miércoles, 21 de junio de 2023

No tengáis miedo

Vosotros valéis más que...

25 de junio 2023 

Hay algo que me obliga a reflexionar sobre nuestra vida religiosa.

Escucho los comentarios de gente conocida. También las explicaciones que nos hacen en las ceremonias y funciones de la Iglesia. Y siempre me pregunto si todo ello gira en torno a información, conocimientos y noticias más o menos serias y documentadas; pero pocas veces me hablan de una experiencia de Dios.

El ambiente de nuestra sociedad no lo facilita, desde luego. Es como si lo único que importara es lo que puedo tocar, sentir y gozar... El alimento, la fiesta, la bebida, gozar y pasarlo bien. Algo directo que entre por los sentidos... (del cuerpo).

Y si nos adentramos un poco y buscamos en el interior, la realidad de la vida y del entorno nos mete miedo en el cuerpo: la debilidad, la fragilidad de todo lo humano, lo caduco y que termina. Todas las limitaciones que vamos encontrando paso a paso. Y no sólo es la edad. Hay enfermedades, accidentes, desgaste y situaciones que se hacen insostenibles.

Y, en todo eso, ¿dónde está Dios?

Hubo un tiempo en el que nuestra sociedad se regía por lo que decía, explicaba o mandaba la iglesia. Era una religiosidad social: las normas morales, las costumbres familiares, el modo de vestir y relacionarse... Y todo eso se hacía como Dios manda. Así se decía.

Una vez retirado el director o directora parece que ya nada importa, que todo da igual, que ya no hay que preocuparse por las normas, costumbres y modos. También los hay que nos meten miedo y acusan a unos y a otros de abusos, corrupción, incluso de ateísmo.

Y llegamos hoy a escuchar el texto del evangelio de Mateo y Jesús de Nazaret nos dice: No tengáis miedo... Y señala a los gorriones... ¿Acaso no valéis vosotros más que esos gorriones?

Jesús de Nazaret está hablando de confianza, de su experiencia de Dios... Su tiempo y su época tampoco estaba libre de miedos, de opresión, de abusos, de envidias y de venganzas... Y, sin embargo, les habla (y nos lo dice también a nosotros) de algo más fuerte, más profundo y válido que todo ello.

Y ahí llega mi pregunta: ¿cuál es mi experiencia de Dios?

José Antonio Pagola hace este comentario: -"Estoy convencido de que la experiencia de Dios, tal como la ofrece y comunica Jesús, infunde siempre una paz inconfundible en nuestro corazón, lleno de inquietudes, miedos e inseguridades. Esta paz es casi siempre el mejor signo de que hemos escuchado desde el fondo de nuestro ser su llamada: «No tengáis miedo, no hay comparación entre vosotros y los gorriones». ¿Cómo acercarnos a ese Dios?"

Quizás ésa sería la primera reflexión que me gustaría plantearme. Que en los encuentros y celebraciones de la comunidad cristiana apuntáramos en esa dirección. Porque no es la teoría la que nos falta. No son las explicaciones, los comentarios, la documentación o razonamiento...

"Tal vez, -continúa J.A.Pagola- lo primero es detenernos a experimentar a Dios solo como amor. Todo lo que nace de él es amor. De él solo nos llega vida, paz y bien. Yo me puedo apartar de él y olvidar su amor, pero él no cambia. El cambio se produce sólo en mí. Él nunca deja de amarme."

Seguro que todo esto es algo que hemos escuchado ya muchas veces. Son palabras que nos suenan. Pero ¿he llegado a entrever, a experimentar algo de eso? Fíjate que cuando, a lo largo de nuestra vida, hemos sentido, experimentado o vivido un amor (de hombre o mujer) nos hemos sentido tan transformados, que alcanzábamos una intensidad que nos parecía flotar, estar como en las nubes...

Entonces, cuando hablamos del amor de Dios... ¿Alguna vez nos hemos sentido tocados por él? 

"Hay algo todavía más conmovedor. -añade J.A.Pagola- Dios me ama incondicionalmente, tal com

o soy. No tengo que ganarme su amor. No tengo que conquistar su corazón. No tengo que cambiar ni ser mejor para ser amado por él. Más bien, sabiendo que me ama así, puedo cambiar, crecer y ser bueno." 

Jesús nos ofrece su experiencia, sus vivencias. Y nos invita a cambiar, a convertirnos. A vivir de esa manera. Y nos cuenta en parábolas lo del tesoro escondido, de la perla preciosa... De cómo él mismo ha experimentado a Dios al que llama abbá (papá), del amor de Dios sentido en las flores, en los pájaros, en los niños, en la mujer y los trabajos de su casa...

Y siempre supo que viviendo así se estaba exponiendo mucho, que le podía costar la vida... Como así fue.

Ésa es la palabra de hoy: no tengáis miedo...¿acaso no valéis más que esos gorriones...?

Texto del evangelio de MATEO 10, 26-33


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