viernes, 11 de agosto de 2023

Entre el miedo y la esperanza

¿Por qué has dudado?

13 de agosto 2023


Este domingo el evangelio de Mateo nos ofrece la narración de la tempestad en el lago... Los discípulos de Jesús en la barca. Jesús orando en el monte. Y, de madrugada, se les acercó Jesús andando sobre el agua... Ellos se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.

"Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»

Luego viene la escena en la que Pedro le pide a Jesús que, si de verdad es él, "...mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» Y dice el texto que echó a andar sobre el agua... Pero: "al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»

Una narración que me obliga a reflexionar y a darme cuenta que también los seguidores de Jesús de Nazaret andamos muchas veces de esa manera, entre el miedo y la esperanza.

Nos declaramos cristianos que estamos en la misma barca (la Iglesia) y que creemos en su mensaje, en la buena noticia del Reino de Dios. Parece que todo va bien, que hacemos lo correcto. Hasta que nos damos cuenta de la presencia del mismo Jesús en situaciones imposibles (andando sobre las aguas o en realidades bien lejanas de la paz y tranquilidad de nuestras iglesias) y entonces creemos ver fantasmas. Y nos entra miedo y gritamos pidiendo auxilio.

Vivir la experiencia de Dios, hacer nuestro el estilo y camino de Jesús de Nazaret, a ratos nos entusiasma y creemos ser capaces de cualquier cosa. Luego la realidad misma nos ofrece unos aspectos de la vida que simplemente nos asustan y gritamos de miedo o rezamos todas las oraciones que sabemos pidiendo auxilio.

Y, también a nosotros, nos dice Jesús: "«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?»

Me recuerda el texto del evangelio que nos cuenta lo de los discípulos de Emaús: "Ellos le dijeron: Nosotros creíamos que...,  sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron (la muerte en la cruz)"

¡Cuántas veces les dijo Jesús que no tuvieran miedo!

Quizás hay un detalle en su mensaje que no acabamos de entender y asumir: La confianza en Dios, hacer nuestra la experiencia de Jesús de Nazaret descubriendo dentro de nosotros que somos hijos suyos, que nuestro ser y nuestra realidad están impregnados de Dios. Y vamos caminando nuestra vida respirando al mismo Dios.

Todo eso lo vivió Jesús de tal manera que se sentía totalmente identificado con Dios, su abbá (su papá). Y desde esa perspectiva veía y miraba a la gente con la mirada misma de Dios. Se le conmovían las entrañas, miraba con ternura a los más débiles y necesitados. Y entendía que no podíamos hacer y comportarnos como lo hacen los ricos y los poderosos. Que la actitud más humana era el servicio, el ayudarnos unos a otros, el vivir como hermanos.

Ahí, pues, andamos. Entre el miedo y la esperanza. Escuchemos la palabra de Jesús: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»

Texto del evangelio de  Mateo (14,22-33)


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