sábado, 30 de mayo de 2020

Recibid el Espíritu Santo

Domingo de Pentecostés 31 de Mayo de 2020

Pentecostés – Odres NuevosDesde los primeros pasos en nuestra iniciación cristiana hemos venido usando y repitiendo toda una serie de palabras y conceptos que, no siempre, nos ayudan a vivir en profundidad el mensaje recibido de Jesús de Nazaret.
Este fin de semana celebramos la fiesta de Pentecostés y a esa palabra suele ir añadida la celebración del Espíritu Santo. Y los doctores, sabios y predicadores de la Iglesia a lo largo de los siglos nos han enseñado un montón de cosas sobre el Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad. Los dones del Espíritu Santo son todo lo que necesitamos. Él nos anima, nos impulsa, nos fortalece, nos da valor, nos santifica, nos da la paz... Lo que pasa es que, como es espíritu, ni lo vemos, ni lo oímos, ni lo tocamos. Y nos quedamos con ciertos gestos y oraciones que repetimos como invocaciones para que nos toque de alguna manera.
Reflexionando sobre mi propia vida cristiana, entiendo que hay un modo muy distinto de entender esa invitación que nos hace el evangelio: "Recibid el Espíritu Santo..." Sería como decir abre tu vida al aliento de Dios, conecta con su energía, enchufa ese respirador tan especial que te puede renovar y cambiar tu vida...
Como escribe Fray Tomás: "No estamos celebrando una fiesta en honor del Espíritu Santo ni recordando un hecho que aconteció en el pasado. Estamos tratando de descubrir y vivir una realidad que está tan presente hoy como hace dos mil años..."  Y mi esfuerzo tiene que ir encaminado a revivir la misma experiencia de Jesús de Nazaret. Esa relación profunda con Dios que va marcando todo lo que siente, piensa, dice y hace.
Así insiste Fray Tomás: "Ser cristiano consiste en alcanzar una vivencia personal de la realidad de Dios-Espíritu que nos empuja desde dentro a la plenitud de ser. Es lo que Jesús vivió. El evangelio no deja ninguna duda sobre la relación de Jesús con Dios-Espíritu: fue una relación “personal”; Se atreve a llamarlo papá, cosa inusitada en su época y aún en la nuestra; hace su voluntad; le escucha siempre. Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar esa experiencia de Dios..."
Entonces decidirme a seguir las huellas del Maestro quiere decir que, poco a poco, voy centrando y profundizando mi propia vida teniendo como referencia y objetivo una humanidad tan solidaria, tan llena de amor y de ternura, que mi aliento se vaya pareciendo al que movía y motivaba al propio Jesús de Nazaret. Y cuando doy mis primeros pasos en esa dirección es como si desde lo más profundo comenzara a brotar una fuente de agua que calma y colma todas mis ansiedades, mis miedos, añoranzas y deseos. Porque, como ya he ido aprendiendo de otras personas que van delante de mí, Dios ya nos ha dado todo: su aliento, su espíritu, su vida, su amor... A mí me toca descubrirlo. Y toda mi oración es algo así como reiniciar mi sistema de vida, volver a conectarme, cargar mi batería... Algo como lo que estamos haciendo todos los días con nuestros medios de comunicación.
"Jesús, - comenta Fray Marcos promueve una fraternidad cuyo lazo de unidad es el Espíritu-Dios..." Por encima de todos los grupos, partidos políticos, asociaciones, grupos y cuadrillas, lo que va a marcar en profundidad mi vida es ese aliento (Espíritu) de Dios. Así era la fuerza, la motivación y entrega total en la vida de Jesús de Nazaret. Seguro que recargaba su batería continuamente... (sus tiempos de oración, sus ratos de silencio, su concentración en la Buena Noticia...). Y todos nosotros, tan sabios y tan técnicos en lo que se refiere a móviles, tablets y demás, necesitamos aprender y dar prioridad a esos otros cargadores del Espíritu de Dios.
Texto del evangelio de Juan (20,19-23)

sábado, 23 de mayo de 2020

Llevar a los demás el mensaje del Maestro

24 de Mayo de 2020

Evangelio de cada díaPara este fin de semana se nos ofrece un texto del evangelio de Mateo para celebrar la fiesta de la Ascensión.
Inma Calvo escribe esta introducción: "La teología de los evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento se articula en base a relatos simbólicos. Orientados a la catequesis, son escritos llenos de plasticidad, como por ejemplo, la escena de la Ascensión. Me imagino que sin libros, era la forma más eficaz para recordar las enseñanzas. Después, en el silencio de la meditación, los discípulos tratarían de ir desentrañando los símbolos y asimilando esas realidades. Para mí, hoy, ¿qué me sugiere este relato?..."
Y ahí estamos nosotros. A lo largo de los años hemos ido celebrando una fiesta unida en muchas ocasiones de fiestas de Primera Comunión y otros eventos religiosos y, tal vez, nunca nos hemos preguntado qué sentido y qué significado tiene para nosotros mismos.
Fray Marcos nos sugiere y aclara: -"El lenguaje que utilizan los textos es simbólico y no podemos entenderlo como si fuera científico y realista. No podemos seguir utilizando un lenguaje que responde a una visión mítica de la realidad. Cuando se creía que Dios estaba en lo más alto (cielo), que el hombre estaba en el medio (tierra) y que el demonio estaba en lo más bajo (infierno). El lenguaje utilizado se entendía perfectamente en aquella época..."  
"- Debemos entender la ascensión como parte del misterio pascual que es una única realidad. Ni la resurrección, ni la ascensión, ni el sentarse a la derecha del Padre, ni la glorificación, ni la venida del Espíritu, son hechos reales separados. Se trata de una realidad única que está sucediendo en este mismo instante, porque está fuera del tiempo y del espacio..."
Tenemos tan metidas en nuestro subconsciente tantas imágenes y representaciones de la Resurrección, de la Ascensión, de la venida del Espíritu Santo... que nos resulta sumamente difícil entrar en esa nueva dimensión. Y, sin embargo, tenemos una dificultad enorme para captar y entender de alguna manera todas esas realidades a las que hemos venido llamando "cielo, infierno, glorificación, condena..."
Sigue el comentario de Fray Marcos: -"La ascensión empezó en el pesebre y terminó en la cruz: ¡Todo está cumplido! Ahí terminó la trayectoria humana de Jesús y sus posibilidades de crecer como criatura. Él había llegado a la plenitud total en Dios... Por haberse despegado de todo lo que en él era transitorio y terreno, solo permaneció de él lo que había de Dios, y con Él se identificó absolutamente, totalmente, definitivamente. Este es el sentido profundo de la Ascensión..."
Algo así sería lo que daría sentido a mi vida. En determinado momento yo recibo el don de la vida (la recibo de mis padres) que tiene sus raíces más profundas en el Ser por excelencia: Dios mismo. Y el objetivo de mi existencia sería, ante todo, dar plenitud a mi vivir. Es decir, que cada paso que doy, cada acto que realizo vayan encaminados a dejar aparecer la realidad profunda de Dios mismo. No como algo externo a mí, sino como algo que ya llevo en mis entrañas, en mi corazón: ser plenamente humano. Como solemos decir de una persona que es todo corazón, todo ternura, todo solidaridad...
Y Jesús, el  Maestro, les envió y nos envía a predicar, a dar a conocer, a transmitir... "- Predicar el “Reino de Dios” no es un capricho de unos iluminados sino mandato expreso de Jesús. Todo cristiano tiene, como primera obligación, llevar a los demás el mensaje de su Maestro... Si tenemos en cuenta que el núcleo del evangelio es el amor, entonces es lo primero que tiene que manifestarse en la vida de un cristiano..."
Llevar a los demás el mensaje del Maestro.
Texto del evangelio de Mateo (28,16-20)

sábado, 16 de mayo de 2020

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos

17 de mayo 2020
Si me amais guardareis mis mandamientos. (con imágenes) | Dibujos ...Seguimos leyendo y escuchando el evangelio de Juan (cap.14, 15-21). Es un texto denso, como si fuera el mensaje de Jesús concentrado. Algo que, más tarde, encontraremos en la primera Carta de Juan... "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos..."
Para mejor entender el sentido de lo que leemos o escuchamos Fray Marcos nos hace la siguiente introducción: "Se habla de la presencia de Dios, de Jesús y del Espíritu en la primera comunidad. Se trata de hacer ver a los cristianos de finales del s. I, que no estaban en inferioridad de condiciones con relación a los que habían conocido a Jesús; por eso es tan importante este tema, también para nosotros hoy. Nos pone ante la realidad de Jesús vivo que nos hace vivir a nosotros con la misma Vida que él tenía antes y después de su muerte; y que ahora se manifiesta de una manera nueva. Se trata de la misma Vida de Dios (Zoe). Esto explica que entre en juego un nuevo protagonista: el Espíritu..."
Entiendo que, muy a menudo, el lenguaje que han usado y siguen usando los sabios y entendidos de la Iglesia termina por confundirnos. Donde Jesús de Nazaret habla de la Vida de Dios, de Dios que es Espíritu y de su vida misma, simplemente está usando un lenguaje que aquellas personas podían entender (aún empleando diferentes palabras). Dios es espíritu, nadie lo ha visto. El que ama, tiene la vida de Dios. Su espíritu habita en él... Juan en sus cartas utiliza ese lenguaje continuamente. No está hablando de 3 personas, de 3 naturalezas... Está hablando de esa realidad nueva, la vida de aquellas personas que se han encontrado con el  Maestro y vive a su estilo y manera.
"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos -Sigue el  comentario de Fray Marcos- Sus mandamientos que en el capítulo anterior quedaron reducidos a uno solo: amar. Quien no ama a los demás no puede amar a Jesús, ni a Dios. Los mandamientos son exigencia del amor. Las “exigencias” no son obligaciones impuestas desde fuera sino la exigencia que viene del interior y que se debe manifestar en cada circunstancia concreta. Para Juan, “el pecado del mundo” era la opresión, que se manifiesta en toda clase de injusticias. El “amor” es también único, que se despliega en toda clase de solidaridad y entrega a los demás..."
Formados y conformados con lo que aprendimos en el Catecismo y en las clases de Religión, hemos ido basando nuestra religiosidad y devoción en el cumplimiento de Mandamientos (de Dios y de la Iglesia) que nos daban un aprobado y una buena nota para acceder a la salvación eterna, al cielo. Y aprendimos a interpretar el mensaje del evangelio en base a un Código de Normas y Prohibiciones además de una serie de prácticas y devociones que nos hacían ser buenos hijos de la Iglesia.
Ahora, al leer y escuchar atentamente el mensaje, quizás tengamos algunas dudas al respecto. Y no es que no quedara claro en las lecturas de los otros evangelios, sino que con eso de las normas y mandamientos se nos hacía más fácil de cumplir... Lo malo es que no se trata de cumplir, sino de vivir, de hacer y entender las cosas de otra manera. Si no amo, no guardo su mensaje, su mandamiento. Si no sé amar a los que voy encontrando en mi camino, no he entendido la Buena Noticia del Maestro de Nazaret. Y ahí entran las diferentes personas que me rodean, las del barrio, las que me encuentro delante del super, las que pasan necesidad, las que no son de aquí, las que piensan diferente... Y cuando empezamos a poner cariño en nuestras acciones y en nuestra vida, dice Jesús, que Dios y él mismo estarán dentro de nosotros... Su espíritu, su aliento, será el nuestro...
Y ésa es la manera de amar a Dios y a Jesús... Como escribe José Antonio Pagola: "Jesús es la única persona que merece ser amada de manera absoluta. Quien lo ama así no puede pensar en él como si perteneciera al pasado. Su vida no es un recuerdo. El que ama a Jesús vive sus palabras, «guarda sus mandamientos», se va «llenando» de Jesús..." 
Al vivir amando a las otras personas, estamos amando a Jesús. Al poner nuestro cariño y ternura en la atención a los demás es cuando tengo el espíritu de Dios, cuando respiro como Él. Y mi vida se va llenando de algo realmente increíble que nos llena de paz y de una serenidad que nada y nadie nos puede dar.
Texto del evangelio de Juan 14, 15-21

sábado, 9 de mayo de 2020

Camino Verdad Vida

10 de Mayo de 2020

Nuevamente un texto del evangelio de Juan para la eucaristía de este fin de semana. Fray Marcos abre su comentario con estas palabras que nos pueden ayudar a situarnos: "Aunque Juan pone en boca de Jesús todo el discurso, en realidad se trata de reflexiones de la comunidad a través de muchos años de vivencia cristiana..." "Todo el lenguaje es mítico-simbólico. Me voy, me quedo, vuelvo, no se puede entender literalmente... Hoy tendríamos que decir que la meta de todo está en Dios. Esa identificación con Dios es la que tenemos que descubrir y vivirla ya aquí. En Jesús, Dios ha manifestado su proyecto para el hombre, que se tiene que realizar en cada uno..."

Ése es nuestro reto. Saliendo como estamos de esta pandemia, es muy posible que nos encontremos y sintamos como aquellos seguidores de Jesús de Nazaret. En boca de Tomás: "No sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?. O en boca de Felipe: "Muéstranos al Padre.."


Y Juan pone en boca de Jesús esa frase que hemos oído y escuchado tantas veces: "Yo soy Camino. Yo soy Verdad. Yo soy Vida." Como subraya Fray Marcos: "Sin artículo ni determinado ni indeterminado, porque lo que se quiere decir que está más allá de ambos. Se trata del texto más profundo de todo el evangelio. Camino, Verdad, Vida hacen referencia al Padre..."


Ese sentido hondo e intenso de la frase de Jesús creo que simplemente lo hemos guardado como si fuera un documento o un pergamino muy antiguo y precioso que, de cuando en cuando, lo sacamos y le quitamos el polvo. Pero... me temo que no nos ha llegado al alma, a ese punto íntimo y profundo que decide nuestro estilo de vida.


Voy a tomar prestadas las palabras de Fray Marcos porque me han parecido una explicación excelente y además nos pueden guiar hacia ese camino, esa verdad y esa vida de la que habla el Maestro.
"Jesús es Camino, que empieza y termina en Dios... Jesús es, como todo ser humano, un proyecto ya realizado, porque recorrió el camino que le llevó a la plenitud humana. Ese camino es el amor total que abarca toda su vida. Los que le siguen deben recorrer también ese camino, es decir, ir de Dios que es su origen hasta Dios que es la meta..."

Asumir, es decir hacer mío, que vengo de Dios y vuelvo a Dios. Que ser seguidor de Jesús de Nazaret es recorrer ese camino ahondando en lo que es su plenitud: el amor. "En eso conocerán que sois mis discípulos"... Llegar a tener en lo más profundo e íntimo de mí mismo que ésa es la plenitud humana. Que no es el tener cosas, el saber infinidad de ciencias, el dominar tantos conocimientos o el poder y la gloria de la fama... No! Vivir y respirar con el aliento de Dios del que vengo y al que voy. Ese aliento de Dios, que también llamamos Espíritu Santo, es el que me hace ver a los hermanos y ser tierno y compasivo.
"Yo soy verdad, es decir soy lo que tengo que ser... Jesús es auténtico, hace presente a Dios, que es su verdadero ser...Yo soy Vida, es decir, lo esencial de mi ser está en la energía (Dios) que hace que sea lo que soy..."
Y la petición de Felipe: -"Muéstranos al Padre. "-¿Cómo dices tú, muéstranos al Padre?" Esta queja es una clara reflexión pascual. En su vida pública, sus seguidores no entendieron ni jota de lo que era Jesús. Felipe sigue separando a Dios del hombre. No ha descubierto el alcance del amor-Dios ni su proyecto sobre el hombre. No se han enterado de que Dios sólo es visible en el hombre..."

El camino que tenemos delante, en general, pero sobre todo ahora a la salida de esta pandemia nos llena de preguntas e incertidumbres. Políticamente, socialmente, económicamente... ¿cómo será nuestra vida? ¿qué vamos a hacer? ¿cómo será nuestro futuro? 

Yo soy Camino, Verdad, Vida... 
Estemos en la Fase que estemos de esta pandemia. Tengamos la edad que tengamos. Dispongamos de muchos o de pocos conocimientos... El camino, siguiendo las huellas del Maestro, es ése: el amor de Dios, su vida, está dentro de nosotros. Y esa verdad y esa vida la tengo que descubrir en mis hermanos. "Dios sólo es visible en el hombre..."
Texto del evangelio de Juan (14,1-12)

domingo, 3 de mayo de 2020

Yo soy la puerta

3 de Mayo de 2020

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y ...El texto de la Eucaristía de este fin de semana, tomado del evangelio de Juan (cap.10, 1-10), se nos habla del pastor y de las ovejas... Refleja el sentir y el pensamiento de aquella primera comunidad de seguidores. Jesús es el pastor y la puerta. Si no reconocemos su voz o su silbido, no lo distinguiremos y seguiremos con nuestras vidas, con nuestras rutinas, encerrados en nuestros problemas y dificultades.
Me gusta mucho el comentario que hace Fray Marcos y me ayuda a entender el fondo del relato: "El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta de aquellos apriscos, era el pastor. El rebaño eran las 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran la base de la economía familiar. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder controlarlas, tanto a la entrada como a la salida. Esa entrada no tenía puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche..."
"Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían muy bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con ella, salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato..."
Me pregunto si soy capaz de oír y reconocer la voz de Jesús. ¿En este mundo tan lleno de voces, mensajes, músicas y sonidos... llego a distinguir la voz, el mensaje del Maestro? ¿A quién sigo? ¿Acaso es más fuerte la voz de la televisión, de las revistas, de los mensajes, de los whatsapp, de lo que está de moda...?
Apenas si estamos saliendo de esta pandemia del coronavirus con todas las consecuencias y condicionamientos con ganas de volver a la vida de antes: salir, entrar, relacionarnos, comunicar personalmente... Nosotros, los seguidores de Jesús de Nazaret, qué comunicamos? qué tenemos que decir y transmitir? Resuena dentro de nosotros el mensaje de nuestro Maestro? En la vida y en la muerte; en situaciones duras; en lo que llamamos momentos de prueba... ¿Sabemos distinguir esa voz que nos tranquiliza, ese silbido que nos da ánimo?
Fray Marcos completa su comentario de esta manera: "Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer lo que nos pide, pero sobre todo obedecerle. Las llama por su nombre, porque cada una tiene nombre propio..."
Creo que, muy a menudo, andamos desconectados o no tenemos cobertura. No oímos su voz. Y si la escuchamos no acabamos de identificarla. Tal vez sus palabras nos suenan demasiado a iglesia, a religión, a rezos y ceremonias... Hemos terminado por poner nuestro filtro a todo lo que se refiere al evangelio y ni voz, ni silbido, ni puerta...
Mi próximo objetivo tiene que ser: Sintonizar con su voz, escucharla y... seguir sus huellas. Él es la puerta. Me conoce y me llama... a mí. Es su invitación.
Texto del evangelio de Juan (10,1-10)

Se acerca vuestra liberación

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