sábado, 4 de mayo de 2019

Nuestra experiencia pascual

5 de Mayo de 2019

Resultado de imagen de no pescaron nada en toda la nocheEn este tercer domingo de Pascua se nos propone el texto del evangelio de Juan (Una aparición de Jesús junto al lago, la pesca milagrosa, el reconocimiento del Señor...) y, de nuevo, se nos plantea a nosotros como si fuera un acertijo: ¿Quién es? ¿De verdad es él? ¿Nos importa y nos afecta? ¿Seguimos con nuestra rutina?
Me gusta cómo lo plantea Fray Marcos: "Nuestro problema sigue siendo la experiencia pascual. Se trata de una vivencia interior que, o se tiene y entonces no hay que explicar nada, o no se tiene y entonces no hay manera de explicarla. Esta simple constatación es la clave para afrontar los textos evangélicos que quieren transmitir dicha experiencia. No hay ni palabras ni conceptos en los que poder meter la realidad vivida, por eso lo primeros cristianos acudieron a los relatos simbólicos..."
De ahí que, muy frecuentemente,  nosotros volvamos a nuestra rutina (a lo que siempre hemos hecho), y todo eso de la Pascua se nos haya quedado en una celebración, en unos actos religiosos, en unos relatos más o menos fantásticos que hace mucho mucho tiempo vivieron unas personas.
Insiste Fray Marcos: "El objeto de estos textos no es explicar ni convencer, sino invitar a la misma experiencia que hizo posible la absoluta seguridad de que Jesús estaba vivo. Descubriremos la fuerza arrolladora de esa Vida y podremos intuir la profundidad del cambio operado en ellos. Las autoridades religiosas y romanas no solo pretendieron matar a Jesús, sino borrarle de la memoria de los vivos. La crucifixión llevaba implícita la absoluta degradación del condenado y la práctica imposibilidad de que esa persona pudiera ser rehabilitada de ninguna manera..."
Y hoy en día lo que nos hace revivir y experimentar la resurrección de Jesús es la transformación que se opera en algunas personas entre nosotros, gentes que a medida que aceptan el proyecto de Jesús van sintiendo y viviendo esa nueva vida al estilo de Jesús de Nazaret. Es su experiencia pascual y son capaces de "ver al Señor" y su vida ya no volverá a ser una rutina.
Creo que ésa tiene que ser nuestra mayor aspiración. Y, claro, no es a fuerza de estudiar o a fuerza de rezar. No, creo que todo lo que Jesús les pedía es una conversión total, un cambio de valores que nos llega a parecer cosa de locos; pero es que si tomamos los valores que nuestra sociedad ofrece y los que propone Jesús como buena noticia, nos damos cuenta de que estamos en el ABC.
Cierro los ojos y me digo que, a pesar de todo, me propongo unirme a su proyecto (el de Jesús) y dejar que su espíritu y su fuerza me ayuden a caminar tras sus huellas.
Texto del evangelio de Juan (21,1-19)

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