jueves, 11 de abril de 2024

Les contaron lo que les había pasado en el camino...

...Y cómo lo habían reconocido al partir el pan


14 de abril 2024

Todos los textos que leemos en estos domingos de Pascua nos hablan y hacen referencia a la experiencia tan especial que vivieron aquellos hombres y mujeres. Fue un paso tan increíble que, para poder contarlo, lo fueron diciendo con las expresiones de la Pascua (la que vivió el pueblo judío, su Éxodo, su salida de Egipto, el paso de la esclavitud y de la muerte a la vida).

Como muy bien escribe Imma Calvo: -"Hablar de Pascua es hablar del paso de la muerte a la vida. Pero no son realidades para después. Como seguidores de Jesús Resucitado, nos mueve la pasión por la Vida. Empezando por nosotros mismos y siguiendo por los más próximos, conjuguemos verbos de vida plena: sonreír, comprender, animar, compartir, ayudar, defender, respetar, integrar y sanar entre otros muchos."

Al releer el texto del evangelio de Lucas me ha llamado la atención lo que cuenta al principio del mismo: -"Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan."

Conozco la narración, al igual que el texto que sigue sobre esa aparición de Jesús en la que para que pierdan el miedo, les pide algo de comer... Reflexiono sobre ello y me digo que cada persona tiene que dar ese paso o, mejor dicho, tiene que dejarse sorprender por ese encuentro. Entonces mi pregunta es: -¿En qué reconozco yo al Señor? Para esos dos discípulos fue al partir el pan... No lo explican, ni nos dicen el por qué ese gesto les llegó tan adentro. Nosotros, bueno los doctores de todos los tiempos nos han hecho fijarnos y ver ahí el sacramento de la Eucaristía, la Cena del Señor... De esa manera no es necesario que nosotros lo busquemos, lo reconozcamos. Nos dicen que fue eso y ya está. Pero no me quedo conforme, no me convence. Tiene que ser algo que va mucho más allá. Algo que vivieron con él y que fue una constante en todos aquellos años en los que él proclamaba la Buena Noticia del reino de Dios.

Los teólogos y exégetas de hoy hablan de la comensalía, de la mesa compartida.  Y ello me lleva a pensar que compartir, ser solidario y compasivo, estar pendiente de los más débiles, de los marginados y oprimidos, esa manera nueva de vivir (como lo hacía Jesús de Nazaret) les abrió los ojos: "al partir el pan". Una vida nueva no preocupada por la Ley o por el Templo; sino por los hermanos y hermanas con los que partimos el pan... Y la cena del Señor, la eucaristía, sería el símbolo de cómo tenemos que vivir. No para quedarnos adorando el pan o el vino "convertidos en la carne y la sangre del Señor"; sino para vivir siendo el pan que se parte y se reparte.

Quiero proponerme estar atento a ese partir el pan, a esos gestos que están presentes en muchas más personas de las que creemos. Están ahí entre los inmigrantes, entre los que tienen menos posibilidades, entre los que se ven excluidos, sin papeles, sin trabajo, o entre personas que se han quedado solas (ancianos/as sin familia). Sí, quiero estar atento porque por ahí anda Dios y así lo entendió Jesús. En su vida ya era un resucitado porque vivía la vida misma de Dios. Y hasta que no lo percibamos y lo asumamos seguiremos amarrados a la Ley y al Templo sin pasar de la muerte a la vida.

Texto del evangelio de Lucas 24, 35-48


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