sábado, 5 de diciembre de 2020

Dios viene, pero nosotros nos vamos

Preparad el camino
6 de Diciembre de 2020 - II Domingo de Adviento

Comentario Seglar al Evangelio Estamos metidos en el Adviento. No sé si se notará mucho. A lo mejor lo que más se nota es que se acercan las fechas de las Fiestas de Navidad y, aunque sea en medio de esta pandemia, queremos y tenemos que preparar algo: comidas, regalos, encuentros familiares aunque sean restringidos... Pero ¿el Adviento? Incluso habrá quien se pregunte qué puede ser eso. 

Fray Marcos hace esta especie de resumen: Preparadle el camino al Señor. "Este grito es el mejor resume del espíritu de Adviento. Pero fijaros que fuerza el sentido del texto, que habla de prepararle un camino a Yahvé, mientras Mc habla de preparar un camino a Jesús. El texto está insinuando que si Dios no llega a nosotros es porque se lo impedimos con nuestra actitud vital, que orienta su preocupación en otras direcciones. Él viene, pero nosotros nos vamos..."

En estos tiempos podríamos decir que hemos dejado de lado toda aquella preparación "religiosa" de la Navidad para irnos directamente a la fiesta, a lo más externo, a las luces y colores y todo lo que envuelve el mensaje propiamente dicho.

Cuando en el texto de Marcos se lee eso de Preparar el camino, tenemos el peligro de pensar en el belén, en los regalos de Reyes o simplemente en la misa de Navidad y los villancicos. Pero esa preparación es algo mucho más profundo tal y como comenta Fray Marcos: Que Dios llega a nosotros, que está entre nosotros, que forma parte de nuestra realidad y... no nos damos cuenta.

"Hoy, la necesidad de estar alerta - escribe Fray Marcoses más apremiante que nunca, porque jamás se han ofrecido al ser humano más caminos falsos de salvación. Hay toda una gama de productos disponibles en el mercado, desde las drogas hasta los gurús a medida. Por eso necesitamos más que nunca de la figura del profeta. Seres humanos que por su experien­cia personal puedan arrojar alguna luz en esa maraña de senderos que se entrecruzan y que la inmensa mayoría son sendas perdidas que no llevan a ninguna parte..."

Entendemos, los seguidores de Jesús de Nazaret, que Él es el profeta y más que profeta. El que nos marca el camino, el que ha vivido la Buena Noticia del reino de Dios. Y desde esa profundidad de su vida, de ese estar empapado de Dios, nos invita a ese cambio de vida que nos permita reconocer a Dios entre nosotros señalando a los otros hombres y mujeres, especialmente a los más pobres y marginados, como el lugar y el medio de descubrir al Enmanuel (Dios con nosotros).

Y por ahí tiene que ir nuestro Adviento, nuestra preparación y nuestro caminar ahora y a lo largo de nuestra vida.

El texto de Marcos dice que Él "os bautizará con Espíritu Santo". Probablemente nos preguntemos ¿qué querrá decir eso?. El texto hace la distinción entre el bautismo de Juan (bautismo con agua) y el bautismo de Jesús de Nazaret (con Espíritu Santo). Y me pregunto si no nos habremos quedado con el bautismo del agua que resulta más práctico y sensible. Y el tema del Espíritu Santo se nos queda como misterio.

Jesús de Nazareth se unió a toda aquella gente que pedía a Juan el bautismo de agua; pero Él siguió adelante y día a día hizo más honda e íntima su relación con Dios, al que siempre llamaba Abbá (padre, papá). Y hace tan suyo el mensaje de la Buena Noticia que proclama que si no nos convertimos, si no cambiamos no entraremos en el reino, no lo encontraremos a Dios.

"La experiencia del bautismo -concluye Fray Maroses la clave para entender a Jesús. Después de esa experiencia personal, dice a Nicodemo: “Hay que nacer del agua y del Espíritu”.
El único camino hacia lo humano es el que Jesús recorrió. Tenemos que sumergirnos en lo sagrado... 
Tenemos que dejarnos inundar por lo divino."

 

Texto del evangelio de Marcos (1,1-8)


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