26 de julio
"El reino de los cielos se parece..."
Seguimos con el evangelio de Mateo (capítulo 13) y, nuevamente, nos propone tres parábolas más. "El reino de los cielos se parece a..." En las conversaciones de Jesús, en sus encuentros, en sus comentarios, debía ser frecuente el empleo de parábolas, cuentos e historias...
Todos pensaban y reflexionaban sobre las cosas que se decían del Mesías y del Reino de Dios. Y no resultaba fácil hacerse una idea clara de lo que podía significar. Para los Doctores de la Ley y para los Fariseos tenía mucho que ver con el Templo, con la Ley y los Profetas. Para los Zelotas (serían los luchadores políticos y patrióticos) tenía que referirse a la liberación del pueblo del poder y tiranía de Roma. Para la gente del campo y de los pueblos pequeños... librarse de la opresión de los ricos y hacendados. Para los mendigos y pordioseros, para los leprosos y marginados, para los despreciados... ¿qué?
Ya han pasado 2.000 años desde que se escucharon aquellas parábolas de Jesús y me pregunto si, todavía, tienen algún significado para nosotros. O quizás les hemos dado un significado tan espiritual y fuera del tiempo que apenas si nos afectan.
"El reino de los cielos se parece a..." Imagina. Se parece a un tesoro escondido en el campo. Una persona lo encuentra y, llena de alegría, vende todo cuanto tiene y compra el campo...
Esa expresión "reino de los cielos", a lo mejor, la entendemos como el cielo, la salvación, algo que vendrá algún día o que nos lo darán como premio por nuestras buenas obras. Sin embargo, creo que Jesús de Nazaret hablaba de algo mucho más cercano, más dentro de nosotros, de nuestro mundo y nuestra sociedad.
El reino de los cielos, el reino de Dios, la Buena Noticia...Todas esas expresiones van en la misma dirección: La manera de vivir y de hacer, al estilo de nuestro Padre, en la que la fraternidad, la compasión y la ternura son las características. Una humanidad hecha y vivida "como Dios manda", una humanidad (ser de verdad humanos) que está por encima de todo, incluso del Templo y de la Ley..., aunque no quita ni borra los mandamientos de Dios.
Entonces me pregunto hasta qué punto esa Buena Noticia del reino de Dios es un tesoro para mí... Cuáles son los valores de mi vida, mis objetivos, mis deseos y aspiraciones? Alguna vez me ha parecido encontrar ese tesoro escondido? O por lo menos he llegado a sentir que eso que nos anuncia Jesús de Nazaret es, de verdad, un tesoro?
Y es que la persona que encuentra un tesoro tan grande y maravilloso vende todo cuanto tiene para conseguirlo.
Texto del evangelio de Mateo, 13, 44-52
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