29 de Marzo de 2020
La realidad de estos días se nos impone. Es la pandemia, el coronavirus, la vida y la muerte. Y el evangelio que se nos propone en la eucaristía de este fin de semana es un texto tomado del evangelio de Juan (11, 1-45). "La resurrección de Lázaro".
Como escribe Fray Marcos: "En el relato de hoy, todo es simbólico. Los tres hermanos representan la nueva comunidad. Jesús está totalmente integrado en el grupo por su amor a cada uno. Unos miembros de la comunidad se preocupan por la salud de otro. La falta de lógica del relato nos obliga a salir de la literalidad..."
Frecuentemente nos hemos agarrado al texto, así tal cual. Jesús que resucita a su amigo Lázaro... Una milagro que nos muestra que es el Mesías, capaz de devolver a la vida a un muerto... Y, quizás, nos aferrábamos a eso para hacer fuerte nuestra fe en Jesús. Pero... ¿es realmente ése el sentido y significado de la narración de Juan?
"Si seguimos preguntando -escribe Fray Marcos- si Lázaro resucitó o no, físicamente, es que seguimos muertos. La alternativa no es, esta vida, solamente aquí abajo u otra vida después, pero continuación de esta. La alternativa es: vida biológica sola, o Vida definitiva durante esta vida y más allá de ella. Que Lázaro resucite para volver a morir unos años después, no soluciona nada. Sería ridículo que ese fuese el objetivo de Jesús..."
En otros momentos hemos comentado lo que Jesús de Nazaret proclama como Buena Noticia, ese proyecto de un estilo de vida que tiene como referencia y modelo a Dios mismo. Y toda su vida y todo su esfuerzo lo pone en hacernos comprender que nuestra vida tiene que ir marcada por unos objetivos diferentes. "Jesús no viene a prolongar la vida física, viene a comunicar la Vida de Dios que él mismo posee... - comenta Fray Marcos.
"En estos días la pandemia de coronavirus, -escribe Patricia Paz desde Argentina- nos está mostrando muchos ejemplos de lo que somos como sociedad. Tanto los ejemplos positivos como los negativos traen enseñanzas para el futuro, si es que queremos construir un mundo distinto..." "Creo en la conversión de los corazones, en conciencias que evolucionan y pueden vislumbrar una sociedad distinta... Quizás lo mío sea de un optimismo un poco infantil, pero soy seguidora de Jesús, y entiendo que sus enseñanzas tienen algo de utopía, pero si la utopía no es nuestro horizonte, será pobre nuestra respuesta..."
Quiero hacer mías esas palabras de Patricia Paz y soñar con ese proyecto de Jesús de Nazaret en situaciones como ésta que afecta directamente nuestra vida y revisar esa fe que he venido proclamando a lo largo de mi vida.
Me hace mucho bien prestar atención a la palabra del Maestro: "El que cree en mí, aunque haya muerto... vivirá". Creo que, ante todo, me propone creer en él, en su proyecto, en su buena noticia... Y, aunque ande por esta vida como un muerto, como un zombi, tendré vida, algo que me devuelve a la raíz y fuente de donde venimos, a esa fuente de vida que es Dios mismo. Y en medio de cualquier realidad, esta pandemia o cualquier otra, que nos descoloca y nos remueve podré sentir que tengo vida y podré comunicar a los demás algo tan difícil de explicar como lo que dice Jesús de Nazaret: "...aunque haya muerto...vivirá".
Texto del evangelio de Juan (11,1-45)
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