todo un razonamiento de "conversión", de esfuerzo personal, de ascética (como se decía), de penitencias y sacrificios... para cambiar, para ponerme en sintonía con ese reino que estaba al caer, que llegaba y pronto se celebraría en forma de fiestas de Navidad.
Era lo recibido, la tradición.
Ahora, en mis años de jubilado, me paro a pensar y trato de escuchar esas palabras (parecidas a las que dirá y repetirá Jesús a lo largo de su vida): "Convertíos..." y me parece ir entendiendo algo que da sentido a mi vida, a mi manera de actuar.
Convertirme significaría algo así como cambiar de dirección, encauzar mi vida de otra manera.
Antes miraba a los actos y prácticas que "convenía" hacer para convertirse uno. Había mucha religión y religiosidad, esfuerzos y voluntad en forma de penitencias, sacrificios, ayunos, rezos y jaculatorias... Y, tal vez, lo único que estaba haciendo era crearme un mito y utopía de lo que podría ser y significar la conversión. De esa manera yo me creía que "me convertía", cuando en realidad me fabricaba algo que me consolaba y me dejaba satisfecho.
Ahora me parece entender que Juan el Bautista, Jesús en todo su mensaje, me está señalando un camino. Y no es precisamente el de la religiosidad, el de los rezos, penitencias y ayunos. No, es más bien el de girarme y descubrir a Dios en los otros, especialmente en los más humildes, en los abandonados, en los que no son nada ni nadie en este mundo... Girarme y prestar atención al reino. Jesús nos lo gritará de muchas maneras: Atención al reino que ya está entre vosotros... Mira que lo leemos de muchas maneras y de manera muy explícita: Si no amas al hermano a quien ves, cómo vas a amar a Dios a quien no ves... Dios, nuestro padre, lo que quiere es misericordia y no sacrificio. Lo que importa es amar, prestar atención al hermano. Ahí anda Dios.
Y cuando comenzamos a hacerlo, Dios nos pide que vivamos de otra manera, que lo importante son los valores del reino: la fraternidad, la justicia, el compartir, esa humanidad que nos rodea... Y así encaminarnos hacia El. Eso sería una buena preparación para acogerle en los hermanos y "convertirnos".
Lo intentaré. Creo que eso es lo más importante.

1 comentario:

Noemi dijo...

hola paso visitando su blog, reciban muchas bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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