viernes, 8 de octubre de 2021

Una cosa te falta

Ven y sígueme

10 de octubre 2021

Para este fin de semana tenemos un texto del evangelio de Marcos (cap.10) que nos ofrece un texto que nos es conocido. El jóven que acude a Jesús de Nazaret y le pregunta qué tiene que hacer para heredar la vida definitiva. Y le responde que cumpla los mandamientos... Entonces al contestar que todo eso lo ha cumplido desde joven, Jesús le dice: "Una cosa te falta: márchate; todo lo que tienes, véndelo y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro del cielo; entonces, ven y sígueme."

Es algo que nos suena. Lo hemos escuchado muchas veces. Lo que pasa es que nos parece (o eso nos han hecho creer) que esa respuesta es para los curas, frailes y monjas... Que no es para la comunidad cristiana, para los que simplemente queremos seguir las huellas del Maestro.

Y me parece que ése es nuestro error o falta de entendimiento. Porque la respuesta nos llega a nosotros en primera persona. Si quiero seguir a Jesús de Nazaret, si quiero unirme a su proyecto, si quiero participar de la buena noticia del reino... una cosa me falta: seguirlo.

"Una cosa te falta. (Fray Marcos comenta) "-Jesús no da importancia al cumplimiento de la Ley. Lo que le falta no es vender lo que tiene sino seguirle. El desprenderse de todo es una exigencia del seguimiento. Para ‘heredar la vida’ basta cumplir la Ley; para entrar en el Reino hay que preocuparse de los demás."

Como que entrar en esa mentalidad, intentar ese cambio de vida, se nos hace tan difícil que lo hemos dejado para aquellas personas que llamamos consagradas. Que ellas renuncien a los bienes y riquezas, que se encarguen de ayudar y atender a los necesitados. Nosotros ya tenemos muchas preocupaciones y la vida tiene muchas exigencias.

"¡Qué difícil será entrar en el Reino al que pone su confianza en las riquezas!"  (Sigue el comentario de Fray Marcos) "-Las riquezas en sí ni son buenas ni son malas. Es absurdo pensar que Dios prefiere que pasemos necesidades. El apego a las posesiones sin tener en cuenta al pobre o, peor aún, a costa de él es lo que impide al hombre alcanzar una meta humana."

Esta sociedad en la que vivimos nos empuja a pensar ante todo y sobre todo en nosotros mismos. Yo y mis cosas, yo y mis propiedades y bienes, yo y mi familia, yo y mi trabajo... Una tendencia a hacer de mí mismo el centro y eje de todo.

Entonces, ¿seguir a Jesús qué es?

Para tratar de seguir lo que dice hemos llegado a creer que "el evangelio -como explica Fray Marcos-propone sólo la pobreza de espíritu. Según esto, no importa lo que hayas acumulado, con tal de que tengas “espíritu cristiano”, lleves una vida “religiosa” y seas capaz de dar limosna y hacer “obras de caridad”.

De esa manera nuestra conversión y nuestro seguimiento se reduce al cumplimiento de mandamientos, hacer algunos actos de caridad y tratar de no meternos en líos.

Es, más o menos, lo que respondió el joven del evangelio. Prácticamente todo eso lo he cumplido desde joven. Una cosa nos falta.

"La propuesta de Jesús -añade Fray Marcos- no conlleva ninguna renuncia. Si, al llevarla a la práctica, tenemos la sensación de perder algo, es que no hemos comprendido nada. Se trata de elegir el camino que me lleve a la plenitud de humanidad. Como seres limitados, elegir un camino lleva consigo el renunciar a otro."

MARCOS 10, 17-30

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