Los textos que escuchamos en estos domingos (que llamamos domingos de Pascua) nos hablan de la Vida. Eso que llamamos "vida eterna" = vida definitiva. Pero cuidado no sigamos pensando e imaginando que se trata de una vida para el más allá. Los evangelios nos hablan de una vida que hay que vivir aquí y ahora. Por eso en el evangelio de Juan de donde se toman todos estos textos, se dice que "hay que nacer de nuevo".
El evangelio de Juan nos ofrece unos textos que parecen verdaderos discursos... Y es que, según explican los entendidos, son como la maduración y reflexión de toda la comunidad de Juan que expresa lo que pensaba y sentía que era Jesús: Jesús el Pastor, la Puerta, la Luz, el Pan... Y cada uno de estos elementos sirven para ahondar y captar mejor todo el mensaje de Jesús de Nazaret.
Y hoy tenemos dos elementos que tienen que ayudarnos a reflexionar seriamente:
"Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen".
Todos los que vamos a misa (y muchas otras personas que no van) nos declaramos "cristianos" y también hemos oído muchísimas veces las palabras (la voz) de Jesús; pero...
Como comenta Fray Marcos: -"La mayoría de las veces oímos y aceptamos solamente lo que está de acuerdo con nuestros intereses. Escucharle significa acercarse sin prejuicios y aceptar lo que nos dice, aunque suponga cambiar nuestras convicciones. Seguirle es estar dispuesto a darse a los demás como él."
"No basta escuchar, hay que vivir. El mensaje de Jesús consiste en una nueva manera de afrontar la existencia humana, una manera de vivir más de acuerdo con las exigencias del ser humano. Ésa será la manera de cumplir lo que Dios espera de nosotros."
Ahí está nuestro mauyor problema. Oímos y quizás hasta escuchamos; pero se nos olvida eso de vivir... Y llegamos a comentar que la iglesia está en crisis, que las cosas de Dios no interesan, que son cosas de antes..., que finalmente la religión no sirve para nada...
Como escribe José Antonio Pagola: -"Los creyentes decimos creer en Dios, pero en la práctica vivimos como si no existiera. Es decir vivimos de manera «atea»... Analizamos nuestras crisis y planificamos el futuro pensando solo en nuestras posibilidades. Se nos olvida que el mundo está en manos de Dios, no en las nuestras. Ignoramos que el «Gran Pastor» que cuida y guía la vida de cada ser humano es Dios... Y ninguna crisis religiosa y ninguna mediocridad de la Iglesia podrán «arrebatar de sus manos» a esos hijos e hijas a los que ama con amor infinito. Dios no abandona a nadie. Tiene sus caminos para cuidar y guiar a cada uno de sus hijos, y sus caminos no son necesariamente los que nosotros pretendemos trazar."
La otra afirmación que hemos leído o escuchado: "Yo les doy la vida eterna" (la vida definitiva).
Y nos hemos hecho un lío pensando en la vida del más allá (para después de muertos). Por eso, ante la dificultad de imaginar todo lo que puede ocurrir después de nuestra muerte, nos quedamos sin reacción, sin saber qué puede significar... Pero (sigue el comentario de Fray Marcos) "-Se trata de la misma Vida que Jesús ha recibido de Dios. La consecuencia primera de seguirle es alcanzar esa Vida del Espíritu. Esto es lo importante para nosotros. Lo que pasó en Jesús tiene que pasar en mí. Éste es el meollo del misterio pascual."
Aceptar y acoger el espíritu (el aliento) de Dios y dejarse llevar. Y ese aliento es el amor. Juan lo dirá y lo repetirá de muchas maneras. En los textos de su evangelio lo encontramos. Y en sus cartas es tan insistente que resulta increíble que no lo hagamos nuestro: "Dios es amor... El que ama y conoce a Dios... A Dios nadie lo ha visto... El que ama. su hermano ya ha visto a Dios... El que ama, ése es verdadero hijo de Dios..." Y podríamos añadir muchas citas más...
Ésa es la Vida de Dios. Ésa es la Vida definitiva, la Vida Eterna... Si yo me abro al "espíritu de Dios" (a su aliento) y comienzo a vivir a la manera de Dios (amando), entonces yo estoy escuchando la Voz de Jesús, entonces yo le sigo, entonces yo comienzo a sentir esa Vida Eterna, esa Vida Definitiva...
Amar a los hermanos... Es una entrega de tu propia persona adoptando el estilo de Jesús, la manera de Dios que tiene en cuenta a cada uno de nosotros... Jesús mismo le dió un toque poético y lleno de ternura al comentar que Dios cuida de las flores del campo y presta atención a los pajarillos... Y cuánto más a las personas que, incluso, hasta los pelos de su cabeza los tiene contados... Acoger, escuchar, atender, ayudar, mirar con ternura y compasión a la otra persona... Ésa sería nuestra conversión y el modo de dejar florecer en nosotros esa Vida nueva (eso mismo, volver a nacer)
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