¿Aún no tenéis fe?
23 de junio 2024
Como comenta Fray Marcos el texto que escuchamos/leemos hoy está cargado de simbología. Toda una catequesis dirigida a la comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret.
Lógicamente, leído textualmente tal como hemos hecho muchísimas veces, nos vemos abocados a una interpretación mítica que no nos ayuda nada a seguir las huellas del Maestro.
Veamos: (citando el comentario que hace Fray Marcos)
-"Vamos a la otra orilla". Haría referencia a desandar el paso del Mar Rojo. Es decir salir de la tierra prometida para dirigirse a todos los pueblos que deben ser partícipes de la salvación.
-"Jesús dormido en medio de la tempestad". Haría referencia a Jonás. El mar es el símbolo de todos los peligros. Dominar el mar era exclusivo de Dios y la señal de que la verdadera liberación había llegado."
-"increpó al viento y dijo al mar:«¡Silencio, enmudece!». Es la misma palabra que Jesús dirige a los espíritus inmundos. El viento que te perjudica es el símbolo del mar espíritu que hay que contrarrestar."
Luego viene el comentario que Jesús les hace a los discípulos: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Toda la catequesis anterior viene encaminada a esas preguntas que, hoy, nos dirige a nosotros, a los seguidores de hoy en día.
Fray Marcos termina así su comentario: -"No estamos dispuestos a arriesgar para cruzar a la otra orilla. Ni siquiera estamos seguros de que exista otra orilla más allá de las comodidades y seguridades de aquí."
Así es. Creo que nos sentimos más a gusto viviendo "al este lado de la orilla". Nuestra religiosidad, nuestras devociones y creencias, nuestra pequeña práctica de lo que nos han enseñado que, según nos han predicado siempre, nos asegura la salvación, ir al cielo y pasar a la vida eterna para disfrutar de todos los bienes que Dios nos prometió...
Por otra parte, tampoco andamos sobrados de fe. Porque todo eso que nos enseñaron, lo que llamaban las verdades eternas, no nos están quedando muy claras. Cielo - infierno - purgatorio - juicio final... Ya no nos queda seguridad. Dudamos de que haya alguna realidad que vaya más allá de la vida de aquí abajo.
-¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?
Realmente ¿a qué se podía referir Jesús?
Ante todo no debemos olvidar el mensaje que repetía Jesús una y otra vez: "El reino de Dios ha llegado. Convertíos y creed en la buena noticia." Era como un estribillo que no se cansaba de repetir. Entender que lo importante es asumir y aceptar que Dios es nuestro padre. Que lo que quiere de todos es que seamos y vivamos como hermanos (hijos suyos). Que no hace preferencias. Que no hay un pueblo elegido, sino que todos somos elegidos para Dios. Que no mira si somos de una raza o de otra, de un pueblo o de otro, de una cultura o de otra, de una lengua o de otra, de un sexo o de otro. Que no mira si somos inteligentes, o ricos, o poderosos, o famosos...
Ése es el mensaje. Y lo contaba usando muchas parábolas, ejemplos y cuentos...
Lo que tenemos que hacer es cambiar, hacer nuestro ese objetivo y comenzar a vivir de esa manera.
Entonces, ¿por qué tenemos miedo? ¿no nos fiamos? ¿nos parece que todo eso es un cuento?
Ciertamente las circunstancias que nos rodean en la sociedad de hoy son una verdadera tentación, toda una tempestad que nos amenaza con hundirnos y hacernos perecer. Hombres, mujeres y niños que, en tantos países, sufren y llevan una vida que no llega a ser humana. Guerras que destruyen y arrojan sobre los más débiles la miseria, la enfermedad, la muerte... como si fuera un entretenimiento de los poderosos que tienen el poder de sus armas y atacan sin que les importen las consecuencias.
Igualmente la miseria que sufren los que se atreven a emigrar buscando una vida mejor... El rechazo del mundo rico, las dificultades para alcanzar una tierra que les permita vivir un poco más humanamente...
No es nada fácil creer en la buena noticia de Jesús de Nazaret. Y, al igual que los discípulos, también nosotros le rezamos: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Porque eso es lo que nos preocupa. Nuestra salvación.
Hoy nuestra reflexión y nuestra oración va dirigida a pedir confianza y fe. Que la buena noticia del reino de Dios vaya calando en nosotros y que, a pesar de todo, nos seguimos fiando de la palabra de Jesús.
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