jueves, 18 de abril de 2024

Yo soy el buen pastor

...que se entrega por sus ovejas

21 de abril 2024


El texto del evangelio de Juan que escuchamos este domingo 4º de Pascua nos habla del "Buen Pastor"... Un texto que nos presenta las cualidades del auténtico pastor, el que cuida sus ovejas, el que llega, incluso, a dar su vida por ellas...
Como comenta Fray Marcos: -"No es verosímil que Jesús se declarara pastor de nadie. Este evangelio se escribió setenta años después de morir Jesús y nos cuenta, no lo que dijo, sino lo que aquellos cristianos pensaban de Jesús. Ellos sí se sentían dirigidos por Jesús e intentaban seguir sus directrices."
Y estoy pensando que la insistencia que hemos venido haciendo en la Iglesia sobre ciertos textos (como éste del Buen Pastor) nos han desviado del verdadero mensaje de Jesús, de su Buena Noticia del reino de Dios, de su paso por Galilea, de su vida, de su vivencia y experiencia.
Quizás nos lo ponemos como modelo (sobre todo lo han hecho los Papas, los Obispos, el clero... la jerarquía) y lo colocamos ahí para que él nos diga, para que él nos guíe, para nos salve... Y creo que no es ése el camino acertado.
Me gusta mucho más la actitud que he encontrado en Miguel Ángel Munárriz. La que he comenzado a sentir leyendo su libro: "El Hombre que descubrió a Abbá - Fascinante Jesús". Es un relato novelado. Cierto. Pero lo que importa es el proceso del mismo Jesús. Su toma de conciencia, su reflexión, su búsqueda, su esfuerzo por centrar su vida en algo que para él va a resultar definitivo y vital: El encuentro de Dios de la manera que cala su vida y la llena completamente.
Me gusta que Miguel Ángel, al comentar el texto de este domingo, lo primero que se pregunta es: -"¿Qué es Jesús para mí?..."

-"En primer lugar, es el soporte de mi existencia. Corremos el riesgo de pensar que somos unos seres arrojados a este mundo sin otro propósito que deambular por la vida hasta que la muerte nos devuelva a la nada de la que procedemos, y Jesús nos dice que no; que detrás de todo esto está Dios. Pero no se limita a ello, sino que nos dice, además, cómo es Dios; que Dios no es un arcano inaccesible; que Dios es Abbá, que nos ama..."

Y ahí arranca la vivencia extraordinaria de Jesús de Nazaret. Una vez que descubres que Dios (ese ser invisible y que nos ha parecido siempre tan lejanos e inaccesible) es ese aliento cercano, creador, alentador y purificador que no nos abandona nunca... Que nos ama cómo sólo hemos podido experimentar en nuestros padres y madres... Que todos, sí todos y todas somos sus hijos/hijas. Que no hay nadie especial o pueblo escogido, ni religión especial preferida... Que todos y todas somos hermanos, parte de esta misma humanidad (surgida, creada y mantenida en sus diferentes evoluciones)... A partir de ahí llega esa exigencia de vivir como hermanos, de querernos y cuidarnos como tales comenzando por los más débiles, por los más necesitados, por los dejados en el camino, por los oprimidos y marginados...

Jesús de Nazaret nos ha señalado el camino y nos invita a caminar con él. No es que él se proponga como el líder, el cacique, el mismo pastor... Él se presenta como un servidor y a eso nos invita. Servir a la propia comunidad de hermanos, a mi propia humanidad...

¿No es eso lo que hacen nuestras madres y padres? Cuidan con mimo al más débil, al más necesitado, al enfermo, al que no puede, al que se resiste, al que se niega, al que se enfada, al que escapa... Y todo eso lo vió y lo experimentó Jesús. Y sus cuentos y parábolas hablan en ese sentido...

"Es también mi referencia vital.-Sigue el comentario Miguel Ángel- Somos propensos a entusiasmarnos con lo que no merece la pena, a optar por lo que no nos conviene; por lo que estropea nuestra vida, y Jesús nos muestra el camino para vivirla de verdad, para no echarla a perder. Y ese camino pasa por convertirnos en servidores, por perdonar siempre a los que nos ofenden, por ser misericordiosos, por compadecer a los que sufren, por conformarnos con poco, por compartir con los que no tienen; por trabajar por la paz y la justicia… En definitiva, por no tratar de hacer de este mundo una morada definitiva, sino el camino que nos dirige a nuestro destino..."

Todo eso, como escribe Miguel Ángel, es lo que tiene que dar sentido a nuestra vida. La respuesta a esa invitación que sigue vibrando: El Reino de Dios. Vivir al estilo de Dios haciendo que nuestra humanidad, nuestro pueblo, nuestro barrio, nuestra casa adquiera esos rasgos de ternura y compasión, de solidaridad y de entrega, de empatía y de servicio. Es mi pequeño grano de arena para que llegue el reino de Dios, para que cambie nuestro modo de pensar, de vivir y de actuar.

Visto de esa manera sí puedo pensar y decir que Jesús de Nazaret es mi buen pastor que entrega su vida por sus ovejas... Y en él me tengo que mirar yo y caminar tras sus huellas.

Texto del evangelio de JUAN 10, 11-18


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