viernes, 27 de mayo de 2022

La bendición de Jesús


La Ascensión del Señor

29 de mayo 2022



Inma Calvo
 nos ofrece esta introducción: 
"Celebramos este domingo la Ascensión de Jesús. Lucas es el único que hace esta narración... (En el evangelio, Resurrección, apariciones y Ascensión, todo sucede el mismo día. En los Hechos de los apóstoles dice que ocurrió a los cuarenta días de resucitar.) ¿Estamos más cómodos pensando que Jesús está allá en el Cielo o nos exige más saber que está entre nosotros, en los que pasan necesidad?"                                               De nuevo tenemos que apelar al sentido y significado de los textos que leemos: Entender que es toda una Catequesis, como recibir indicaciones para nuestra vida. Por eso tenemos que evitar quedarnos en una lectura de "hechos que ocurrieron" de esta manera o de aquella otra.

"La Ascensión -comenta Fray Marcoses una fiesta que intenta recopilar todos lo que hemos celebrado desde la muerte de Jesús el Viernes Santo..."
Y ahora viene la explicación para que podamos seguir la celebración:
"Para comprender el lenguaje que la liturgia utiliza para referirse a esta celebración, es necesario tener en cuenta la manera mítica de entender el mundo en aquella época y posteriores, muy distinta de la nuestra."
"El mundo dividido en tres estadios: el superior, habitado por la divinidad. El del medio era la realidad terrena en la que vivimos los humanos. El tercer estadio es el inframundo donde mora el maligno. La encarnación era concebida como una bajada del Verbo, desde la altura a la tierra. Su misión era la salvación de todos. Por eso tuvo que bajar a los infiernos (inferos) para que la salvación fuera total. Una vez que Jesús cumplió su misión salvadora, lo lógico era que volviera a su lugar de origen. Todo desde una perspectiva mítica."

El Catecismo y, muchas veces, las predicaciones nos han llevado a formar en nosotros esas imágenes: arriba - el cielo (donde está Dios); abajo - el infierno (donde está el maligno) y en medio - nosotros (la realidad de nuestro mundo)... 
En la realidad de nuestra vida, sin embargo, cada vez se nos hace más difícil mantener esas ideas e imágenes. Y es muy posible que nos asuste el prescindir o borrar todo eso que nos enseñaron.
¿Cuál sería el sentido y significado de todo esto que celebramos?

"No tiene sentido seguir hablando de bajada y subida. Si no intentamos cambiar la mente, estaremos transmitiendo conceptos que hoy no podemos comprender... Una cosa fue la predicación de Jesús y otra la tarea de la comunidad, después de la experiencia pascual. El telón de fondo es el mismo, el Reino de Dios, vivido y predicado.. Tenemos que continuar esa obra, transmitir el mensaje, acomodándolo a nuestra cultura."

Si nos fijamos bien, todo el evangelio, todo el mensaje que nos hacen llegar sus textos viene a ser el mismo: "Id y predicad el evangelio" - "comunicad que el Reino de Dios ha llegado" - "...que está en medio de vosotros"... Para eso: "convertíos, cambiad de mentalidad..." Otro mundo es posible, un mundo de fraternidad, de solidaridad, de compasión.
Todo eso lo vivió Jesús de Nazaret a tope. Fue su gran pasión y su estilo de vida. Y todo su hacer, todo su mensaje (sus parábolas, sus comparaciones) nos invitan a entrar, a vivir según ese nuevo modelo.
Si no acepto esa invitación, si no comprometo mi vida y cambio mis valores..., todo lo que yo pueda saber sobre Jesús y sobre el evangelio será sólo conocimiento o ciencia; pero no será vida.

Y hay otro detalle que José Antonio Pagola anota en su comentario:
"A Jesús le gusta sobre todo «bendecir». Bendice a los pequeños y bendice sobre todo a los enfermos y desgraciados. Su gesto está cargado de fe y de amor. Desea envolver a los que más sufren con la compasión, la protección y la bendición de Dios."

"No es extraño que, al narrar su despedida, Lucas describa a Jesús levantando sus manos y «bendiciendo» a sus discípulos. Es su último gesto. Jesús entra en el misterio insondable de Dios y sus seguidores quedan envueltos en su bendición." "Hace ya mucho tiempo que lo hemos olvidado, pero la Iglesia (y cada uno de nosotros) ha de ser en medio del mundo una fuente de bendición. En un mundo donde es tan frecuente «maldecir», condenar, hacer daño y denigrar, es más necesaria que nunca la presencia de seguidores de Jesús que sepan «bendecir», buscar el bien, hacer el bien, atraer hacia el bien.

A ver cómo conjugamos esas dos cosas: Vivir el estilo de vida del Maestro y ser fuente de bendición. Un estilo que siempre va marcado por el servicio a los hermanos (en especial a los que más lo necesitan). Y eso de ser fuente de bendición = decir bien, hacer el bien, buscar el bien... en nuestro entorno, en nuestra vida, en cualquier circunstancia.

¡Que el Señor nos bendiga!

Texto del evangelio de LUCAS 24, 46-53

Paz es mi despedida. Os deseo la Paz

El que me ama cumple mi mensaje
22 de mayo 2022


Seguimos leyendo el evangelio de Juan, esa especie de discurso de después de la cena de despedida de Jesús. Lo vamos leyendo como en muchos apartados para mejor reflexionar todo su mensaje.
"Os deseo la Paz"
Son palabras que resuenan en nuestras eucaristías, en nuestras misas: la oración que reza el sacerdote antes de la comunión ("la paz os dejo, mi paz os doy..."); el saludo o signo de paz que nos damos también.

José Antonio Pagola hace este comentario: -"Siguiendo la costumbre judía, los primeros cristianos se saludaban deseándose mutuamente la «paz». No era un saludo rutinario y convencional. Para ellos tenía un significado más profundo... 
...Sin duda recordaban lo que Jesús había pedido a sus discípulos al enviarlos a construir el reino de Dios: «En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa"». Para humanizar la vida, lo primero es sembrar paz, no violencia; promover respeto, diálogo y escucha mutua, no imposición, enfrentamiento y dogmatismo."

A poco que sigamos las noticias que nos ofrecen día a día en la televisión, en la radio, en los diferentes medios de comunicación, no hay día que no suspiremos por la paz. Hoy en día es la guerra de Ucrania; en otro momento era la de Siria... Y si prestamos atención sentiremos el clamor de tantos miles y miles de migrantes de todos los continentes que huyen de tantas otras guerras, de tantas otras esclavitudes y opresiones. Y, sin salir de casa, recibimos noticias de los abusos contra la mujer, contra los que piensan, opinan o viven de manera diferente a la nuestra...
La Paz... ¿Qué quería decir Jesús al saludar de aquella manera: -Paz a esta casa?


Como si respondiera a nuestras preguntas, José Antonio Pagola  comenta lo siguiente: "-¿Por qué es tan difícil la paz? ¿Por qué volvemos una y otra vez al enfrentamiento y la agresión mutua? Hay una respuesta primera tan elemental y sencilla que nadie la toma en serio: solo los hombres y mujeres que poseen paz pueden ponerla en la sociedad."

"No puede sembrar paz cualquiera. Con el corazón lleno de resentimiento, intolerancia y dogmatismo se puede movilizar a la gente, pero no es posible aportar verdadera paz a la convivencia. No se ayuda a acercar posturas y a crear un clima amistoso de entendimiento, mutua aceptación y diálogo..."

El otro punto de reflexión que nos ofrece el evangelio de este domingo, aunque expresado en un lenguaje que no es habitual para nosotros, también es importante que intentemos captar su significado más profundo: "mi Padre le demostrará su amor: vendremos a él y nos quedaremos a vivir con él..."

Inma Calvo cuando hace la presentación de los textos y comentarios de este domingo escribe: -"En esta ocasión se nos remarca de manera muy gráfica la enseñanza de que Dios no está, no puede estar, fuera de mí, ni fuera de la creación. Es un Dios con nosotros, o más bien, en nosotros. Es el Espíritu, que ha hecho morada en nuestro ser, el que nos descubre el sentido de las enseñanzas de Jesús. Y nos infunde esa paz-confianza que nadie nos puede quitar."

Fray Marcos añade: -"Dios no  tiene que venir de ninguna parte para estar en lo hondo de nuestro ser. Está ahí desde antes de existir nosotros. No existe "alguna parte" donde Dios pueda estar, fuera de mí y del resto de la creación. Dios es lo que hace posible mi existencia. Soy yo el que estoy fundamentado en Él desde el primer instante de ser. El descu­brirlo en mí, el tomar conciencia de esa presencia, es como si viniera."

"El Espíritu es el garante de esa presencia dinámica: “os irá enseñando todo”. Por cinco veces en este discurso de despedida, hace Jesús referencia al Espíritu. No se trata de la tercera persona de la Trinidad, sino de la divinidad como fuerza (Ruaj), como Vida, como sabiduría que todo lo explica. “Santo” significa separado; pero no separado de Dios, sino separado de las actitudes del mundo. Si esa Fuerza de Dios no nos separa del mundo, entendido como lugar de enfrentamiento y opresión, nunca podremos comprender el amor..."

Dos puntos que, me parece, deberían llevarnos a una reflexión bien seria y profunda: ¿La Iglesia, mi comunidad, yo mismo, llevo la Paz? ¿Soy una persona portadora de Paz? 

El segundo es la referencia a esa presencia de Dios... Rezamos y creemos que es Creador, pero se nos hace más difícil aceptar y entender que está en la creación, en nosotros... Y que su aliento (el espíritu) está ahí para enseñarnos todo. Quizás nuestra dificultad está en abrirnos a su espíritu, dejarnos invadir por él. O tal vez nos falta contactar con su señal... sí! necesitamos una wifi que nos permita captar la señal y que su mensaje llegue a nuestra cuenta. 

"El que me ama, cumple mi mensaje... Y mi Padre le demostrará su amor: vendremos a él y nos quedaremos a vivir con él..."

No olvidemos que su mensaje, su mandamiento nuevo, es el amor entre nosotros... Y cuando captamos ese mensaje y comenzamos a vivir a su manera... el aliento de Dios (su espíritu) nos enseñará todo...


Texto del evangelio de Juan 14, 23-29


jueves, 12 de mayo de 2022

En esto conocerán que sois discípulos míos

"...Que os améis unos a otros"

15 de mayo 2022


Leyendo y reflexionando estos textos del evangelio de Juan, tal vez deberíamos plantearnos el centrar todo el mensaje de Jesús de Nazaret y todo lo que llamamos doctrina de la Iglesia en el texto que acabamos de ver: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; igual que yo os he amado, también vosotros amaos unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: en que os tenéis amor entre vosotros."


Si nos confesamos seguidores de Jesús de Nazaret, es lo único que debería importarnos. 

Nuestra identidad, nuestro uniforme, debería ser ése, únicamente ese amor que vivimos. Todo lo demás pueden ser adornos, detalles añadidos que inspiran la devoción, que atraen, que sirven para celebrar...; pero a la hora de la verdad, la señal de que seguimos al Maestro y hemos entendido su mensaje sólo el amor que tengamos los unos por los otros indicará a todo el mundo que somos, de verdad, seguidores de Jesús.

Amar. Y amar como él amó.


Nuestra sociedad (y supongo que en todos los tiempos) habla de amor, de pasión, de gustarse, de gozar... con una terminología muy amplia.


José Antonio Pagola nos ayuda con su comentario:

"Los primeros cristianos abandonaron prácticamente esta terminología y pusieron en circulación otra palabra casi desconocida, agape, a la que dieron un contenido nuevo y original. No querían que se confundiera con cualquier cosa el amor inspirado en Jesús. De ahí su interés en formular bien el «mandato nuevo del amor»: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado»."

"El estilo de amar de Jesús es inconfundible. No se acerca a las personas buscando su propio interés o satisfacción, su seguridad o bienestar. Solo piensa en hacer el bien, acoger, regalar lo mejor que tiene, ofrecer amistad, ayudar a vivir. Así lo recordarán años más tarde en las primeras comunidades cristianas: «Pasó toda su vida haciendo el bien»."

A partir de ahí, todo nuestro caminar es seguir sus huellas. Si nos dice que la señal que nos identifica como sus discípulos es amar como él lo hizo, nuestro trabajo y aprendizaje será el de practicar esa norma o mandamiento nuevo. 

En estas fechas muchos niños y niñas se preparan para hacer la Primera Comunión y me recuerda las clases de catecismo que teníamos y la preparación de esa gran fiesta. Y supongo que nos enseñaron todo lo que debíamos saber para recibir la eucaristía por primera vez. Ya han pasado muchos años; pero no recuerdo esa insistencia del evangelio de Juan sobre el amor como señal del cristiano.

Que, entonces, éramos muy pequeños... Cierto. Pero algo tan intenso como lo que leemos en el evangelio debería quedársenos grabado como la señal distintiva... Que no es ni la medalla, ni el escapulario, ni el misal, ni el rosario, ni siquiera la misa.

Es por eso que, hoy en día, seguimos teniendo esta asignatura pendiente: "Amaos unos a otros... En eso conocerán que sois discípulos míos".

Y José A. Pagola completa su comentario con algo que todos podemos constatar: "-Lo habitual entre nosotros es amar a quienes nos aprecian y quieren de verdad, ser cariñosos y atentos con nuestros familiares y amigos, para después vivir indiferentes hacia quienes sentimos como extraños y ajenos a nuestro pequeño mundo de intereses. Sin embargo, lo que distingue al seguidor de Jesús no es cualquier «amor», sino precisamente ese estilo de amar que consiste en acercarnos a quienes pueden necesitarnos. No lo deberíamos olvidar."

Pienso que ésa debería ser la motivación más importante de nuestra vida desde que nos levantamos hasta que nos acostamos; desde que nos bautizamos hasta el final de nuestra vida.

Algo deberíamos ir progresando día a día.

Ésa es, pues, mi oración y súplica de hoy: Tomar en serio el mandato nuevo de Jesús y centrar toda mi energía en vivirlo allá donde esté.


Texto del evangelio de JUAN 13, 31-35


viernes, 6 de mayo de 2022

Yo les doy lla Vida Eterna

"Escuchan mi voz... y me siguen"

Domingo 8 de Mayo de 2022

Los textos que escuchamos en estos domingos (que llamamos domingos de Pascua) nos hablan de la Vida. Eso que llamamos "vida eterna" = vida definitiva. Pero cuidado no sigamos pensando e imaginando que se trata de una vida para el más allá.  Los evangelios nos hablan de una vida que hay que vivir aquí y ahora. Por eso en el evangelio de Juan de donde se toman todos estos textos, se dice que "hay que nacer de nuevo".


El evangelio de Juan nos ofrece unos textos que parecen verdaderos discursos... Y es que, según explican los entendidos, son como la maduración y reflexión de toda la comunidad de Juan que expresa lo que pensaba y sentía que era Jesús: Jesús el Pastor, la Puerta, la Luz, el Pan... Y cada uno de estos elementos sirven para ahondar y captar mejor todo el mensaje de Jesús de Nazaret.


Y hoy tenemos dos elementos que tienen que ayudarnos a reflexionar seriamente:

"Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen".

Todos los que vamos a misa (y muchas otras personas que no van) nos declaramos "cristianos" y también hemos oído muchísimas veces las palabras (la voz) de Jesús; pero...

Como comenta Fray Marcos: -"La mayoría de las veces oímos y aceptamos solamente lo que está de acuerdo con nuestros intereses. Escucharle significa acercarse sin prejuicios y aceptar lo que nos dice, aunque suponga cambiar nuestras conviccio­nes. Seguirle es estar dispuesto a darse a los demás como él."

"No basta escuchar, hay que vivir. El mensaje de Jesús consiste en una nueva manera de afrontar la existencia humana, una manera de vivir más de acuerdo con las exigencias del ser humano. Ésa será la manera de cumplir lo que Dios espera de nosotros."


Ahí está nuestro mauyor problema. Oímos y quizás hasta escuchamos; pero se nos olvida eso de vivir... Y llegamos a comentar que la iglesia está en crisis, que las cosas de Dios no interesan, que son cosas de antes..., que finalmente la religión no sirve para nada...


Como escribe José Antonio Pagola: -"Los creyentes decimos creer en Dios, pero en la práctica vivimos como si no existiera. Es decir vivimos de manera «atea»... Analizamos nuestras crisis y planificamos el futuro pensando solo en nuestras posibilidades. Se nos olvida que el mundo está en manos de Dios, no en las nuestras. Ignoramos que el «Gran Pastor» que cuida y guía la vida de cada ser humano es Dios... Y ninguna crisis religiosa y ninguna mediocridad de la Iglesia podrán «arrebatar de sus manos» a esos hijos e hijas a los que ama con amor infinito. Dios no abandona a nadie. Tiene sus caminos para cuidar y guiar a cada uno de sus hijos, y sus caminos no son necesariamente los que nosotros pretendemos trazar."

La otra afirmación que hemos leído o escuchado: "Yo les doy la vida eterna" (la vida definitiva).

Y nos hemos hecho un lío pensando en la vida del más allá (para después de muertos). Por eso, ante la dificultad de imaginar todo lo que puede ocurrir después de nuestra muerte, nos quedamos sin reacción, sin saber qué puede significar... Pero (sigue el comentario de Fray Marcos) "-Se trata de la misma Vida que Jesús ha recibido de Dios. La consecuencia primera de seguirle es alcanzar esa Vida del Espíritu. Esto es lo importante para nosotros. Lo que pasó en Jesús tiene que pasar en mí. Éste es el meollo del misterio pascual."

Aceptar y acoger el espíritu (el aliento) de Dios y dejarse llevar. Y ese aliento es el amor. Juan lo dirá y lo repetirá de muchas maneras. En los textos de su evangelio lo encontramos. Y en sus cartas es tan insistente que resulta increíble que no lo hagamos nuestro: "Dios es amor... El que ama y conoce a Dios... A Dios nadie lo ha visto... El que ama. su hermano ya ha visto a Dios... El que ama, ése es verdadero hijo de Dios..." Y podríamos añadir muchas citas más...

Ésa es la Vida de Dios. Ésa es la Vida definitiva, la Vida Eterna... Si yo me abro al "espíritu de Dios" (a su aliento) y comienzo a vivir a la manera de Dios (amando), entonces yo estoy escuchando la Voz de Jesús, entonces yo le sigo, entonces yo comienzo a sentir esa Vida Eterna, esa Vida Definitiva...

Amar a los hermanos... Es una entrega de tu propia persona adoptando el estilo de Jesús, la manera de Dios que tiene en cuenta a cada uno de nosotros... Jesús mismo le dió un toque poético y lleno de ternura al comentar que Dios cuida de las flores del campo y presta atención a los pajarillos... Y cuánto más a las personas que, incluso, hasta los pelos de su cabeza los tiene contados... Acoger, escuchar, atender, ayudar, mirar con ternura y compasión a la otra persona... Ésa sería nuestra conversión y el modo de dejar florecer en nosotros esa Vida nueva (eso mismo, volver a nacer)

Texto del evangelio de Juan (10,27-30)

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