sábado, 3 de agosto de 2019

Los bienes que tengo

4 de agosto
Resultado de imagen de rico para con DiosEn más de una ocasión Jesús de Nazaret nos ha cuestionado sobre nuestros bienes. En el sermón de la montaña dice: Bienaventurados los pobres... También la parábola del rico epulón... O cuando responde a la pregunta del joven rico: Anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres... Pero además su estilo de vida, su modo de hacer, nos cuestiona a todos los que nos decimos sus seguidores.
Cuando los envía a los pueblos a anunciar la buena noticia del reino de Dios les propone ir por los caminos sin bolsa, sin dinero, sin doble túnica... 
Me pregunto si realmente podemos llamarnos "seguidores" de Jesús de Nazaret.

Los bienes que tengo. Hablamos de los ricos y miramos hacia arriba, a los de lejos y, tal vez, necesitamos revisar nuestra mente y nuestro corazón. ¿Cuál es nuestro tesoro? ¿Dónde pongo mi corazón?

José Ant. Pagola lo comenta de esta manera: "Este rico de la parábola reduce su existencia a disfrutar de la abundancia de sus bienes. En el centro de su vida está solo él y su bienestar. Dios está ausente. Los jornaleros que trabajan sus tierras no existen. Las familias de las aldeas que luchan contra el hambre no cuentan. El juicio de Dios es rotundo: esta vida sólo es necedad e insensatez...
En estos momentos, prácticamente en todo el mundo está aumentando de manera alarmante la desigualdad. Este es el hecho más sombrío e inhumano: «los ricos, sobre todo los más ricos, se van haciendo mucho más ricos, mientras los pobres, sobre todo los más pobres, se van haciendo mucho más pobres» (Zygmunt Bauman)... 

Y yo formo parte del mundo rico. Incluso puedo llegar a pensar ¡Qué suerte he tenido! No soy negro; mis padres no tuvieron que venir en patera; no he tenido que emigrar y mendigar para sobrevivir; tengo mis papeles y tengo Seguridad Social...
Y, sin darnos cuenta, desviamos la vista para no ver, para no saber, para no complicarnos. 

Un breve comentario de Fray Marcos: "El objetivo del hombre es desplegar su humanidad. El evangelio nos dice que tener más no nos hace más humanos. La conclusión es muy sencilla: la posesión de bienes de cualquier tipo, no puede ser el objetivo último de ningún ser humano. La trampa de nuestra sociedad está en que no hemos descubierto que cuanto mayor capacidad de satisfacer necesidades tenemos, mayor número de nuevas necesidades desplegamos..."

Está claro que mientras sigamos poniendo como objetivo de nuestra vida el tener más o vivir mejor teniendo más... difícilmente cambiaremos el estilo de nuestro mundo. Sólo conseguiremos dar los primeros pasos en la escuela de Jesús de Nazaret el día en que pongamos como objetivo de nuestra vida crecer en humanidad, abrir nuestros ojos para ver y sentir a esas personas a las que parece que se les ha negado el mínimo que hace falta para pasar de marginada y olvidada y poder alcanzar una pequeña parte de bienes (casa, alimentos, salud, trabajo)... ¿Qué hago con los bienes que tengo? ¿Voy creciendo en humanidad?

Texto del evangelio de LUCAS 12, 13-21


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