sábado, 6 de julio de 2024

¿No es éste el carpintero...?


(Jesús) estaba sorprendido de su falta de fe

7 de julio 2024


Este domingo escuchamos un texto que nos es conocido. Jesús vuelve a su pueblo, a Nazaret, y sus paisanos se sorprenden y se extrañan de las cosas que dice...

- ¿De dónde le vienen a éste esas cosas? ¿Qué clase de saber le han comunicado a éste y qué clase de fuerzas son esas que le salen de las manos?

-¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? y ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?

Dice el texto del evangelio que "se escandalizaban de él".

Nosotros no nos escandalizamos. Ya sabemos lo que decía. También conocemos los milagros que fue haciendo. Y sus parábolas, sus acciones, sus comentarios. Quizás, estamos ya tan acostumbrados a todo eso que ya no nos afectan.
Hace un par de domingos (ante la tormenta en el lago) Jesús les decía a los discípulos: -Por qué tenéis miedo? Aún no tenéis fe?
Y, el domingo pasado, nos contaba el evangelio la curación de la mujer que sufría de hemorragias... También nos contó la resurrección de la hija de Jairo. En ambos casos Jesús comenta: -Tu fe te ha salvado.

La pregunta que tenemos que hacernos es si, hoy en día, tenemos fe. Es decir, ¿me fio de lo que dice Jesús? ¿Creo de verdad en su buena noticia?
Cada vez tengo más claro que el mensaje de Jesús, su proclamación del reino de Dios, su Buena Noticia, no es creerse las cosas que cuenta el evangelio, aceptar simplemente lo que nos propone el Credo como verdades de fe, lo que llamamos dogmas de fe. 
Si desmenuzamos las expresiones de esa proclamación de nuestra fe: el Credo, diría que encontramos poco de lo que sigue siendo la gran proclamación de Jesús.
En primer lugar proclamamos nuestra fe en Dios... Un Dios pensado y detallado por unos hombres que, desde su cultura griega, lo describen siguiendo lo que los hombres de su filosofía y de su entorno imaginaban y creían entender de Dios. Nos damos cuenta, sin embargo, que todo lo que digamos de Dios es sólo idea o pensamiento humano. Estamos tan lejos de poder expresar algo sobre Dios que sólo nos queda la referencia a la creación entera, a nuestra propia realidad como seres vivientes, a todo aquello que nos es imposible captar... Más allá de todo eso entrevemos un Ser, un Ente, una Fuerza que nos envuelve y es nuestro aliento de vida.
Como escribe Miguel Ángel Mesa: -"Es complicado hablar de Dios, del Misterio de Dios, del misterio que nos habita y del que formamos parte. Porque todo lo que podamos hablar de Dios es mera aproximación, intuiciones expresadas con lenguaje humano, virtudes que sublimamos para comunicar qué es lo más importante de nuestra vida. Y, al final, las palabras resultarán preciosas, pero no nos habremos acercado ni un milímetro a la realidad de Dios, del Misterio que nos circunda y nos constituye."
Pero Jesús de Nazaret añadió algo que va mucho más allá que las declaraciones que los hombres han ido haciendo sobre Dios. Él nos dijo y nos dio a entender que ese Dios es nuestro padre, nuestro papá. No lo presentó como juez, el que premia y castiga, el que vigila, el que puede hacer lo que quiera porque es todopoderoso... No! Jesús entiende y nos propone que Dios es como unos padres cariñosos que entienden y perdonan, que dan su vida por sus hijos, que quieren lo mejor para ellos, que esperan que nosotros reflejemos en nuestra vida ese mismo amor, cariño y entrega. Que demos más importancia al amor, a la fraternidad, al servicio en favor de los más débiles...
Como digo, esa imagen de Dios (propuesta por Jesús) no aparece. Y proclamamos lo de la Trinidad y lo de las 3 personas distintas y un solo Dios verdadero.
Igualmente proclamamos lo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús; pero no decimos nada del motivo de su condena y ejecución. Su proclamación de la Buena Noticia del reino de Dios. Entender que el hombre-mujer es más importante que la Ley, que el Templo, que todo lo que digamos en la religión. Que lo que hagamos a uno de estos pequeños a mí me lo hacéis. Que si no sabemos perdonar a nuestro hermano nuestros sacrificios y ofrendas no valen para nada. Que lo que espera Dios, nuestro padre, de nosotros es que nos amemos, que seamos hermanos, que no soportemos que haya hombres y mujeres marginados, oprimidos, hambrientos, enfermos y olvidados...
Todo eso es fundamental.

Nuestra iglesia, como otras religiones, tiende a mantener la institución, su imagen y su fachada, sin tener en cuenta el contenido. Y nos contentamos con la proclamación de nuestra fe, los ritos, las devociones, las cosas de la tradición... Y llegamos a creer que eso nos salvará.

Es muy posible que si volviera Jesús también se extrañaría de nuestra falta de fe.

Texto del evangelio de MARCOS 6, 1-6


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