24 de Mayo de 2020
Para este fin de semana se nos ofrece un texto del evangelio de Mateo para celebrar la fiesta de la Ascensión.
Inma Calvo escribe esta introducción: "La teología de los evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento se articula en base a relatos simbólicos. Orientados a la catequesis, son escritos llenos de plasticidad, como por ejemplo, la escena de la Ascensión. Me imagino que sin libros, era la forma más eficaz para recordar las enseñanzas. Después, en el silencio de la meditación, los discípulos tratarían de ir desentrañando los símbolos y asimilando esas realidades. Para mí, hoy, ¿qué me sugiere este relato?..."
Y ahí estamos nosotros. A lo largo de los años hemos ido celebrando una fiesta unida en muchas ocasiones de fiestas de Primera Comunión y otros eventos religiosos y, tal vez, nunca nos hemos preguntado qué sentido y qué significado tiene para nosotros mismos.
Fray Marcos nos sugiere y aclara: -"El lenguaje que utilizan los textos es simbólico y no podemos entenderlo como si fuera científico y realista. No podemos seguir utilizando un lenguaje que responde a una visión mítica de la realidad. Cuando se creía que Dios estaba en lo más alto (cielo), que el hombre estaba en el medio (tierra) y que el demonio estaba en lo más bajo (infierno). El lenguaje utilizado se entendía perfectamente en aquella época..."
"- Debemos entender la ascensión como parte del misterio pascual que es una única realidad. Ni la resurrección, ni la ascensión, ni el sentarse a la derecha del Padre, ni la glorificación, ni la venida del Espíritu, son hechos reales separados. Se trata de una realidad única que está sucediendo en este mismo instante, porque está fuera del tiempo y del espacio..."
Tenemos tan metidas en nuestro subconsciente tantas imágenes y representaciones de la Resurrección, de la Ascensión, de la venida del Espíritu Santo... que nos resulta sumamente difícil entrar en esa nueva dimensión. Y, sin embargo, tenemos una dificultad enorme para captar y entender de alguna manera todas esas realidades a las que hemos venido llamando "cielo, infierno, glorificación, condena..."
Sigue el comentario de Fray Marcos: -"La ascensión empezó en el pesebre y terminó en la cruz: ¡Todo está cumplido! Ahí terminó la trayectoria humana de Jesús y sus posibilidades de crecer como criatura. Él había llegado a la plenitud total en Dios... Por haberse despegado de todo lo que en él era transitorio y terreno, solo permaneció de él lo que había de Dios, y con Él se identificó absolutamente, totalmente, definitivamente. Este es el sentido profundo de la Ascensión..."
Algo así sería lo que daría sentido a mi vida. En determinado momento yo recibo el don de la vida (la recibo de mis padres) que tiene sus raíces más profundas en el Ser por excelencia: Dios mismo. Y el objetivo de mi existencia sería, ante todo, dar plenitud a mi vivir. Es decir, que cada paso que doy, cada acto que realizo vayan encaminados a dejar aparecer la realidad profunda de Dios mismo. No como algo externo a mí, sino como algo que ya llevo en mis entrañas, en mi corazón: ser plenamente humano. Como solemos decir de una persona que es todo corazón, todo ternura, todo solidaridad...
Y Jesús, el Maestro, les envió y nos envía a predicar, a dar a conocer, a transmitir... "- Predicar el “Reino de Dios” no es un capricho de unos iluminados sino mandato expreso de Jesús. Todo cristiano tiene, como primera obligación, llevar a los demás el mensaje de su Maestro... Si tenemos en cuenta que el núcleo del evangelio es el amor, entonces es lo primero que tiene que manifestarse en la vida de un cristiano..."
Llevar a los demás el mensaje del Maestro.
Texto del evangelio de Mateo (28,16-20)
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